Huelva y sus lugares colombinos: El Monasterio de La Rábida
Junto al Muelle de las Carabelas, viajarás en el tiempo para conocer la gesta de Cristóbal Colón.
La Rábida, en Palos de la Frontera, se alza como uno de los enclaves más especiales de la provincia de Huelva. Por su historia, por su patrimonio y por ser la cuna del Descubrimiento, el Monasterio de Santa María de La Rábida es un espacio único para muchos onubenses y para los cientos de turistas que pasean por su recinto a diario.
Desde lejos, se puede observar un amplio paseo de palmeras que conecta este recinto con la Columna del IV Centenario, mientras que el Muelle de las Carabelas y el Parque Botánico José Celestino Mutis completan los Lugares Colombinos. Ya en Huelva capital, el Monumento a Colón da por finalizado un recorrido tan especial como imprescindible para los turistas que cada año deciden visitar la provincia y realizar un viaje a través de su historia.
El Monasterio de La Rábida encuentra su origen entre los siglos XIV y XV bajo un estilo gótico-mudéjar que en la actualidad llama aún la atención a los visitantes. Un espacio cuidado, tranquilo y en el que la masificación no es habitual, por lo que cualquier época del año es idónea para recorrer este lugar, en el que también viven algunos franciscanos en un edificio anexo que oficializan las misas y gestionan el Monasterio.
El arte, los motivos cristianos y la cultura se mezclan en este espacio en el que hay lugar para todas las personas, ya sean mayores o niños pequeños, para los que existen folletos adaptados que explican la historia del Descubrimiento.
Entre los elementos más especiales, destacan los cuadros del pintor palmerino Juan Manuel Núñez, que bajo un estilo gótico, ocupan la galería del patio central además de los frescos de Vázquez Díaz, una obra de arte de valor incalculable y que ocupa la atención cualquiera que pasa por su lado. En cuanto a los motivos religiosos, la Iglesia está presidida por un Crucificado, obra de León Ortega en 1962, mientras que una de las imágenes más singulares es la de la Virgen de los Milagros, patrona de Palos de la Frontera y que, como tal, cuenta con una capilla que la acoge en el seno del propio Monasterio.
También en la planta baja se encuentra el cláustro mudéjar, creado en el siglo XV y una de las partes mejor conservadas tras el terremoto de Lisboa de 1755, con el que el recinto se vio obligado a reconstruir algunas de las partes. Asimismo, en los alrededores del claustro reside la Sala de Conferencias y el Refectorio, que cuenta con un púlpito.
Una vez visitada la parte más antigua, la planta superior tiene dos accesos. El primero de ellos se hace a través de una pequeña escalera que recrea la antigua vida de los franciscanos y conserva la esencia del patrimonio, mientras que el segundo de ellos es una escalera amplia en la que el acceso se realiza de forma menos complicada. Ya arriba, los turistas pueden apreciar la belleza de la Sala Capitular, además de una galería que cuenta con numerosos cuadros y tres pequeñas réplicas de las Carabelas así como la Sala de Banderas, en la que hay diversos cofres de tierra pertenecientes a los distintos países iberoamericanos.
En este enclave armonioso en el que convive la tranquilidad con el turismo y la cultura, el Monasterio de Santa María de La Rábida es uno de los grandes reclamos de estas fechas, en las que las Fiestas Colombinas de Huelva toman especial relevancia por el Descubrimiento de América en 1492, motivo de su celebración.
Podrás visitar este espacio de martes a domingo de 10:00 a 18:00 (de forma ininterrumpida) por un precio de 3,00 €.
Con el paso de los años, el Monasterio de Santa María de La Rábida no sólo se ha convertido en un enclave histórico para la provincia de Huelva, sino en una pieza fundamental en su mecanismo junto al Monumento a Colón, el Muelle de las Carabelas y el Parque Botánico José Celestino Mutis, que conforman los Lugares Colombinos y que en la actualidad continúan siendo uno de los paisajes más interesantes para el turismo. Arte, cultura y fe conviven actualmente en un mismo espacio que se torna como mágico tanto por su apariencia exterior como interior y que cobra una especial importancia en el mes de agosto.
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