Tres playas de Huelva para perderse
Si buscas desconectar y tomar aire mientras disfrutas del sol, las playas de Huelva te esperan este verano.
Estas tres playas te robarán el corazón.
El verano es sinónimo de paz, tranquilidad y relax. Por eso, cada vez son más los que buscan un destino poco aglomerado para pasar el período estival.
En la Costa onubense encontrarás verdaderos paraísos naturales en los que perderte con la brisa del mar como única compañía.
Te dejamos tres playas onubenses para desconectar y disfrutar de los días de sol.
Los Enebrales, un paraíso virgen en la Costa
En el entorno del Paraje Natural Los Enebrales se ubica esta playa, cuyo mayor encanto es la escasa afluencia de bañistas al ser considerada prácticamente virgen.
Este paraje costero se extiende desde el casco urbano de Punta Umbría hasta la playa de La Bota y está considerado como un enclave de gran valor ecológico, ya que constituye uno de los pocos bosques mixtos de sabinas y enebros que se conservan en todo el litoral andaluz.
Los amantes de la tranquilidad, el descanso y el contacto directo con la naturaleza, encontrarán sin duda en Los Enebrales, su playa ideal y soñada.
Con una extensión de dos kilómetros y medio de longitud, por una anchura media que supera los 50 metros, esta playa aislada, sin urbanizar es muy frecuentada por quienes practican el nudismo.
Igualmente, la cercanía de este paraje natural al núcleo de población y sus itinerarios señalizados lo convierten en un excelente lugar para practicar actividades como el senderismo o el cicloturismo.
El visitante encontrará un fácil acceso a pie hasta la zona de baño desde la playa urbana de Punta Umbría, de la que es aledaña, o desde los aparcamientos de otra de las playas más conocidas de la localidad, la de La Bota. También puede accederse a esta playa a través del carril bici de madera que recorre el límite del paraje en toda su longitud.
Este tesoro de la costa occidental de Huelva, sólo dista 400 metros de la entrada a Punta Umbría. Sorprende cómo sólo unos minutos pueden separar el bullicio de la playa urbana del silencio y la tranquilidad que se respiran en la playa de Los Enebrales, un paraíso natural que se ha quedado al margen de las grandes construcciones humanas.
En cuanto a la fauna que habita en este paraje, se encuentran la lagartija cenicienta, la colirroja, el lagarto ocelado, el herrerillo común, la curraca capirotada, la rabilarga, el verdón común y el jilguero. Los Enebrales también constituye el hábitat del camaleón común, especie amenazada en nuestra comunidad por la desaparición de su entorno debido a cambios en el uso del terreno y muy especialmente por su uso para urbanización.
Con respecto a las instalaciones y servicios, la playa de Los Enebrales, por su carácter "virgen", tan solo cuenta con un puesto de primeros auxilios, seis pasarelas de madera de acceso, dos zonas destinadas a hamacas y sombrillas y un par de chiringuitos.
Rompeculos, un paraíso a los pies de Doñana
La playa de Rompeculos es una de las favoritas para los amantes de la naturaleza. Ubicada entre el Poblado Forestal de Mazagón, el Parador de este enclave y el Camping Doñana, sorprende a todos aquellos que la visitan.
Para llegar a este singular rincón, en el corazón del Parque Natural de Doñana, el visitante puede acceder desde Huelva o Sevilla por la A-494. A pie de carretera, tras atravesar el carril bici que une los núcleos costeros de Mazagón con Matalascañas, existe un gran aparcamiento, de pago. Desde aquí, a través de una gran pasarela de madera, rodeada de una vegetación de zarzas y romero, con grandes y esbeltos pinares, se baja hasta llegar, por fin, al Litoral Atlántico.
Su llamativa nomenclatura viene del siglo XIX y hace referencia a un pequeño cauce irregular que rompió la línea de dunas y abrió el camino hacia la playa.
La mano del hombre apenas se deja ver en este entorno incomparable. Es precisamente ese encanto de lo natural y salvaje el que se convierte en seña de identidad de esta playa inmensa, en la que el visitante mire donde mire colma sus sentidos entre el mar y la vegetación que crece entre los pequeños acantilados.
Desde los acantilados cercanos se puede vislumbrar el océano en toda su plenitud, así como los barcos pesqueros, el espigón de Huelva, la centenaria Torre del Oro o las localidades costeras próximas, además de una gran perspectiva de las pocas personas que caminan por la orilla.
Por todas estas razones, es además una de las playas onubenses con más fama por su carácter nudista. Aunque, eso sí, es común ver a muchos bañistas vestidos con calzonas, bikinis y bañadores.
Pero, de todas sus virtudes, quizá el mejor motivo sea la poca afluencia de turistas y veraneantes, al estar alejada de urbanizaciones. En un verano en el que lo natural cobra más peso que nunca, esta playa se convierte en una de las mejores opciones.
El Rompido, una de las playas más naturales y salvajes
La singularidad de Huelva traspasa fronteras y aunque el encanto de nuestros pueblos marineros es palpable los 365 días del año, es en los meses de verano cuando las playas se convierten en el centro de todas las miradas.
Este es el caso de El Rompido. La reconocida publicación de viajes Condé Nast Traveler destaca sus "casitas blancas de pescadores, barcas varadas en el río, arenales desiertos en los que practicar nudismo, hoteles y restaurantes donde disfrutar de la buena vida"... un sinfín de posibilidades reunidas en este entrañable rincón costero.
Entre sus bondades, este reconocido portal de turismo pone en valor la Flecha, una singular y protegida lengua de arena de más de 12 kilómetros de longitud que forma parte del Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido.
Menciona también la Playa de Nueva Umbría, "una de las playas nudistas oficiales mejor consideradas de España por su entorno salvaje y el gran tamaño de su área delimitada"; y el Caño de la Culata, junto a los caños (cauces de arroyos) y los pinos, en la desembocadura fluvial invadida por el océano, entre la playa de Nuevo Portil y la playa de El Portil.
En cuanto al pueblo marinero, lo describe como "una sucesión de edificios blancos, con esencia andaluza, que empieza ya desde las urbanizaciones de la entrada del pueblo (cuando llegas desde Punta Umbría, a tan sólo 15 kilómetros de distancia) y prosigue en su corazón pesquero, junto al puerto y al paseo marítimo".
Habla de sus casitas encaladas de pescadores con vistas a las barcas amarradas y varadas en el río, así como de su gastronomía. Entre los restaurantes indispensables resalta Doña Gamba, un lugar donde cuentan, es ideal comer las populares tres "c": coquinas, chocos y croquetas; o la Casa El Palo, donde comer todo tipo de arroces, mariscos y atún rojo de almadraba en temporada.
Y, por supuesto, invitan a que nadie abandone el pueblo sin visitar sus tradicionales faros. "El primero, con una altura de 13 metros, fue construido a mediados del siglo XIX para balizar la desembocadura del río, pero pronto se quedó pequeño, por lo que hubo que construir otro más alto, de 31 metros, que empezaría a operar en el año 1976 con objeto de completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva".
Igualmente, para alojarse en El Rompido señalan tres referencias claras: El cinco estrellas Precise Resort El Rompido, un complejo hotelero con 184 habitaciones y 305 apartamentos en el que disfrutar del golf; el Playacartaya Aquapark & Spa Hotel, un auténtico parque acuático rodeado de 12.000 hectáreas de pinares protegidos; y el hotel Fuerte El Rompido, con vistas desde sus piscinas al río y a los faros del pueblo y una oferta de actividades tan amplia que no sabrás por dónde empezar.
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