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El Rompido, tradición marinera y naturaleza

Cuatro banderas azules avalan un destino que ofrece un paraje natural único: Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido

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Cartaya.
R.H

04 de septiembre 2021 - 07:05

M.G.

El paraje natural Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido es uno de los pocos enclaves andaluces con playas vírgenes. Con especies únicas, un serpenteo de marismas y senderos que penetran en bosques de pino piñonero, permiten al visitante disfrutar de la naturaleza en estado puro.

El Rompido, ubicado a la orilla de la desembocadura del Río Piedras, ofrece la esencia de un pueblo marinero que conserva sus raíces y atesora huellas de su tradición pesquera.

Destaca su famoso Faro o el Real de la Almadraba de Nueva Umbría, declarado Bien de Interés Cultural.

Más allá de sus magníficas playas, también son seña de identidad del litoral cartayero sus senderos, que parten desde los pinos para llegar al mismo mar. Destacan las Marismas y la Flecha, declaradas Paraje Natural, Lugar de Interés Comunitario y Zona Especial de Protección de Aves.

Senderos de la zona.

La revista Condé Nast Traveler destaca la belleza del pueblo marinero

La reconocida publicación de viajes Condé Nast Traveler destaca sus "casitas blancas de pescadores, barcas varadas en el río, arenales desiertos en los que practicar nudismo, hoteles y restaurantes donde disfrutar de la buena vida"... un sinfín de posibilidades reunidas en este entrañable rincón costero.

Playa de San Miguel, entre Nuevo Portil y El Rompido. / Jordi Landero

Entre sus bondades, este reconocido portal de turismo pone en valor la Flecha, una singular y protegida lengua de arena de más de 12 kilómetros de longitud que forma parte del Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido.

Menciona también la Playa de Nueva Umbría, "una de las playas nudistas oficiales mejor consideradas de España por su entorno salvaje y el gran tamaño de su área delimitada"; y el Caño de la Culata, junto a los caños (cauces de arroyos) y los pinos, en la desembocadura fluvial invadida por el océano, entre la playa de Nuevo Portil y la playa de El Portil.

En cuanto al pueblo marinero, lo describe como "una sucesión de edificios blancos, con esencia andaluza, que empieza ya desde las urbanizaciones de la entrada del pueblo (cuando llegas desde Punta Umbría, a tan sólo 15 kilómetros de distancia) y prosigue en su corazón pesquero, junto al puerto y al paseo marítimo".

Habla de sus casitas encaladas de pescadores con vistas a las barcas amarradas y varadas en el río, así como de su gastronomía. Entre los restaurantes indispensables resalta Doña Gamba, un lugar donde cuentan, es ideal comer las populares tres "c": coquinas, chocos y croquetas; o la Casa El Palo, donde comer todo tipo de arroces, mariscos y atún rojo de almadraba en temporada.

Los faros de El Rompido. / Condé Nast Traveler

Y, por supuesto, invitan a que nadie abandone el pueblo sin visitar sus tradicionales faros. "El primero, con una altura de 13 metros, fue construido a mediados del siglo XIX para balizar la desembocadura del río, pero pronto se quedó pequeño, por lo que hubo que construir otro más alto, de 31 metros, que empezaría a operar en el año 1976 con objeto de completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva".

Igualmente, para alojarse en El Rompido señalan tres referencias claras: El cinco estrellas Precise Resort El Rompido, un complejo hotelero con 184 habitaciones y 305 apartamentos en el que disfrutar del golf; el Playacartaya Aquapark & Spa Hotel, un auténtico parque acuático rodeado de 12.000 hectáreas de pinares protegidos; y el hotel Fuerte El Rompido, con vistas desde sus piscinas al río y a los faros del pueblo y una oferta de actividades tan amplia que no sabrás por dónde empezar.

Precise El Rompido. / Condé Nast Traveler

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