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¿Alguna vez te has preguntado cuál es el pueblo onubense más alejado de Huelva capital? Curiosamente, está incluso bastante más lejos que Sevilla, si tenemos en cuenta los kilómetros en carretera y la distancia territorial. Se trata del pueblo de Encinasola.
La bella localidad de Encinasola se encuentra a 97 kilómetros de distancia que se traducen en 137 kilómetros por carretera, la ruta más corta para llegar allí. En cambio, como ejemplo, Sevilla se encontraría solo a 86 kilómetros de distancia y 96 kilómetros por carretera.
El valor de este pueblo serrano que se encuentra tan lejano de su capital se encuentra, además de en el especial acogimiento de su gente, en su situación estratégica entre Extremadura, Andalucía y el Alentejo portugués. Ir a Encinasola y conocerla es poder respirar la multiculturalidad de este gran entorno que abarca comarcas tan diferentes.
La gastronomía de Encinasola puebla de olores y sabores plazas y calles y en bares, restaurantes y hotel se ofrecen manjares exquisitos al visitante. Los productos de la tierra: las carnes ibéricas, el aceite virgen de su almazara, la miel de la contienda, los productos de caza…, convierten las fiestas otoñales en una deliciosa locura culinaria de cultura, ocio, actividades en la naturaleza y paisajes únicos.
En esta localidad se han encontrado dólmenes de la Edad de Bronce que dan pistas de su antiguo origen. La invasión romana también dejó huella y hasta se dice que Viriato permaneció en tales lugares. En 1594, la población pertenecía al reino de Sevilla en la Sierra de Aroche y, posteriormente, participa en la guerra de la restauración portuguesa por la frontera, la cual perdió.
Encinasola vive de la agricultura, la ganadería y fundamentalmente del sector terciario. Entre sus infraestructuras, cuenta con un centro de enseñanza, de mayores, biblioteca pública y un centro "guadalinfo".
De su patrimonio cultural, resalta la iglesia de San Andrés, la ermita de Rocamador y la de la Virgen de Flores, además de sus antiguos dólmenes. Sus fiestas principales se realizan en honor a San Andrés, su patrón, que tiene lugar el 30 de noviembre; y la romería de la Virgen de Flores, que se celebra el 19 de abril.
Un lugar que merece mucho la pena descubrir, para perderse por sus callejuelas y disfrutar de su rica gastronomía y el calor de sus gentes.
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