El año en el que la Romería del Rocío no se celebró en primavera
Este cambio fue iniciativa de la monarquía: fue el mismísimo Rey de España quien acudió a la Santa Sede para que el Papa accediese a modificar la fecha de celebración de la Romería del Rocío de ese año. ¿A qué se pudo deber?
El lugar más romántico de Huelva
¿Sabías que la romería más universal no siempre se celebró en primavera?
Cuenta Javier Coronel que la 'Fiesta de Nuestra Señora del Rocío' sufría por entonces las consecuencias de la grave situación que padecía España por la secesión de Portugal, donde el mantenimiento de las tropas en el pueblo, ahogaba las arcas municipales, y por ende, la suspensión de toda actividad religiosa en varios años, como la del Rocío. En sesión de Pleno del 15 de septiembre de 1659, se manifiesta que no se había hallado aún predicador para la Fiesta, por lo cual “…se transfiere esta Fiesta para el primer domingo del mes de noviembre que se celebra la fiesta del Patrocinio de su Majestad, la Virgen Santísima, Nuestra Señora, y este día se haga como la Fiesta que este Cabildo tiene obligación de hacer a Santa María del Rosío, conforme el dicho voto y se entiende por este año…”.
Recuerda Coronel (autor de '17 de septiembre, la Fiesta de Nuestra Señora de Las Rocinas. Los orígenes de la Romería del Rocío. Revista Huelva en su Historia, Universidad de Huelva. 2018.') que la Romería por entonces se festejaba el 17 de septiembre, día del Dulce Nombre de María, hasta que en 1670 pasó a Pentecostés. El Patrocinio de la Virgen María cambió de fecha a lo largo de la historia.
La Orden de Predicadores o Dominicos de España, la celebraba en la liturgia coincidiendo con el aniversario de la bula de fundación de la Orden el 22 de diciembre de 1216, pero ante la debida preferencia de las ferias de Adviento inmediatas a Navidad, se propone su celebración el 8 de mayo, pues también en aquel día diversos calendarios litúrgicos de otros propios ya celebran diversos títulos de María.
El cambio a noviembre fue iniciativa de la monarquía. El Rey Felipe IV, recordando los favores que a lo largo de los siglos habían recibido sus antecesores por mediación especial del Patrocinio de la Virgen María y en medio del aluvión de males que afligía a España por entonces, acordó poner su Corona bajo el Patrocinio de la Santísima Virgen.
Pues bien, habiendo acudido a la Santa Sede, accedió el Papa Alejandro VII, el día 28 de julio de 1656, a que se estableciese la fiesta del Patrocinio de Nuestra Señora en un domingo de noviembre.
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