Un atardecer desde el Mirador de La Cinta

Si estás en la capital, espera al atardecer para contemplar las inigualables vistas desde el entorno de La Cinta.

Un atardecer desde el Mirador de La Cinta / Clara Carrasco

El mirador de atardeceres y marismas coronado por el Santuario de la Cinta es, probablemente, uno de los enclaves más emblemáticos de Huelva capital.

Un entorno que el Ayuntamiento de Huelva ha rehabilitado recientemente para ponerlo en valor como reclamo turístico en torno a un templo que es Bien de Interés Cultural (BIC) y una popular Plaza de los Capellanes que ofrece las vistas más hermosas de la ciudad.

Mirador de La Cinta al atardecer / Clara Carrasco

Este espacio se conecta con el Parque Moret y las laderas de El Conquero, rincones que conforman el pulmón verde de Huelva.

Entorno del Santuario de La Cinta / Clara Carrasco

Desde la fuente que ordena la intersección de estos espacios se da continuidad hacia el santuario, con una senda peatonal ajardinada que llega hasta el Mirador de la Cinta, uniendo así toda la ladera de El Conquero, que es el mosaico onubense que se introduce en las Marismas del Odiel y constituye uno de los lugares donde se pone de manifiesto las bellas vistas naturales que tiene la ciudad.

Es, sin duda, 'el balcón de Huelva', en el que se aúnan la devoción hacia la patrona, la luz, la ría y el Conquero.

Mirador del Santuario de La Cinta / Clara Carrasco

El Santuario de La Cinta

El Santuario adquiere una gran relevancia para los onubenses, ya que acoge a la patrona y alcaldesa perpetua de Huelva, la Virgen de la Cinta.

Ubicado en uno de los singulares cabezos que configuran el paisaje onubense y enraizado no solo con la arquitectura de la capital sino con su historia como descubridora, fue en este santuario donde Cristóbal Colón rezó tras su primer viaje para agradecer el éxito de la expedición. Era el 3 de marzo de 1493. El almirante y sus marineros habían llegado a América y cruzaban de vuelta un Atlántico agitado que hacía temer por sus vidas. Colón prometió entonces orar con fe a la Virgen de La Cinta, en este Santuario que lleva su nombre, si el azaroso viaje les traía a su destino.

Santuario de La Cinta / Clara Carrasco

Tal y como recogen desde el área de Turismo del Ayuntamiento de Huelva, se trata de un edificio gótico-mudéjar del siglo XV, transformado y utilizado en distintas formas a lo largo de su historia. Su planta presenta forma rectangular dividida en dos partes perfectamente diferenciadas, recordando las plantas de las mezquitas musulmanas.

La primera parte lo conforma un patio con acceso enrejado, tres de sus cuatro lados tienen galerías porticadas con arcos de medio punto, siendo en la galería del lado este donde en el siglo XVIII se construye un segundo piso, que es el que está rematado con una espadaña de dos cuerpos. El acceso a lo que es el santuario propiamente dicho se realiza a través de tres puertas del siglo XVI formadas por arcos de herradura apuntados de ladrillo.

Vista actual del entorno del Santuario de La Cinta / Clara Carrasco

El oratorio está formado por tres naves siendo la nave central más ancha que las naves laterales y cubierta con una armadura de par y nudillo cuyos tirantes se presentan labrados y cuya cabecera es plana. Las dos naves laterales se rematan también con cabecera rectangular y cubiertas de madera a una sola agua.

Es importante hacer mención al retablo principal del santuario de madera estofada y policromada del siglo XVIII donde se sitúa la pintura mural de la Virgen de la Cinta al óleo. Se encuentra también en dicho santuario la talla de la Virgen, que reproduce fielmente la pintura mural, fechada hacia 1760 en madera estofada y policromada atribuida al círculo artístico del escultor sevillano Benito Hita del Castillo.

Plaza de los Capellanes / Clara Carrasco

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