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Más de uno votaría para que la gamba blanca fuese Patrimonio de la Humanidad. Huelva es el escenario donde el sello de este inigualable producto se sumerge en su mar. Hay mil y una formas de degustar lo que para muchos es un imprescindible de la cocina. Aquí os dejamos diez recetas donde la gamba goza de un sabor exquisito.
Es la forma más clásica de comer gambas. Se desprende todo el sabor de este manjar que siempre está en los platos de las grandes celebraciones. Muchas personas compran las gambas ya cocidas, gracias a los cocederos de marisco que hay en Huelva, mientras que otras lo hacen en su casa. De este modo, hay que poner agua con sal a hervir y cuando esté en ebullición se introducen las gambas. Una vez que vuelva a hervir el agua se dejan poco más que un minuto cociendo. Después, se colocan las gambas en agua muy fría y se deja reposar otros 5 minutos. Se pasa el género a un escurridor y se sirve con sal gorda por encima.
Es muy habitual comer este producto pasado por la plancha. Le da un toque exquisito y no hay forma más sencilla de degustar el género. En una plancha se ponen unas gotas de aceite de oliva, después las gambas y sal gorda. Fácil, rico y en un instante para servir en la mesa.
Una gran cantidad de establecimientos hosteleros utilizan este formato para sus clientes. Un clásico que no defrauda y que por más que pasen los años seguirá siendo un imprescindible en las cartas. Para esta receta tenemos que cocer antes las gambas para después pelarlas. En el mismo agua que se han cocido metemos patatas enteras, que más tarde se pelan y se aplastan con un tenedor. A esto se le añaden las gambas. Por otro lado se hace una mayonesa y se mezcla todo. Se sirve bien fría, como es debido. Hay mil y un variantes para preparar esta receta.
En una sartén con un poco de aceite añadimos cebolla en rodajas y encima tomate en rodajas. Colocamos arriba los lomos de merluza, aceite, sal, pimienta negra y ajo. Todo a medio fuego un cuarto de hora. Incorporamos las gambas peladas. Y dos minutos antes de que esté listo añadimos las gulas.
Un toque diferente en esta receta. Majamos ajo y perejil con aceite y sal. En una paellera salteamos rape, las gambas ya peladas, y calamares. Todo esto lo sacamos y en el mismo aceite añadimos cebolla. Más tarde un poco de pimentón y tomate rallado. Rehogamos los fideos y añadimos después lo que majamos al principio. Subimos el fuego y echamos caldo de pescado. Se puede poner también un poco de azafrán. Dejamos hervir. Y por último completamos con el pescado, las gambas y los calamares. Reposamos cinco minutos y listo para servir.
La paella con gambas es sinónimo de acierto en cualquier mesa. Antes de disfrutar de sus sabores pelamos las gambas y junto a las cáscaras las ponemos a cocer. Una vez hecho, el agua lo reservamos. Por otro lado hacemos un refrito de ajos picados, cebolla, pimiento verde, rojo y tomate. Cuando esté todo pochado se agrega el caldo de las gambas. Una vez que se mezcle todo añadimos el arroz. Y cuando falte poco para terminar se agregan las gambas peladas para que finalice un plato de altura. Al punto de sal y a comer. Guisantes, mejillones y almejas son otros de los complementos a añadir. No hay una paella igual y todas desencadenan un verdadero placer de sabor.
¿Quién no se ha pedido en un bar gambas al ajillo y después ha hecho barquitos con el pan? Hacerlo en casa también es muy sencillo. Picamos el ajo, se hace un refrito y una cayena. Luego agregamos las gambas peladas y un poco de sal. Rehogamos un minutito, lo apartamos del fuego y las tapamos para que se terminen de hacer. Una vez hechas entrarán seguro en tu agenda semanal gastronómica. En la foto, una alternativa: gambones.
La versatilidad de este producto mueve fronteras. La imaginación y la creatividad de los cocinillas abre una puerta a sabores que hacen la boca agua. Y como no podía ser de otra manera aquí también encuadramos las gambas. Para hacerlas picamos cebolla. Que sea en trozos muy pequeños. La rehogamos e incorporamos las gambas peladas y picadas. Luego agregamos harina y un poco de leche. Removemos todos los ingredientes hasta que la masa se despegue de la sartén. Dejamos enfriar y lo pasamos por un huevo batido y pan rallado. Se fríen. Y se hizo la magia.
Una vuelta de tuerca más a las recetas con gambas. Aquí, según explican desde la Tribu, cogemos una hoja de perejil fresco, ajo pelado, huevo, harina, leche, sal y con un poco de colorante y se bate todo en crudo. Dentro de la misma masa batimos 4-5 gambas, en crudo también. Cogemos colas de gambas, las troceamos, las echamos dentro de la masa y dejamos reposar 24 horas. Después freímos en aceite de oliva. Y listo.
La cola de gambón pelada en la Tribu va con una harina especial de freír y se fríe en aceite de oliva. Una receta sencilla para cerrar un decálogo para guardar.
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