La persona que cambió la industria Salazonera y conservera de Isla Cristina
La carrera de este señor onubense empezó en el mundo del salazón. A sus 38 años, encabezó un proyecto para salvar a dicha industria, llegando a ser a día de hoy la conservera más importante de Andalucía
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La carrera de este señor onubense empezó en el mundo del salazón. A sus 38 años, Juan Vázquez encabezó un proyecto para salvar a dicha industria, que estaba compuesta en ese momento por 26 salazoneros.
Se enfrentó a retos como crear una igualdad en cargo a cada uno de los salazoneros integrantes. Tras un año de negociación, el 18 de junio de 1973, Unión Salazonera Isleña firma sus escrituras, aunque el ánimo general era que no durarían más de un año. A día de hoy, 50 años después, USISA es todo un referente en el sector y sigue su actividad.
Un desafío al que se enfrentó Juan junto a los salazoneros. Fue el empezar de cero con un capital social de diez millones de las antiguas pesetas (60.000€). Cada uno aportó lo que pudo: uno sal, otros canastas, etc. Ya que USISA, como su nombre indica, nació de la unión de salazoneros de la época. La industria conservera vino años más tarde con Emiliano Cabot, al cerrar la fábrica de conservas y aportándola al capital de la empresa. Lo cual Juan ve como uno de los mayores logros, el meterse a conserveros con la fábrica de Cabot en Isla Cristina y la integración de la de Pérez y Feu en Ayamonte.
Finalmente, se quedaron con la fábrica de Isla Cristina, ya que mantener las dos con el mismo producto era difícil. Y a día de hoy ese acierto les ha llevado a ser la conservera más importante de Andalucía. Pasaron de vender 30.000 cajas de conservas al año a más de 350.000, cosa que no pasó con la salazón, que ha ido decreciendo.
Con más de 300 operarios, USISA da una importancia muy grande al bienestar, no faltando el trabajo y no cerrando ningún día de la pandemia. Ya hay generaciones trabajando juntas en la factoría, señal de la importancia de dicho bienestar.
Otro apartado donde la empresa de Juan fue puntera, fue como armadores. Tuvo una importante flota de barcos sardineros e, incluso, un atunero con la tecnología punta de la época, incluido un helicóptero a bordo. Valorado por aquellos años en 1000 millones de pesetas (6.000.000€), y dando empleo a 150 marineros.
En la visión de futuro, Juan la ve de manera agridulce, ya que por un lado está la tremenda carga fiscal a la que se ven sometidas las empresas más aún cuando quieren apostar por el trabajo artesanal, y no mecanizar el proceso. Por otro lado, ve brotes verdes en la expansión hacia otros mercados, como el italiano o el francés.
Como legado, deja que en su familia tengan puestos de trabajo asegurados y el crecimiento en número de empleados. Además, añadiríamos que la revolución en el mundo de las conservas, ya que USISA es participe en la expansión del consumo de pescado en la sociedad.
Actualmente, esta historia se puede conocer en la factoría que tienen en Isla Cristina. Durante la visita guiada, en la cual veremos de primera mano desde el Ronqueo de un atún, hasta el proceso artesanal de elaboración de la mojama y las conservas de caballa, melva y otras especialidades.
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