Curiosidades de Huelva
¿Qué son estas curiosas figuras que pueden verse en Huelva?
Curiosidades de Huelva
La revista 'Viajar' se ha vuelto a hacer eco de nuestra provincia "Esa misma que enamoró a Sorolla o la que esconde algunos de los pueblos más bonitos del país" pero para destacar dos lugares de Huelva, que son de los más extraños del mundo
Atlas Obscura es una web que cataloga los lugares más insólitos y sorprendentes de todo el mundo, gracias a los descubrimientos de una comunidad de viajeros y exploradores. La plataforma, que cuenta con más de 26.000 maravillas ocultas repartidas en diferentes países, ofrece numerosas posibilidades a los más curiosos.
Una pizzería en un volcán, un lago salado con los colores del arcoíris, un observatorio inspirado en R2-D2 de Star Wars, los últimos bosques de manzanas salvajes, una capilla hecha con huesos, y otras rarezas arquitectónicas y maravillas naturales únicas en el mundo.
Aunque parece que los viajeros encargados todavía no han explorado del todo nuestra tierra porque nos consta que existen muchas más localizaciones insólitas, han destacado dos aspectos icónicos de Huelva.
Considerado el lugar de nacimiento de la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, el río nace en la Sierra de Padre Caro (Nerva) y recorre un trayecto de 100 kilómetros hasta desembocar en la Ría de Huelva, donde se funde con el río Odiel.
El cuerpo del mineral fue depositado en el Periodo Carbonífero (300-350 millones de años) por actividades hidrotermales sobre el fondo del mar. Próximo a su nacimiento se sitúa el mayor yacimiento minero a cielo abierto de Europa, la Corta Atalaya, que viene siendo explotada desde época romana.
Se trata de uno de los patrimonios naturales más singulares de España y Portugal. El río Tinto ha estado vinculado a la actividad minera de la provincia de Huelva desde hace muchos años, de modo que se creía que sus altas concentraciones de pH2 con alto contenido en metales pesados (cobre, cadmio, manganeso, etc.) y ese tono rojizo intenso se debía a la minería. Sin embargo, investigaciones recientes han apuntado que la interacción de sus aguas con acuíferos subterráneos le proporcionan esa peculiar composición química.
Aunque sus características sean incompatibles con la vida, en sus aguas viven microorganismos que se alimentan solo de los minerales y se adaptan a situaciones extremas.
Justo en el camino desde Nerva a la Peña de Hierro, encontrarás un cartel que avisa del lugar exacto del nacimiento de este singular río. Es un terreno escarpado, pero existe un pequeño mirador y un camino dificultoso que permite bajar hasta el mismo río.
A pocos metros de sus aguas, el río Tinto te fascina con sus tonalidades y te provoca la sensación de estar en un planeta más parecido a Marte que a nuestro propio mundo. Tal es la rareza de este río onubense que la NASA llegó a una colaboración con el Centro español de Astrobiología para estudiar esta zona debido a la probable similitud entre las condiciones ambientales del río y las que podrían darse en el mencionado planeta.
Si quieres saber más sobre la actividad minera en la zona de Riotinto, existe un museo dedicado al desarrollo cronológico de la actividad en la zona.
Esta lápida modificada marca la tumba de un participante en uno de los engaños militares más exitosos de todos los tiempos.
William Martin era un oficial naval británico, que nació en Cardiff el año 1907. Un hombre que parecía ser completamente normal: fumaba, iba al cine y tenía una novia llamada Pamela. Sin embargo, la cruda realidad de la II Guerra Mundial acabó con su vida, encontrando la muerte en las frías aguas del Mediterráneo en 1943.
Sin embargo, todo esto era la teoría. Una trampa para los alemanes, ya que en realidad William Martin nunca existió: sólo era el protagonista imaginario de una delicada operación militar que contribuyó al éxito de uno de los capítulos decisivos para la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial: la Operación Mincemeat (carne picada).
Se trataba de una estratagema de los servicios de inteligencia del Ejército británico, ejecutada en territorio onubense. Pero todavía, tres cuartos de siglo después, sigue siendo un misterio. A pesar del tiempo transcurrido, de la desclasificación de archivos secretos, de la publicación de varios libros y hasta de la filmación de una película. Las piezas de la versión oficial no encajan.
En 2015, el director de Huelva Información, Javier Ronchel, recogía en un artículo la versión de dos investigadores onubenses, que, a través de diversas pruebas, dudaban de su autenticidad, apuntando una alternativa muy válida a la identidad dada hasta ahora al cadáver y desmintiendo que sus verdaderos restos descansen en la tumba que figura en el cementerio de Huelva a nombre del mayor William Martin, el hombre que nunca existió.
Cualquiera que realice una búsqueda sobre William Martin en Internet podrá leer que el famoso comandante sigue enterrado en el cementerio de Huelva. En 1996 un historiador aficionado llamado Roger Morgan encontró evidencias de que Martin fue un alcohólico vagabundo galés llamado Glyndwr Michael que murió por ingerir veneno para ratas, aunque no se sabe cómo ni por qué lo ingirió.
La lápida del cementerio de Huelva lleva el nombre de 'William Martin' quien, con su muerte, salvó miles de vidas y cambió el curso de la guerra. Posteriormente se ha añadido el nombre de Glyndwr Michael como reconocimiento a su labor.
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