El pescado más fresco se sirve en este curioso chiringuito de Huelva
Nuestra provincia reúne una larga ristra de chiringuitos que se extienden a lo largo del litoral, pero pocos pueden presumir de tener un producto tan salvaje como el de este chiringuito.
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¿Hay placer mayor que degustar el pescado fresco con bañador y chanclas en un buen chiringuito? La respuesta es no, y si al escenario planteado le añades una buena puesta de sol desde lo alto de una duna, definitivamente, no hay nada mejor.
Degustar pescados y mariscos de calidad en los chiringuitos que pueblan la Costa de Huelva es muy común, pero comer el mejor pescado del día cocinado en un chiringuito que conserva la esencia y solera de los chiringuitos de antaño, es algo de lo que muy pocos pueden presumir.
Hoy nos desplazamos a un rincón gastronómico muy marineroapartado del núcleo urbano, o más bien escondido entre las dunas. En una zona de pescadores y mariscadores, se eleva sobre un acantilado un antiguo rancho de marineros reconvertido en chiringuito.
El Rancho Pichilín está en Torre de la Higuera, una playa casi virgen de Matalascañas. Visitar este rancho es como visitar la Doñana de hace varias décadas. Hoy gestionado por la nieta de los antiguos gerentes, comenzó en los años 70 cuando empezaban a llegar los primeros turistas a la playa de Matalascañas. Iban en burro a la playa desde el núcleo urbano más cercano, sin ningún sitio donde comer o beber a varios kilómetros a la redonda. Fue entonces cuando a los abuelos de la actual propietaria se les ocurrió la genial idea de cocinar el pescado que el abuelo traía cada díay venderlo a los turistas en un modesto bar.
La carta del Rancho Pichilín depende de las capturas del día
Pichilín tiene unas vistas inmejorables, y tiene su encanto en un difícil acceso que con los años se ha ido adecuando, aunque continúa siendo muy singular. Es de esos chiringuitos de toda la vida, de los que apenas quedan, con una carta que depende de las capturas que se hagan en el día escrita en una pizarra, electricidad por generador y la estética de los antiguos ranchos de Doñana. Sin duda el éxito de este lugar no es solo el producto fresco sino la experiencia completaque ofrece a sus clientes.
Guisos; corvinas; anchovas; sargo; herrera; a veces, incluso langostinos; buenas sardinas; y, la especialidad de la casa, el choco frito. Todo servido con patatitas fritas caseras y un rico postre para poner el broche a estos manjares del mar.
Teléfono: 656 76 08 43
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