Un plan de lo más sugerente

Enoturismo

La Ruta del Vino del Condado de Huelva ofrece once propuestas, que permiten adentrarse en el conocimiento de sus excelentes productos y sus recursos potenciales

Las bodegas del Condado esconden grandes tesoros.
Las bodegas del Condado esconden grandes tesoros.

24 de enero 2024 - 07:00

Una de las mejores formas de conocer gran parte de la provincia de Huelva es adentrarse en sus tradicionales bodegas y deleitarse con sus excelentes vinos, uno de sus más preciados tesoros, cuya historia es también la de muchas generaciones de onubenses.

Su origen está íntimamente ligado a la de la propia provincia. No en vano, se tiene constancia fehaciente y documentada del cultivo de la vid en la Comarca del Condado ya en el siglo XIV, aunque existen ciertas legendarias referencias de los intercambios llevados a cabo entre los Tartessos y los griegos, de partidas enviadas a Roma y de la tolerancia de los musulmanes con el cultivo y elaboración del vino en la zona.

No hay que olvidar que, según la historiadora Águeda Rocío Moreno, el primer vino que se bebió en América, era de Villalba del Alcor, uno de los pueblos incluidos en la producción de los vinos protegidos por la Denominación de Origen Condado de Huelva. Era una partida de 420 arrobas de mosto, comprada en 1494 por 48 maravedíes para proveer a la expedición capitaneada por Bartolomé Colín, Juan Lucero, Bartolomé de Leza, Fernando Pérez y Velardi, que partiría un año más tarde desde Sevilla siguiendo los pasos de Colón.

Hoy, la mayoría de las bodegas con arraigo en el Condado se encuentra en manos de terceras generaciones empeñadas en defender el legado de sus antepasados, pero a la vez apostando fuertemente no solo por la innovación tecnológica sino también por nuevas formas de dar a conocer sus excelsos productos.

Y ¿qué mejor forma que hacerlo que a través del enoturismo? De esta manera lo ha entendido el Club de Producto Ruta del Vino del Condado de Huelva.

De tal forma que oferta once propuestas enoturísticas, dirigidas tanto a neófitos como a expertos, que permiten adentrarse en el conocimiento de sus vinos y sus recursos potenciales. En concreto, son todo un catálogo de posibilidades turísticas que parten de estos productos como referencia y que se expanden a otras señas de identidad del Condado de Huelva y la provincia onubense en general.

El toro, el caballo, la gastronomía, los Lugares Colombinos, los monumentos, el ferrocarril, la salud y el medioambiente son compañeros de viaje en estos itinerarios.

Visita básica

Una de estas rutas, titulada ‘Bodegas, la esencia de la Ruta del Vino Condado de Huelva’, invita a conocer estos familiares e íntimos espacios en toda su esencia, profundizando en su historia y cultura local, a la vez que se podrá degustar los mejores vinos y vinagres del Condado de Huelva.

Las visitas que incluye esta propuesta son Bodegas Iglesias, Bodegas Sauci, Bodegas Juncales, Bodegas Vinícola del Condado, Bodegas Andrade, Bodegas Oliveros, Bodegas Infante, Bodegas Diezmo Nuevo y Bodegas Contreras Ruiz.

Consiste en un recorrido por las instalaciones donde se conoce el proceso de elaboración de los vinos y vinagres y las fascinantes historias personales de quienes los crean. Para terminar, se degustan, acompañados por los comentarios del bodeguero. Sin duda, un plan de lo más sugerente.

El vino de naranja: “Una verdadera joya injustamente desconocida”

Recientemente, el mejor sumiller de España, Álex Pardo, en una entrevista publicada en la prestigiosa revista Esquire, aseguraba que “los vinos naranjas del Condado de Huelva son una verdadera joya injustamente desconocida, y cuestan bastante menos de 50 euros”.

El director de la bodega del restaurante con dos Estrellas Michelín Coque, situado en Madrid, agregaba: “Para los que no los conozcan y para explicarlos de forma breve, se trata de un vino aromatizado con cortezas de naranja que le aportan su sabor característico. Es un producto único y específico, que se puede tomar de múltiples formas: en copa, ‘on the rocks’ o en coctelería”.

Sin embargo, mucho antes que este importante experto hablara sobre este apreciado producto onubense, el gran poeta moguereño y Premio Nobel de Literatura, Juan Ramón Jiménez, cuyos padres se dedicaban con éxito al comercio de estos en la comarca, ya lo hizo en ‘Platero y yo’ (Elegías, 1908): “ … llegando septiembre, si el diablo no agua la fiesta, se colma esta copa, hasta el borde, de vino naranja y se derrama casi siempre como un corazón generoso”, decía. También lo mencionó otro poeta de Moguer, Francisco Garfias, Premio Nacional de Literatura en 1971: “Pocosas de este mundo saben tanto a Moguer como el vino naranja …”.

Con estos impresionantes padrinos, ya solo queda, para aquellos que aún no lo han probado, lanzarse a disfrutar de estos excelentes y aclamados vinos de naranja.

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