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Olintigi era su nombre romano, quienes consideraron Gibraleón un enclave estratégico de notable importancia. Según el Itinerario Antonino (un documento de la Roma antigua redactado en el siglo III) pasaba por allí la calzada romana en dirección a Paymogo. Unos restos que emergen y se sumergen en función del caudal del río Odiel y que no reciben la importancia que merecen.
Más de 2,5 kilómetros de naturaleza e historia discurren junto al ya mencionado río, sujetas por un muro de contención construido tras una enorme riada en 1997. Su nombre es Paseo San Felice Circeo, que es el nombre de la localidad italiana a la que el municipio se encuentra hermanado, y comienza a los pies del antiguo Castillo-Alcazaba.
El paseo está en un alto y, en la parte baja, una enorme masa de eucaliptos oculta un precioso merendero en el que pasar una feliz tarde en familia conectando con la naturaleza y con la historia del municipio. Un rincón natural que la arboleda y las distintas especies aíslan del núcleo urbano, haciendo al visitante disfrutar del aire puro y del relajante sonido del río.
El punto final del paseo es la conexión con la Vía Verde del Litoral, por donde pasaba la antigua línea de ferrocarril de Huelva a Ayamonte que estuvo operativa desde 1936 a 1987. El ferrocarril entró en servicio poco después del estallido de la Guerra Civil, pero su falta de continuidad al territorio luso limitó seriamente
sus capacidades, hasta cerrar definitivamente en 1987 y ser desmantelada. Se conservaron algunos puentes, como el de Gibraleón, que fue arroyado por una enorme riada. Con sus restos se construyó el monumento al Puente de Hierro que se encuentra en el punto en el que conectan ambos trayectos, y el actual es de nueva construcción.
Sobre el puente obtendrás una de las mejores panorámicas del recorrido, con el municipio de fondo en un escenario de colores verdes, turquesas y amarillos de las aguas del Odiel. El itinerario finaliza, una vez cruzado el puente, caminando hacia el margen derecho. A pocos metros, junto a un pequeño árbol que queda en mitad del río, podrás vislumbrar los restos de la antigua calzada romana.
Se trata de una calzada que, procedente del Guadiana, se dirigía hacia Itálica. La vía está conformada por una argamasa de ladrillo rojo con piedras finas al principio, y piedras mucho más gruesas en el centro.
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