Curiosidades de Huelva
¿Dónde está 'La Puerta de Entrada a la Sierra' de Huelva?
Las torres almenaras que serpentean la provincia de Huelva son notarias de la fascinante historia que ha vivido a lo largo de su historia la Costa de la Luz. El proyecto defensivo para blindar el perímetro comprendido entre la costa de Gibraltar y la desembocadura del Guadiana fue concebido e impulsado por el Rey Felipe II (1556-1598) con el fin de dotar al mirador costero de recursos defensivos con los que protegerse de los intempestivos ataques de los piratas berberiscos que dominaban las costas de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.
A su vez, el litoral representaba un lugar estratégico desde el que evitar las invasiones de pueblos islámicos como turcos y otomanos, cuya presencia se había incrementado en la Península Ibérica durante el siglo XVI.
Hoy día, estas construcciones defensivas diseminadas por las costas onubenses, no sólo conforman un legado tangible de las construcciones militares de la época, sino que en el caso de infraestructuras como Torre Carbonero representan unos de los símbolos turísticos más reconocibles e iconográficos de Matalascañas.
A medio camino entre Matalascañas y la desembocadura del Guadalquivir, rodeada de kilómetros de playa virgen, encontramos Torre Carbonero. La más majestuosa de las Torres Almenara de la costa almonteña.
Torre Carbonero es una de las fortificaciones que menor fisiografía ambiental ha sufrido en los últimos cuatro siglos. Con la ya conocida fisionomía de tronco de cono, posee una altura de 15,60 metros desde su perfil al plinto circular de la base. Su aparejo es de mampuesto enfoscado. La abertura o entrada a la torre se sitúa en un costado a 7,20 m. sobre el nivel actual del suelo. A la torre se accede a través de un zaguán que da paso a una bóveda escarzana. Los documentos de 1577 detallan la idoneidad de construir una “torre ordinaria” con la característica bóveda o planta porque dada la fertilidad de los acuíferos y la presencia de pozos en las tierras del Duque de Medina Sidonia, podía ser un lugar estratégico por cuanto que “los navíos enemigos acuden allí muchas veces” a repostar de agua dulce.
En 1756 se aconsejó dotar a la infraestructura de un cañón ligero del calibre ocho.
La Ruta de las Torres Almenaras La Ruta de las Torres Almenaras no es sólo una invitación a acercarse a la historia de esta tierra marinera, sino una oportunidad única de impregnarse de la belleza de su litoral, contemplando tesoros medioambientales como Doñana y sus 30 kilómetros de playas vírgenes. Todo ello mientras nos dejarnos seducir de entornos como Matalascañas: con su simpar belleza caracterizada por playas de fina arena, dunas infinitas que se proyectan hacia el atlántico, así como acantilados desde los que se otean el horizonte abriéndonos las puertas de paraísos únicos para beber a pequeños sorbos y tatuar en nuestros recuerdos.
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