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Bruselas/La Comisión Europea propondrá el próximo miércoles 12 de septiembre encomendar al Banco Central Europeo (BCE) la supervisión de todos los bancos de la eurozona a partir de 2014, pese a la resistencia de Alemania, que quiere limitar el poder del supervisor único a las entidades sistémicas.
En una primera fase, desde enero de 2013, el instituto emisor asumirá el control de los bancos que hayan recibido ayudas públicas. A partir de julio de 2013, el BCE pasará a vigilar también a las entidades sistémicas, mientras que el 1 de enero de 2014 se encargará ya de las alrededor de 6.000 entidades que hay en la eurozona, según figura en el borrador de la propuesta de Bruselas. El objetivo de esta iniciativa, que será presentada por el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, en su discurso sobre el estado de la Unión ante la Eurocámara, es romper la espiral negativa entre deuda soberana y deuda financiera y avanzar hacia una unión bancaria.
La creación de un supervisor bancario único en la UE es la condición impuesta por Alemania para permitir que el rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros que la UE ha concedido a España se inyecte directamente a las entidades, sin pasar por el Estado ni computar como deuda pública. Paradójicamente, Berlín se perfila ya como el principal opositor a la propuesta de Bruselas y podría retrasar su aprobación. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha declarado en los últimos días que quiere que el poder del BCE se limite a las entidades sistémicas y pretende mantener el control de sus bancos regionales.
Sin embargo, la Comisión replica que, "como hemos visto en los últimos años, incluso bancos pequeños pueden ser sistémicos y causar turbulencias financieras, como Northern Rock, Anglo Irish y Bankia", según dijo el pasado lunes el vicepresidente y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn. El Ejecutivo comunitario asegura que su propuesta encuentra el "equilibrio adecuado" entre las tareas del BCE y las de los supervisores nacionales. El BCE tendrá la última palabra en las decisiones "clave", mientras que el trabajo diario de supervisión seguirá en manos de las autoridades nacionales.
Según la propuesta de Bruselas, el BCE se encargará de conceder nuevas fichas bancarias en la eurozona y de retirarlas en caso de incumplimientos. También evaluará adquisiciones y ventas importantes, y podrá exigir a los bancos que aumenten su capital si detecta riesgos. Hasta que se cree una autoridad de liquidación en la UE, compartirá poder con las autoridades nacionales para decidir el cierre de bancos. Para poder llevar a cabo estas funciones, la legislación da nuevos poderes al BCE, que podrá pedir información a las entidades y realizar inspecciones sobre el terreno. Además, tendrá derecho a imponer a los bancos incumplidores multas de hasta el 10% de su volumen de negocios.
Bruselas propone imponer una separación estricta dentro del BCE entre las nuevas tareas de supervisión bancaria y la fijación de la política monetaria. Con este fin se creará dentro del instituto emisor un consejo de supervisión. Estará formado por un presidente, un vicepresidente y 4 representantes del BCE y por un representante de cada uno de los supervisores nacionales. El nuevo supervisor bancario único cubrirá únicamente los países de la eurozona, aunque estará abierto a cualquier otro Estado miembro que desee unirse.
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