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La grave crisis que atraviesa Grecia y la frágil situación de otros países europeos como Irlanda, Portugal o España prometen ser el principal quebradero de cabeza del nuevo director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo anunciará el próximo 30 de junio el nombre de su nuevo director gerente, un puesto por el que compiten el gobernador del banco central mexicano Agustín Carstens y la ministra de Economía francesa Christine Lagarde, favorita a ocupar el cargo.
La percepción, cada vez más generalizada, de que Grecia tendrá que reestructurar o declarar un impago de su deuda pese al multimillonario paquete de rescate, no hace más que reforzar la idea de que el Viejo Continente dará que hacer al nuevo líder del Fondo. "El principal desafío ahora mismo está en Europa, en donde Grecia inevitablemente tendrá que reestructurar o declarar una moratoria de su deuda y donde también hay problemas en otros países periféricos", opina Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research de Washington.
Mohamed El-Erian, presidente de Pimco, la mayor gestora de fondos de renta fija del mundo, vaticinó también el pasado miércoles que Grecia declarará una moratoria. "No se ha hecho nada para impulsar el crecimiento, ni un solo indicador griego ha mostrado fortaleza", señaló El-Erian en una videoconferencia en la que dijo no tener la más mínima duda de que la forma en la que Grecia solucionará sus problemas será declarándose en quiebra.
Los gobernantes europeos han insistido, de hecho, en que ese momento crítico por el que atraviesa Europa hace necesario que sea un representante del Viejo Continente el que dirija durante los próximos cinco años los designios del Fondo. El FMI ha estado dirigido por un europeo desde su creación en 1945 y de sus diez directores gerentes cuatro han sido franceses: Pierre-Paul Schweitzer, Jacques de Larosiére, Michel Camdessus y el recientemente dimitido Dominique Strauss-Kahn, los cuales dirigieron la institución durante 36 de sus 65 años de funcionamiento.
Los expertos y el propio Carstens han alertado de que el organismo multilateral tiene que hilar fino en el actual proceso de selección ya que se arriesga, dicen, a perder su legitimidad. "La eficacia del Fondo está intrínsecamente vinculada a su legitimidad", dijo Carstens el día 21 en su discurso de intenciones ante el consejo ejecutivo del FMI. El alto funcionario mexicano recordó que desde al menos el 2005 existe consenso en el G20, que agrupa a los principales países desarrollados y emergentes, en que el proceso de selección de director gerente debería de ser "transparente, justo, basado en méritos e independiente de su nacionalidad".
Curiosamente, Lagarde señaló el jueves, durante su paso por Washington, que quiere un FMI "más legítimo". Los expertos vaticinan que, una vez más Europa, se llevará el gato al agua. Sea quien sea el ganador heredará un organismo enormemente poderoso, muy distinto al que recibió Strauss-Kahn en el 2007, cuando el Fondo vivía una profunda crisis de identidad y algunos cuestionaban incluso su viabilidad.
En septiembre de ese año, cuando Strauss-Kahn recibió el relevo del español Rodrigo Rato, el Fondo tenía déficit y hablaba de recortes de salarios y personal para lidiar con la única crisis que afrontaba entonces: la suya propia. El propio Strauss-Kahn, que dimitió el mes pasado tras ser acusado de intento de violación, reflejaba esa situación en una entrevista poco antes de su elección. "Lo que puede estar en peligro ahora es la propia existencia del FMI como la institución encargada de ofrecer ayuda financiera al mundo", decía entonces el ex ministro francés.
El año pasado, por el contrario, el FMI concedió préstamos récord de 91.700 millones de dólares. A eso se suma su protagonismo en el diseño del primer paquete de rescate a Europa Occidental en décadas. La nueva realidad lleva a expertos como Colin Bradford, del centro Brookings Institution en Washington, a asegurar que el FMI es la organización internacional más importante del mundo. "Sin lugar a dudas lo es, más que la Organización Mundial de Comercio, que la ONU y que el Banco Mundial", subraya.
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