Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Madrid/El Tesoro Público adjudicó 4.457 millones de euros en letras a doce y dieciocho meses con un interés marginal del 3,648% y del 3,9%, respectivamente, más elevados que los que aplicó en la anterior subasta de esta denominación, celebrada en agosto.
El objetivo de la emisión, que oscilaba entre 3.500 y 4.500 millones de euros, se ha cumplido con creces, en tanto que la demanda, que ha superado los 12.350 millones de euros, prácticamente ha triplicado el importe adjudicado.
En total, el Tesoro ha adjudicado 3.587,04 millones de euros de los 9.968 millones solicitados en letras a doce meses con un interés marginal del 3,648%, superior al 3,4% anterior, y 870,01 millones de euros en letras a dieciocho meses de los 2.382 millones solicitados con un interés marginal del 3,9%, más alto que el 3,65 precedente.
España rompe de una racha de cuatro subastas consecutivas con menores intereses, afectada por la persistente crisis de la deuda soberana de la zona del euro, las dificultades para cerrar el rescate a Grecia, y la rebaja aplicada anoche por la agencia de medición de riesgos Standard & Poors a Italia.
La emisión es la tercera que celebra el Tesoro este mes y coincide con una de letras a tres meses en Atenas, sólo un día después de que el compromiso de Italia con las reformas haya sido puesto en duda por S&P.
El pasado jueves 15 de septiembre el Tesoro español sorteó por cuarta subasta consecutiva las tensiones del mercado de deuda soberana de la zona del euro y lograba pagar menos por una emisión de obligaciones a largo plazo, en la que la demanda reafirmó de nuevo la confianza que despierta la deuda española.
En la anterior subasta de letras a un año y un año y medio, que tuvo lugar el 16 de agosto, España adjudicó 5.696,16 millones de euros con una alta demanda -que duplicó la cantidad finalmente adjudicada-, y menores intereses. Se trataba de la primera subasta del Tesoro español después de que el Banco Central Europeo (BCE) decidiera, a comienzos de agosto, comprar deuda soberana española e italiana para mitigar la crisis de la deuda en la zona del euro.
El apoyo del BCE permitía a España pagar menos por sus emisiones en las sucesivas subastas de letras a 3 y 6 meses, de bonos y de obligaciones, al tiempo que mantenía estable la prima de riesgo, que se mide con el diferencial entre el bono nacional a diez años y el alemán del mismo plazo.
Tras marcar el 4 de agosto su máximo histórico de cierre (398 puntos básicos) y subir al día siguiente hasta un máximo intradía de 417, la confirmación de que el BCE había comprado deuda española e italiana relajaba el riesgo país, que se estabilizaba en torno a los 280 puntos básicos a lo largo del mes de agosto.
A comienzos de septiembre, la quiebra griega parecía inminente y las primas de riesgo de España y otros países periféricos europeos volvían a repuntar, pero la hispana se moderaba y se mantenía relativamente estable en torno a 350 puntos básicos.
En la apertura de la sesión el riesgo país de España repuntaba hasta 360 puntos básicos y alcanzaba a las 8,53 horas un máximo diario de 369, aunque minutos después de la emisión se estabilizaba en 350.
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