Álea, el 'family office' andaluz centrado en crear valor

El grupo de sociedades patrimoniales de los dueños de Persán centra su actividad en producir e innovar, siguiendo los valores de la corporación industrial, y reinvierte todos sus beneficios

Persán fija una nueva marca de facturación en 2023 al llegar a los 811 millones de euros

Raúl Jara, CEO de Grupo Álea, en la sala del consejo de administración de la compañía.
Raúl Jara, CEO de Grupo Álea, en la sala del consejo de administración de la compañía. / Juan Carlos Muñoz

Sevilla/El sustantivo latino alea significa suerte o azar. Patrimonio es sinónimo de fortuna, que también equivale a tener suerte. Y en los negocios el azar siempre juega un papel para poder tener éxito. La voz latina sedujo a José Moya Sanabria, –el recordado empresario sevillano que, junto a su esposa y actual presidenta, Concha Yoldi García, reflotó Persán hasta hacerla líder de su sector– cuando elegía las propuestas para denominar al conjunto de sociedades patrimoniales de los dueños del conglomerado industrial: Grupo Álea.

Probablemente también haya algo de compartir fortuna con la sociedad en la que está integrada esta familia de empresarios. Y es que Álea es un family office singular, porque está totalmente enfocado a crear valor y que reinvierte todos sus beneficios, enfatiza su CEO, Raúl Jara, a este periódico.

Este ejecutivo fue director financiero de Persán hasta que la propiedad le encargó, en 2012, dotar al grupo patrimonial de una estructura y una gestión profesional. Hoy lidera un equipo de 14 personas –un número alto para este tipo de holdings patrimoniales– que velan porque las inversiones cumplan los requisitos y objetivos que busca la familia propietaria: que sean productivos y proporcionen innovación. “Álea comparte los valores del grupo industrial Persán, aunque es completamente independiente” desde el punto de vista mercantil y financiero, dice Jara. Y no es el único “ADN común” con Persán, porque también hace una “apuesta por el partenariado” a la hora de hacer sus inversiones.

La estructura de Grupo Álea se sostiene con recursos propios, incluyendo el coste de los profesionales que lo integran –analistas de inversiones, controlers , especialistas en agro, personal de backoffice y jurídico–, que, con una edad media de 37 años, proviene de Persán o de captación de talento, siempre buscando perfiles que tengan “pasión y motor”, usando una expresión habitual de Moya Sanabria.

La matriz actual del grupo es Álea Global Invesment, constituida en 2023 con Concha Yoldi como presidenta, dentro de un proceso de reorganización societaria que aún está en marcha.

Pese a esta total independencia económica y mercantil, los empleados sí tienen un espacio definido en las oficinas centrales del Grupo Persán, precisamente para “fomentar una misma cultura y valores empresariales”, explica Jara.

La familia propietaria forma parte del consejo de administración, a la que los gestores le reportan mensualmente la actividad. El grupo cuenta con un Plan Estratégico quinquenal que se somete a revisión cada dos años. El año pasado fue la última, por lo que el vigente es el 2024-2029.

Conforme al objetivo de crear valor por encima de buscar la mera rentabilidad –aunque sin olvidarla–, Grupo Álea tiene cuatro verticales de negocio: inmobiliarios, agrícolas, de capital-riesgo –que denominan alternativos– y de activos financieros, con una estrategia centrada en la diversificación y en la internacionalización. El 50% de las inversiones totales –que el CEO prefiere no cuantificar– están localizadas fuera de España. De las nacionales, el 30% está en Andalucía.

En cuanto a la diversificación, el 20% del patrimonio está invertido en alternativos, el 30% es inmobiliario, un 25% es de activos financieros, un 20% en agro y un 5% en proyectos de sostenibilidad, entre ellos la energía renovable.

En el vertical inmobiliario, la mayoría son inversiones en promoción inmobiliaria acompañando a especialistas, dentro de esa filosofía de apostar por el partenariado. Los grupos andaluces Insur o ABU son algunos de los socios más destacados y de hecho con ambos se han promovido varios proyectos. El 60% está localizado en Andalucía, y otra parte en Madrid. Actualmente participa en 42 proyectos, con inversiones que van del 5% al 25% del total, que suponen 3.500 viviendas nuevas.

El vertical de negocio agrícola comenzó en 2015 con una inversión en Portugal. Actualmente el 40% está invertido en el país vecino y el 60% restante en España. El olivar superintensivo, plantado en seto, es el principal cultivo por ser una planta autóctona y resistente. Las inversiones están, además, enfocadas al uso de tecnologías que mejoren la producción. Toda la recolección es mecanizada y se prioriza una utilización eficiente del agua. Tienen plantados seis millones de árboles y han empezado a vender créditos de carbono.

“La agricultura es una de las líneas estratégicas y lo seguirá siendo en los próximos años”, asegura Jara, que detalla que actualmente. prefieren la fórmula del arrendamiento de tierras frente al de la adquisición. La producción actual se divide casi por mitades en fincas de propiedad y alquiladas.

La agricultura es una de las líneas estratégicas: tienen plantados seis millones de árboles

El negocio está enfocado a la producción de aceite a granel, gracias a un acuerdo estratégico con una almazara, que se vende a los grandes grupos de aceite de oliva andaluces, como Migasa o Acesur.

Además de olivar tienen alguna inversión en almendros. Es un negocio en fase de prueba, que se desarrolla en Aragón con participación en un proyecto desarrollado por un especialista.

En capital-riesgo, negocio iniciado también en 2015, el criterio igualmente es el partenariado, a través de su participación en más de 50 fondos, entre ellos Axon Capital o en Espacio_Res, la aceleradora sevillana de startups. En algunos de ellos participan en el comité de inversiones o son inversores ancla. Esta fórmula es mayoritaria respecto a la participación directa en compañías. Lo hacen en Scoobic, Lime o Cabify. En ambos casos también diversifican. El 50% tiene base tecnológica y también la mitad son compañías extranjeras.

En el vertical financiero apuestan por activos cotizados.

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