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Análisis
Joaquín Aurioles
Trump y la desdolarización
El endeudamiento, un término que a menudo evoca imágenes de apuros financieros y estrés, esconde una realidad más compleja. Si bien es cierto que un manejo irresponsable del crédito puede conducir a situaciones difíciles, el endeudamiento, cuando se utiliza de manera estratégica y consciente, principalmente pensando en el largo plazo, puede convertirse en un poderoso aliado para alcanzar nuestros objetivos financieros.
Debemos trascender la visión simplista de las deudas como un mal necesario. Es fundamental comprender que no todas las deudas son iguales. Existen algunas que, lejos de ser una carga, representan una inversión en nuestro futuro. Pensemos, por ejemplo, en la adquisición de una vivienda (el 75% de la deuda de los hogares es hipotecaria). Si bien implica contraer una hipoteca, esta deuda a largo plazo suele ir acompañada de un incremento en el valor del inmueble, que se convierte en un activo que genera patrimonio.
A lo largo de la historia, numerosas personas han utilizado el endeudamiento como un catalizador para impulsar su crecimiento financiero. Empresarios visionarios han recurrido a préstamos para financiar sus proyectos, artistas han invertido en sus creaciones y estudiantes han obtenido financiación para sus estudios. En todos estos casos, el endeudamiento ha sido una herramienta que les ha permitido acceder a oportunidades que de otra manera habrían estado fuera de su alcance.
Otro elemento a tener en cuenta del crédito es su ventaja fiscal, pues este “ingreso” no tributa en IRPF, como sí lo hacen las rentas del trabajo y del capital, lo que aminora el coste del préstamo.
Para hacer un buen uso del endeudamiento, además de determinar el objetivo concreto para el que lo queremos y evitar sobreendeudarnos en el corto plazo, es esencial conocer qué tipo de crédito es el que mejor encaja con nuestra situación y nuestras necesidades. En este sentido, por ejemplo, hay una estrategia que no siempre es conocida, que es la de pignorar activos para obtener financiación. Al utilizar inversiones como garantía, es posible acceder a préstamos a tasas de interés más favorables y, además, sin tener que descapitalizarnos y renunciar al potencial de revalorización de nuestras inversiones.
Establecer una planificación financiera de la mano de asesores profesionales nos permitirá valorar en qué momento es importante y viable endeudarnos y, además, encontrar la mejor forma de hacerlo para que deje de ser un enemigo y se convierta en un aliado.
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