Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Madrid/Huelva se posiciona como un punto estratégico en las intenciones de España de convertirse en un hub europeo de producción y venta de SAF, el combustible sostenible para la aviación que supone una alternativa que permite reducir el impacto ambiental del sector aéreo mediante la disminución de emisiones de CO2, y que también situaría al país a la cabeza europea del turismo sostenible. La planta de biocombustibles 2G que desde el pasado mes de febrero construyen Cepsa y Bio-Oils junto al Parque Energético La Rábida de la compañía energética en Palos de la Frontera es la punta de lanza de una estrategia nacional encaminada a acelerar la descarbonización del transporte aéreo.
Con una inversión de 2.000 millones de euros y una capacidad de fabricación de medio millón de toneladas, la planta será la más importante del Sur de Europa cuando entre en funcionamiento en 2026. Una puesta en marcha que Cepsa considera estratégica en su plan para producir un SAF competitivo tanto en calidad como en precio e impulsar una nueva industria en la que España, dadas sus fortalezas en energías renovables, producción de hidrógeno verde, potencialidades de biomasa y mano de obra cualificada, puede encontrar una gran oportunidad.
Como ha destacado Álvaro Macarro, director de Aviación Sostenible de Cepsa, “La producción de SAF es una gran oportunidad de país. El compromiso de Cepsa con la construcción de la mayor planta de SAF del sur de Europa es una realidad y sin duda será un referente en la producción de SAF en Europa”. Macarro también ha señalaado que, pese a que ya se está produciendo SAF en las instalaciones de Cepsa en Huelva, “esa planta es la que nos va a dar el impulso para ser un auténtico referente en la producción de SAF en España y en Europa”.
Esta instalación habilitará el desarrollo de otros proyectos clave para el reposicionamiento de España y Andalucía en el panorama energético internacional. Además de SAF y diésel renovable (HVO), la planta también producirá biogás, materia prima fundamental para la producción de hidrógeno verde, indispensable para la descarbonización de la industria, como esta misma planta o el parque energético junto al que se construye, o para la producción de fertilizantes. Además, a partir del tratamiento del biogás, se captura otro producto, CO2 biogénico, indispensable para la producción de metanol verde, clave para descarbonizar el transporte marítimo. Por tanto, este proyecto es una pieza clave en todo el ecosistema del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde que Cepsa está liderando.
En comparación con los combustibles tradicionales, los combustibles renovables desarrollados en este complejo desarrollado por Cepsa y Bio-Oils evitarán la emisión de 3 millones de toneladas de CO2 anuales, lo que equivale al 4 % de las emisiones del transporte por carretera en España.
La compañía energética se ha unido además a algunas de las grandes compañías que operan en España (Iberia, Iberia Express y Vueling) y a BIOCIRC (Asociación Española de Biocircularidad) para presentar un informe con 16 medidas económicas, regulatorias y de colaboración público-privada para impulsar la producción y el consumo de SAF conla clara intención de posicionar a España como líder europeo de esta nueva tecnología y del turismo sostenible.
Estas entidades proponen hacer del desarrollo de SAF un proyecto de país, posicionando a España como hub europeo y situándolo a su vez a la cabeza del turismo sostenible y la transición energética. El informe ‘¿Cómo hacer de España el líder europeo de SAF? Hoja de ruta para
acelerar la descarbonización del transporte aéreo’ recuerda que la nueva industria para producir este combustible sostenible requerirá una inversión de 22.000 millones de euros para la construcción de instalaciones y la generación de 270.000 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos hasta 2050. El desarrollo de esta industria, por tanto, podría tener un impacto de 13 000 millones de euros en el PIB español únicamente por la construcción de las plantas, a lo que también se sumarían 42 851 millones de euros por la operación de estas hasta 2050 (además de la inversión y empleos correspondientes a esta fase).
El informe subraya la necesidad de establecer un marco regulatorio que brinde seguridad a los agentes involucrados, permitiéndoles invertir con confianza en esta industria emergente. También se destaca la importancia de asumir de forma conjunta las inversiones necesarias y el incremento de costes para que el SAF sea una solución sostenible y viable a corto plazo, ya que su precio es entre 3 y 5 veces superior al queroseno de origen fósil. Asimismo, el desarrollo de tecnologías innovadoras para su producción, así como el despliegue de instalaciones industriales con la capacidad adecuada para satisfacer la demanda de SAF, es esencial para aprovechar el potencial de la materia prima existente en el territorio nacional.
El estudio señala que, aunque la capacidad anunciada de producción de SAF con la tecnología más utilizada en la actualidad, HEFA, podría cubrir las necesidades para 2030, estaría muy lejos de satisfacer la demanda para 2040 y las necesidades de combustibles sintéticos e-SAF (obtenidos a partir de hidrógeno verde).
Para garantizar la independencia energética y descarbonización del sector aéreo en España y el acceso a combustibles de aviación hasta 2050 sería necesaria la construcción de 3 plantas de biocombustible HEFA, 5 plantas de combustible sintético y, al menos, 24 plantas de biocombustibles SAF AtJ (Alcohol to Jet) y FT (Fischer Tropsch). El informe destaca, además, la importancia de localizar las plantas de producción de SAF cerca de las materias primas, contribuyendo no solo a descarbonizar la economía sino también al desarrollo social y económico del territorio rural. Por ello, es fundamental establecer un marco jurídico que facilite las inversiones necesarias, además de incentivar el desarrollo de las nuevas tecnologías para la producción de SAF, claves para alcanzar los objetivos más allá de 2030.
Una estrategia en la que la provincia de Huelva desempeñará un papel clave debido a su importante masa fortestal y a una actividad agrícola de primer nivel que permitirán establecer sinergias para alimentar la nueva industria de los biocombustibles.
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