Ruperto Gallardo presenta una candidatura de profesionales para “luchar por Huelva”

Creo en Huelva dio ayer su primer paso en la carrera a las municipales. Lo hizo al registrar en la Junta Electoral la lista que integran 27 personas lideradas por el candidato a la Alcaldía capitalina, Ruperto Gallardo.

El todavía edil no adscrito compareció en la plaza del Velódromo junto a algunos de los integrantes de la candidatura. Explicó que todos los aspirantes son “profesionales”, así como que hay “desde estudiantes a jubilados”.

Pero el partido, además, está abierto a sumar con “todas las personas que quieran venir con nosotros porque tenemos las puertas abiertas para conseguir una Huelva mejor, que es nuestro objetivo”. “Esperemos que confíen en nosotros”, señaló.

Como número dos le acompaña la abogada Raquel Llorden, mientras que de tres va la ingeniera industrial Elsa García. Pepe Núñez, empresario y chef, y la politóloga Keka Guerrero son cuarto y quinta respectivamente.

Por detrás se sitúan María Vivancos, profesora del Aula de la Experiencia de la Universidad de Huelva; Joaquín Pérez, informático del hospital Infanta Elena, el empresario Álvaro García Barroso, la trabajadora en el área de Dependencia Susana Ponce, el empleado del Servicio Andaluz de Salud Fernando Márquez Bravo y el profesional de Justicia Eduardo Murillo.

Y así, según valoró Gallardo, quien estuvo acompañado por Enrique Figueroa, hasta 27 “personas de la sociedad de Huelva que solo tienen como objetivo mejorar la vida de los ciudadanos”.

Ya en diciembre de 2017 ambos explicaron que estudiaban crear una agrupación de electores o bien fundar un partido político de cara a las municipales. Y fue el pasado 10 de mayo cuando finalmente tuvo lugar la puesta de largo de Creo en Huelva.

El edil no adscrito en el Ayuntamiento de la capital desde que abandonara junto a su compañero Enrique Figueroa las siglas naranjas presentó su nuevo proyecto dejando claro que “Creo en Huelva no defiende una ideología, sino el bienestar de las personas por encima de las ideologías”. De ahí el origen del que es uno de sus lemas: “Sin pedir permiso”.

Porque, según argumentó, frente a los partidos que son verdaderos aparatos políticos, o que se convierten en meros franquiciados de marcas nacionales –sin poder de decisión y sin capacidad para aportar cosas en lo cercano–, su formación no tendrá más jefes que los propios onubenses.