Una hermana mayor de Huelva en la coronación canónica de la Virgen del Rocío

Historia de la Coronación canónica

Ana Gómez Valera estuvo al frente de los rocieros onubenses en 1919, como lo había hecho cinco años antes

La hermandad estrena el Simpecado de Rodríguez Ojeda

Carreta de Huelva de la familia de Ana Gómez Valera.
Carreta de Huelva de la familia de Ana Gómez Valera. / 'La Romería' De M. Siurot
Eduardo J. Sugrañes

05 de junio 2019 - 07:47

El Rocío de la coronación canónica lo anunciaba en Huelva con bastante animación el clásico y alegre tamboril rociero. Le acompañaba una hermosa becerra que se regalaba entre los que aportan una limosna, cuyo producto se destinaba a sufragar los gastos de la hermandad.

Un año en el que la hermandad se preocupaba de ir lo mejor posible y estrenó un nuevo Simpecado y algunas insignias. Un obra del prestigioso bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que fue destrozado en el asalto a la parroquia de San Pedro en la Guerra Civil.

La gran novedad es que Ana Gómez Valera, la primera hermana mayor de la Hermandad del Rocío, que se estrenó en el cargo en la romería de 1914, volverá cinco años después a estar al frente de la hermandad en tan importante acontecimiento de la vida rociera.

En aquella época no era fácil que una mujer ostentará un cargo público ni tampoco en las asociaciones de la Iglesia como era el caso de las hermandades. Sí en el aspecto más interior, en lo más devocional puertas a dentro del templo, aunque se iban dando algunos pasos como en la reorganización de la Hermandad de la Vera Cruz por mujeres, cuyo procesión quedaba a la organización de los hermanos varones.

Aquel Rocío de 1914 fue un gran acontecimiento para todos como reflejan las crónicas.

Sin embargo también tuvo que enfrentarse a quienes decían que la hermandad no pernoctaría en Almonte sino en La Palma, por lo que Ana Gómez no dudó en enviar una carta a la prensa para desmentirlo. Salvado este primer escollo que no se sabe de donde partió nada consiguió desestabilizar la gran novedad de una mujer al frente de los rocieros. Gracias a su esfuerzo, el resultado fue una magnífica romería que como señala Francisco Muñoz Pérez en La Provincia (10-6-1914) tributaba “un elogio caluroso a la hermana mayor de la Hermandad de Huelva, Ana Gómez Valera.- Con actividad incansable, haciendo sacrificios de todo género, ha logrado organizar admirablemente la romería.- Están muy en razón, por consiguiente, los numerosos plácemes que ha recibido de los romeros, tanto de los de Huelva como de los de las demás hermandades que fueron al Rocío”.

Una promesa a la Virgen del Rocío al encontrase bastante enferma llevó a Ana Gómez Valera a repetir en el cargo de hermana mayor cinco años después. Experiencia tenía y, además, vivirá uno de los acontecimientos más importante hasta entonces en la devoción rociera como era la coronación canónica de la Virgen del Rocío.

El Diario de Huelva (30-5-1919) habla del buen ambiente que se respira: “Se nota extraordinaria animación entre los romeros, y tenemos entendido que irán muchas familias de Huelva con carretas artísticamente adornadas, rindiendo así culto a la tradición y a la fe que el pueblo siente por la Blanca Paloma”.

En la romería de 1914 se estrenó un estandarte o Simpecado verde bordado en oro por la señorita R. G., así como varas y candelabros para la carreta regalo de Ana Gómez Valera.

En la de 1919 se da un nuevo impulso al patrimonio de la hermandad y se estrena un nuevo Simpecado que es bendecido en la parroquia mayor de San Pedro. Es una gran obra del taller del prestigioso bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda. “El estandarte de gran gusto artístico y de no menor valor. En el centro se destaca la imagen de la Virgen admirablemente pintada y bajo corona real ricamente bordada en oro y seda.- El fondo del estandarte que es de terciopelo encarnado está profusamente bordado en oro. Penden de él cuatro borlones de oro”.

Lo bendijo en la mañana del domingo 1 de junio el arcipreste Miguel Muñoz. Por la tarde fue trasladado en procesión hasta la casa de la hermana mayor, en la calle Cánovas, 27 (Puerto).

El miércoles, en la víspera de la salida de la hermandad se vivió una gran velada en la calle Cánovas a la que asistieron numerosas personas. Se había adornado la calle con un artístico arco lujosamente adornado con guirnaldas de flores y profusa iluminación eléctrica y farolillos a la veneciana. Los vecinos engalanaron sus balcones con vistosas colgaduras, ofreciendo a la calle el aspecto de la más alegre verbena.

Gracias al Diario de Huelva (6-6-1919) conocemos quiénes formaban parte de aquella romería que ¡pasó a la historia, a las que ahora recordamos sus nombre tomando esa referencia.

“La comitiva salió como era habitual en aquella época a las nueve y media de la noche, abría marcha unos veinte jinetes. Conducía las banderas de la hermandad los hermanos Agustín Quintero y Agustín Álvarez.

A continuación el insustituible Antonio, que durante el trayecto no cesó un momento de imprimir ‘actividad’ a clásico tamboril y la típica dulzaina.

Y que conste, que anoche parecía que tocaba mejor que nunca, según confesión del propio ‘maestro’ y del decano de los rocieros señor Gilabert.

Seguía la junta directiva montada en briosos caballos y presidida por el entusiasta hermano e infatigable rociero Antonio González Gómez en representación de la hermana mayor señorita Ana Gómez.

A continuación la hermosa carroza del Simpecado, tirada por dos soberbias mulas lujosamente enjaezadas.

La carroza de la Virgen representaba un magnífico golpe de vista brillantemente iluminada y adornada con profusión de flores.

Magnífica candelería de plata y valiosos jarrones del mismo metal, iban delante del estandarte, a la par que bonitas y bien combinadas guirnaldas rodeaban la carroza. Conducía Miguel Muñoz.

Le daban guardia fuerzas de la benemérita montada y Seguridad. Seguía la banda municipal, que durante el itinerario interpretó bonitos y alegres pasodobles.

Después iba el coche de la hermana mayor y las carretas todas lujosamente adornadas, sin que faltaran valiosos mantones de manila, farolillos, cortinas, etc.

Primeramente iba la de Miguel Muñoz que… ¡cualquiera le quita el sitio! ¡como que lo arrienda de un año para otro!

Iban después las de Aurelio Báez, Miguel Quintero, Curro Gallardo… ‘¿Oiga Vd.? Curro ¿eh? Que si me ponen Francisco o Paco, a mí no me conoce nadie ¿estamos?

La de la viuda de don Vicente de la Corte la de Antonio García, Francisco Márquez, la muy ‘patriótica’ de José Muñoz, la de Manuel Silgo, Balla Frigolet, cuyo patrimonio podía muy bien hacerse extensivo a las ‘ocupantas’ del carro porque como guapas lo eran ‘un rato largo’.

La de Francisco Fernández, José González, Jaime Infante, José Vergara, Manuel Domínguez, María Pereira, Ana Gómez Varela, Manuel Oliveira, Concepción Toscano, Francisco García, Ana Garrido, Josefa Sánchez, Manuel Vizcaíno, Manuel Valladolid, Antonio Aquino, Rafaela Monis, Fermín Pérez y Juan Tomico, en total 28”.

Ya se aventura lo “¡bien que va a quedar Huelva en el Real del Rocío”.

Se vivió una romería muy especial por la coronación canónica de la Virgen del Rocío, a cuya corona había contribuido de manera muy generosa la hermandad de Huelva con 100 pesetas.

En la crónica de la jornada, el Diario de Huelva (11-6-1919) destaca que “la de Huelva que es sin apasionamientos de ninguna clase, la mejor que se han presentado en el Real del Rocío. Nuestra hermandad se presentó con 31 carretas y numerosos jinetes. Podemos decir que después de la Almonte ha sido la que ha dado más esplendor a la fiesta”.

Aquel Rocío quedó vivo en la memoria de los rocieros y en las páginas de quienes nos antecedieron en la prensa local. El resumen a la llegada era bien elocuente, se había vivido una romería histórica “el recibimiento ha sido verdaderamente entusiasta”. Los agasajaron en el restaurante Isla Chica, con arco de luces y fuegos artificiales, iluminando su entrada multitud de bengalas, con muchas personas en el Velodromo y la Casa Colón y el centro de la ciudad hasta ser depositado el Simpecado en la iglesia de San Pedro.

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