La curiosidad que esconde el Traje de los Apóstoles de la Virgen del Rocío

EL ROCÍO

El Traje de los Apóstoles fue sometido a un proceso de restauración.
- J.M.M.

13 de junio 2024 - 09:21

A mediados del pasado siglo XX comenzó a diseñarse uno de los trajes que habitualmente luce la Virgen del Rocío. Una pieza diseñada por Joaquín Castilla, con bordados de Ángeles Navarro, escultura de Miguel González Pérez y orfebrería de Seco Velasco.

Estamos hablando del Traje de las Hermandades, o más popularmente conocido como Traje de los Apóstoles, una obra diseñada en 1951, siendo un encargo efectuado por la propia Hermandad Matriz de Almonte, bajo la presidencia de Manuel Escolar Peláez, y que goza con la declaración de Bien de Interés Cultural dentro del Catálogo General del Patronio Histórico Andaluz, según recoge en su web la Matriz.

El terno está compuesto por saya, manto, toca, pecherín o corpiño, cuello, mangas y sobremangas, y traje del Niño. A excepción de la toca, que fue confeccionada en malla y bordada con motivos vegetales muy abigarrados, el resto del conjunto fue bordado con hilo de oro fino y de seda de diferentes colores sobre tisú de plata.

Traje de los Apóstoles. / Hermandad Matriz Almonte

Pero la mayor curiosidad de esta pieza radica en el nombre por el que es conocido: Traje de los Apóstoles, ya que pese a este sobrenombre lo cierto es que en el trajo no aparece ninguno de los doce apóstoles.

“Los personajes representados son, en el lado izquierdo, san José, esposo de la Virgen; san Joaquín, su padre; y el patriarca Abraham, padre de los creyentes; y en el lado derecho, el rey David, de cuya estirpe nació la Virgen María; san Juan Evangelista, a quién el Señor entregó a su Madre, como símbolo también de la maternidad espiritual de la Virgen sobre todos los cristianos; y san Lucas, evangelista mariano por excelencia”, explica la Matriz.

La aparición de estos personajes fue lo que motivó en el acervo popular que a este conjunto se le denominara traje de los Apóstoles, “pues el pueblo, llano y sencillo, no sólo no reparó en saber quién era cada uno, sino que ni los contó. Lo cierto es que, al ver que había tantas caras ebúrneas, pensarían que serían los seguidores de Jesús”, y lo empezaron a denominar como “de los Apóstoles”.

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