La devoción a la Virgen del Rocío llega hasta la Antártida

De todos es sabido que la fe y la devoción a la Virgen del Rocío no entiende de límites territoriales ni de fronteras, sino que se extiende y llega a todos los rincones del mundo. El mayor grueso de hermandades rocieras se encuentra en Andalucía, pero hay representaciones en casi todos los puntos del territorio nacional e incluso fuera de él, como es el caso de la Hermandad del Rocío de Bruselas.

Países como Argentina, Venezuela, Bolivia, Puerto Rico o Australia cuentan con asociaciones rocieras en las que promulga el fervor a la Patrona de Almonte y, en el plano local, recientemente se ha bendecido e inaugurado en la Sierra onubense el primer altar dedicado a la Virgen del Rocío, ubicado en la parroquia de Santa Marina de Valdezufre, una aldea perteneciente a Aracena.

Y en unos meses, esa fervor y devoción a la Blanca Paloma llegará hasta la parte más meridional de nuestro planeta. Hablamos de la Antártida, el continente situado en el sur del círculo polar antártico cubierto al 98% de hielo y con una temperatura media anual de -57 grados centígrados. Hasta allí llegará una medalla de la Virgen del Rocío.

Concretamente, una medalla de la Hermandad del Rocío de Segovia que su presidente, José Manuel Ansoleaga, ha entregado a la Cabo del Ejército de Tierra Azucena Rodríguez, miembro de la Hermandad del Rocío de Medina del Campo, y que será llevada a la Antártida con motivo de la 38 Misión Antártica en la que va a participar Azucena Rodríguez.

“En unos meses nuestra medalla viajará a la parte más al sur de nuestro planeta”, ha anunciado a través de sus redes sociales la Hermandad del Rocío de Segovia que recientemente ha escrito una de las páginas más importantes de su historia con la bendición de su Simpecado, cuyo diseño y bordados son obras del artista Sevilla José Antonio Grande de León.