Un encuentro pasado por agua
Hermandad de Huelva
La Hermandad de Huelva ya está en la aldea almonteña a la espera de presentarse ante la Virgen del Rocío. Un fuerte aguacero sorprendió a la filial en su llegada a Gato.
La Hermandad de Huelva cumplió su sueño de 2013 de llegar hasta la aldea almonteña y postrarse ante la Virgen del Rocío. Lo hizo ayer después de una jornada marcada por las inclemencias meteorológicas, que no hicieron mella en el sentir rociero. El día amaneció fresco en La Matilla, donde pernoctó la hermandad. A primeras horas de la mañana algunos rayos de sol se abrían paso entre las nubes y el intenso viento invitaba al abrigo.
El grueso del camino había quedado atrás, con la salida de la ciudad plagada de emociones, y el primer contacto con las arenas. Aún quedaba un largo recorrido, muchos instantes de compartir a pie, a caballo o en carreta con los amigos, compañeros de viaje espontáneos y hermanos.
Alrededor de las 9:00, la carreta del Simpecado abandonaba El paraje de la pernocta. La misa se había celebrado la noche anterior, por lo que la comitiva se dispuso de inmediato a iniciar la marcha con orden, según había previsto la organización, sin que se produjera ninguna aglomeración. Los romeros enfilaron el camino en dirección a Cabezudos. El objetivo de la jornada primero era Gato, lugar en el que Huelva hace la suelta y que queda solo 2,5 kilómetros del poblado.
Cuando el Simpecado dejó La Matilla ya muchos peregrinos habían cogido el camino. Varios vehículos asistenciales abrían la comitiva y estaban pendientes de las necesidades que iban surgiendo.
El silencio predominaba entonces entre la comitiva. Los peregrinos se desperezaban aún, conscientes de que tenían tiempo para animar el recorrido con cantes. De momento lo importante era avanzar lo más posible y poder realizar una primera parada para el avituallamiento de los romeros a pie. También debía rezarse el Ángelus. No había ningún sitio señalado, sería a las 12:00 como indica la norma.
Por delante, los romeros invitaban a la carretera a seguir la senda y conforme fueron pasando las primeras horas comenzaron a oírse las primeras sevillanas. Algunos grupos de a pie estaban respaldados por un vehículo que les proporcionaba provisiones, aunque la inmensa mayoría de ellos llevaban sus propias mochilas con el avituallamiento. Estos romeros portaban, ropas ligeras para hacer el camino a pie y eran pocas las peregrinas que vestían traje de flamenca.
De vez en cuando, las ráfagas de viento levantaban polvaredas y más de un peregrino tuvo que salir corriendo detrás del sombrero que había perdido. El cielo llevaba tiempo despejado pero las primeras nubes hicieron acto de presencia. La carretera avanzaba tras una larga cola de rocieros que comenzaron a sentir en sus piernas el cansancio de las primeras horas de camino por las arenas, y lo hacían en medio del polvo que la comitiva concentrada alrededor del Simpecado levantaba, reproduciendo una estampa típica que por estas fechas que se repite cada año por el Espacio Natural de Doñana. En torno al estandarte, algunos romeros portaban mascarillas, pero de entre toda la comitiva eran los menos.
A las 11:30, los peregrinos realizaron una parada. Era momento de recuperar fuerzas y de refrescarse la garganta, aunque esto último también lo iban haciendo sobre la marcha. Después se reemprendió el camino, entre pinos y eucaliptos y otra vez por las arenas buscando Cabezudos. El viento seguía azotando y para entonces el cielo se encontraba totalmente cubierto.
Los caminantes más adelantados alcanzaron Cabezudos antes de las 13:00. Había comenzado a lloviznar y el grueso de la caravana aún estaba lejos.
Mientras tanto, en El Rocío se realizaban los preparativos alrededor del Santuario para acoger la presentación ante la blanca Paloma de las 30 hermandades más jóvenes. En la aldea habían pasado la noche ya 50 filiales y otra treintena estaba de camino. La Virgen esperaba ya en el altar con su manto de los Apóstoles. El cambio en la presentación y el tiempo desapacible marcarán está romería.
En el camino, la lluvia arreció por un instante pero enseguida dio paso a un aguacero que se prolongó hasta la llegada de la hermandad a la suelta. Los romeros habían sido precavidos y casi todos se enfundaron sus chubasqueros, algunos incluso un poncho, ya que la temperatura había descendido una vez que el sol desapareció. Poco antes de las 14:00 el Simpecado estaba en Gato entre el clamor de los peregrinos, que protagonizaron un momento muy emotivo, entre cantes y palmas a pesar de la lluvia.
Una vez colocada la carretera del Simpecado entre árboles, el hermano mayor Manuel Díaz agradeció a la Virgen haber llegado hasta allí en forma de vivas y otras alabanzas.
Díaz, con una elocuente afonía, hizo un balance de los dos días de recorrido. La jornada de la salida la calificó de magnífica. "Gracias a Dios ayer (por el jueves) hicimos un día extraordinario y hoy a pesar de la lluvia venimos con la misma ilusión" , explicó el hermano mayor, que añadió que "éstas son cosas del Rocío, porque es algo fuera de lo normal, pero como se podido comprobarse llueva a no todos estamos juntos al Simpecado y unido por la Virgen". Después, los romeros comenzaron a dispersarse por el paraje en busca del descanso. La primera parte del recorrido era pasado. Atrás había quedado lo más difícil.
Pasadas las 16:00, los rocieros iniciaron de nuevo la marcha hacia la aldea. El aguacero ya había cesado. Delante estaba el último tramo de un camino testigo de promesas, vivencias y donde las plegarias a la Virgen se transforman en coplas acompasadas con vino, rebujito o cualquier otro refrigerio, en palmas al compás de una guitarra y en acordes de sentimientos que consiguen emocionar a más de uno.
La idea, según Manuel Díaz era estar en la aldea sobre las 21:30 y en la casa hermandad a las 20:00 para descansar y estar listos para la presentación.
Finalmente, la ilusión se hizo realidad en una jornada de intensa lluvia, que es la que vivieron miles peregrinos que componían el séquito romero de la filial capitalina; la hermandad más numerosa de cuantas hacen presentación. Y como suele decirse cuando llega Huelva empieza el Rocío. La entrada, como es tradicional, se hizo por el barrio de las Gallinas (Camino de Moguer) donde esperaban cientos de rocieros para dar la bienvenida a la comitiva, que llegó a las 21:15.
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