"La ermita del Rocío ha de ser lugar de oración y de recogimiento"
francisco jesús martín sirgo. párroco de almonte y capellán del santuario del rocío
Nació en el seno de una familia con enorme devoción a la Virgen y no concibe la celebración mariana sin ella, por lo que esta romería está siendo diferente para el sacerdote
Sin la sotana, Francisco Jesús Martín Sirgo se confunde con el paisaje y la ciudadanía. En las distancias cortas, el nuevo párroco de Almonte se muestra abierto, cercano, afable y muy rociero. Encarna, sin duda, los valores de la renovada Iglesia que anhela el papa Francisco y las cualidades que seguro han sido determinantes para que el obispo de Huelva, José Vilaplana, le haya confiando la capellanía del Santuario del Rocío.
-Los tres últimos sacerdotes de Almonte son del Condado. ¿Ser de la comarca es condición sine qua non para llevar las riendas de esta parroquia?
-No es condición sine qua non. Prometemos obediencia a nuestro obispo, él es quien nos elige tras un diálogo previo, mientras que nosotros acogemos sus decisiones intentando servir a Dios en el municipio donde nos emplaza; en este caso, aquí en Almonte y El Rocío. Es verdad que somos los más próximos y cercanos, por lo que la idiosincrasia es la más parecida. En cualquier caso, Almonte es una parroquia más donde se realiza la Iglesia.
-Pero el ser rociero habrá sido algo determinante.
-Nací en el seno de una familia que siempre ha tenido una gran devoción a la Virgen del Rocío. Un amor que me inculcaron mis tíos, hermanas y padres. Yo soy el más pequeñito y mis dos hermanas, a las que quiero y amo con locura, supieron transmitirme lo mejor de El Rocío. Yo no concibo esta celebración mariana sin ellas. Este año durante la romería no podré estar todo el tiempo a su lado y no sé cómo la viviré. Sé que me costará, porque mi familia es mi familia.
-Ha vivido romerías como párroco de La Palma del Condado y Bonares, aunque imagino que la de este año será especial.
-Será una romería especial, porque todas son únicas y particulares. Hay muchas formas de vivirlas, pero también de confundirlas. Existe gente que se queda en la parafernalia, con la fiesta, y pierde el alma y el motivo de compartir Pentecostés. El ágape no puede nublarnos la vista de la importancia de la celebración, que representa volver como una gran familia que viene de festejar la confraternización en casa de la madre, vivido desde el amor que nos da Jesús, pastorcito divino.
-El hermano mayor de la Hermandad Matriz de Almonte afirma que El Rocío le está robando el sueño. ¿Qué se lo quita a usted?
-A mi nada. Cuando te pones en manos de Dios nada te quita el sueño. Prefiero hasta no dormir y rezar estando cerca de ella.
-Dentro de la curia eclesiástica aún hay quienes ven la romería con ciertos recelos desde un prisma netamente religioso. ¿Por qué?
-Tienen cierto recelo porque ha adquirido una dimensión enorme. Quizás se nos ha ido de las manos el vivir lo que es la esencia del Rocío.
-Póngame un ejemplo.
-En el santuario podemos expresar nuestra fe de cualquier forma, pero no todas son las más loables o, mejor dicho, las más propias para la casa de Dios. Existe mucha bulla y no podemos olvidar que el lugar en el que nos encontramos, un santuario, debe de ser casa de oración, tal como citan las sagradas escrituras. Quien accede a su interior ha de tener un respeto por el hermano de al lado, por aquel que mira a la Virgen y no es capaz de articular palabra, pero se le escapa una lágrima de los ojos; de aquel que necesita el recogimiento… En este maremoto de sentimientos, tendríamos que buscar que todos tuviéramos cabida, que nos respetásemos todos. Pero, especialmente, al lugar donde la madre de Dios nos ofrece a su hijo.
-Quizás El Rocío Chico es ese contrapunto: una efeméride sin fiestas.
-Es lo que llamamos un Rocío de fe. Aunque tiene su parte de ágape, lo que se hace es compartir la fraternidad, la alegría de lo que somos y lo que tenemos. Lo que tengo lo comparto y lo pongo a disposición de todos.
-Con Valencina de la Concepción son 117 el número de filiales que peregrinan a la aldea. ¿Hay limites para esta devoción cristiana?
-No hay limites. Cada año se suman nuevas filiales. No sé los criterios que se siguen para este reconocimiento. Soy un poco neófito, y este año solo he participado como observador.
-Este año ha sido el pregonero de La Palma del Condado. Un regalo de despedida para sus feligreses.
-Nunca me ha gustado ser pregonero. Los he realizado en Sanlúcar, San Silvestre y Villablanca, aunque siempre a la Patrona del pueblo. Me prometí a mí mismo no realizar ninguno, pues entiendo que mi labor es pastoral, no sólo en un día en concreto. En La Palma tuve la invitación desde el primer momento, pero mi respuesta era siempre la misma: cuando me trasladen. Y por la boca muere el pez. Cuando anunciaron mi partida, me lo volvieron a pedir y no pude negarme. Cumplí con mi palabra.
ROCÍO 2016
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