"Esta experiencia es impresionante, no se puede comparar con nada"
Gregorio Camacho, hermano mayor de la Hermandad Matriz
El orgullo por el cargo se multiplica por la trascendencia de este 2013 para los almonteños. Este gran rociero destaca el cambio en la romería tras procesiones "con sólo mil personas".
Ha tenido la suerte, el honor y el privilegio de ser hermano mayor de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte en un año transcendental, que quedará impreso en la historia de esta devoción mariana y tatuada en la retina de Gregorio Camacho.
Desde el día de resurrección en que fue elegido, con el respaldo de 1.019 votos frente la otra hermana, Felisa Jiménez (con 672 apoyos), el vecino almonteño lleva viviendo un sueño único con la concesión del Año Jubilar, el bicentenario del Rocío Chico y la Venida de la Patrona a su pueblo.
-¿Cuándo decidió dar el paso de presentar su candidatura?
-Es algo que he meditado en muchas ocasiones. Sin embargo, por cuestiones de trabajo (ejercía de jefe de Mantenimiento en Ibersilva, una de las filiales del grupo Ence) nunca pude dar el paso. Ser hermano mayor te exige dos meses de dedicación y era algo que no me podía permitir. Por eso, cuando me prejubilé, el 11 de noviembre de 2011, fue algo que pude plantearme más seriamente. En cualquier caso, la primera vez que surgió fue en una reunión con los amigos en la que bromeaban sobre la fecha en la que me presentaría. Ya en 2012, el Domingo de Resurrección, en que se celebraba las votaciones para la elección de mi predecesor, me volvieron a preguntar. Dije que sería el año próximo, pero sin mucho convencimiento, y recuerdo que una chica de la hermandad lo subió a Facebook.
-En estos casos, el apoyo de la familia debe ser fundamental.
-Sin duda. Mi familia me ha prestado un apoyo incondicional, pero a la misma vez también necesitas el respaldo de un grupo considerable de amigos. Sin ellos, no puedes hacer nada.
-Dicen quienes han ostentado el honor de ser hermano mayor que los peores momentos se viven en el plebiscito de las urnas y durante el recuento de votos ¿Cómo recuerda aquel momento?
-Con mucha tranquilidad, me encontré relajado en todo momento. Si por algo hubiera sentido no haber salido elegido sería por mi hijo, que había puesto mucha ilusión y se encuentra muy vinculado a la Iglesia debido a su cargo de presidente de la Hermandad del Gran Poder de Almonte. Durante el recuento de votos, él tenía una crisis de nervios que contrastaba conmigo, que me encontraba muy sereno y, según mi mujer, muy serio. Yo quería estar así por respeto a la otra candidata, Felisa Jiménez, postura que mantuve incluso en el momento en que se procedió al recuento de la segunda urna, en la que ya era prácticamente imposible que el resultado cambiara por los votos que tenía acumulados.
-¿Cómo está viviendo los cultos representando a la Matriz?
-Mi mujer y yo siempre hemos sido muy rocieros, tenemos desde pequeños ese fervor por la Santísima Virgen. Por eso mismo, no por ser ahora hermano mayor, frecuento la iglesia o acudo más a los cultos. Esto es algo que he realizado siempre. He estado muy vinculado con mi hermandad y metido en este mundo antes de dar este paso.
-¿Se imaginaba entonces cómo podría ser vivir en primera persona esta experiencia?
-He tenido la suerte de vivir de puertas para adentro cómo se vive la experiencia. En dos ocasiones he acompañado a dos almonteños que han ostentado este honor, pero cuando te llega el momento no tiene nada que ver. Son vivencias impresionantes que no se puede comparar con nada.
-Imagino que llevará tiempo contando los días que restan para el inicio de la Romería.
-Después de un año tan intenso no te da tiempo ni tan siquiera a respirar. En el mes de mayo hemos disfrutado de la procesión por el municipio con su traje de Reina, el pasado fin de semana con el traslado a la aldea y el miércoles con el camino a la Romería. Cuando te des cuenta, ya habrá pasado todo.
-Desde su veteranía ha podido vivir el enorme cambio que ha supuesto en el último medio siglo la Romería de Pentecostés. ¿Cómo recuerda aquellos años?
-El Rocío se ha transformado, gracias a Dios. Ahora moviliza a incontables peregrinos, es impresionante. Yo he conocido años en los que las personas podían ir pegadas a tres metros de la Virgen, fechas en las que a la procesión del lunes de Pentecostés acudían no más de un millar de personas. Recuerdo que en el año 69 el salto a la reja se produjo a las 9:20. Precisamente aquel año se dio la circunstancia de que nos trasladamos en charré sobre las ocho de la mañana, la carretera no se encontraba asfaltada como ahora e incluso nos sobró tiempo, teniendo que esperar a ver la Virgen a su paso por la aldea.
-¿Desde cuándo es hermano de la Hermandad Matriz?
-Desde los doce años.
-¿Quién le inculcó su amor y devoción a la Virgen del Rocío?
-Mis padres. Mi padre era una persona muy devota y me lo ha trasmitido a mí al igual que yo a mis hijos. Como están las cosas, he tenido suerte de que mi padre fuera creyente. Mi mujer, si cabe, me supera en la devoción a la Santísima Virgen del Rocío, y mi hijo, que ha cogido el testigo, nos supera a ambos.
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