Esta es la historia del Alto del Molinillo, el lugar donde se retira cada siete años el pañito a la Virgen del Rocío

Cada siete años la Virgen del Rocío es traída desde la aldea a Almonte, donde permanece nueve meses, para después regresar a su Santuario. En su recorrido por el trayecto que separa la aldea del Rocío de Almonte, la Blanca Paloma va cubierta para protegerse del polvo y las inclemencias del camino con un pañito que le cubre el rostro y que es retirado cuando llega a Almonte y vuelto a poner antes de salir de la localidad en el camino de vuelta.

Tanto la colocación como la retirada de este pañito se hace en el Alto del Molinillo, un enclave situado en el parque del Chaparral, y el Ayuntamiento de Almonte ha querido compartir la historia y el origen de este monumento, que recientemente ha estrenado imagen como consecuencia de las labores de protección y embellecimiento que ha realizado el Consistorio.

El Alto del Molinillo se ubica en el Chaparral, que “era una antigua dehesa de la villa afectada para el uso comunal de sus vecinos, aunque fue siempre considerada por el Ayuntamiento de Almonte como propia del Concejo desde el año 1568”. El Ayuntamiento señala que “durante los siglos XVII y XVIII se amplía mediante compra a particulares en unas 40 hectáreas. Sus aprovechamientos consistían en tierras de labor, pastos y maderas al estar poblada en algunos lugares de monte bajo, pinos y chaparros”

Sobre en una colina de esta dehesa del Chaparral, se situaban varios molinos de viento harineros desde tiempo inmemorial y de ahí deriva el topónimo ‘Alto del Molinillo’. “A principios del siglo XX aún quedaba vestigio de estas construcciones, pero sin sus aspas, debido a que fueron cortadas en 1812 por las tropas napoleónicas en su retirada de la población”, según recuerda el Consistorio.

Ya en 1675 las crónicas cuentan cómo el Ayuntamiento salía hacia el sitio del Chaparral con su guión, junto a la cruz parroquial, para recibir a la Virgen del Rocío y conducirla posteriormente hacia la Iglesia Mayor. El Consistorio apunta que “en el siglo XVIII se solemnizó el acto, colocando a la Virgen sobre unos bancos, donde el párroco subiría para retirar del hermoso rostro de la Sagrada Imagen el pañito que venía protegiéndola de las inclemencias del camino”.