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EL ROCÍO
La Virgen del Rocío cuenta con un amplio ajuar de alhajas y joyas, muchas de las cuales pueden contemplarse en el Museo Tesoro, ubicado en las dependencias del Santuario. Este mismo año, la Hermandad Matriz de Almonte organizó una exposición sobre las joyas de la Blanca Paloma, como resultado del trabajo de catalogación que se había llevado a cabo y que había permitido documentar y clasificar más de medio millar de piezas de la Patrona de Almonte.
Este trabajo de catalogación tuvo su continuación en la edición de un libro con datos y fotografías de una selección de estas piezas, que incluye más de un centenar de joyas de la Virgen del Rocío. La publicación contó con el apoyo de algunas administraciones públicas como es el caso de la Diputación de Huelva.
De entre todas las joyas de la Blanca Paloma que pueden contemplarse en el Museo Tesoro hay una destaca por su gran relevancia al tratarse de la alhaja más antigua que se conserva del joyero de la Virgen del Rocío. Se trata de la popularmente conocida como Corona del Sol.
“Una presea realmente valiosa, de tipología barroca, labrada y cincelada en plata de ley –aunque ahora luce sobredorada–, todavía con acentuadas reminiscencias manieristas, cuya labor puede datarse hacia la segunda mitad del siglo XVII, o los primeros decenios del XVIII. Un sol humanizado y sonriente, de ligera impronta americanista, fulgura resplandeciente en el centro del sostén o imperial, que enlaza el canasto de la corona con su diadema; caracterización de la que ha tomado el popular sobrenombre”, según explica en su web la Hermandad Matriz.
“Su cestillo es de labor calada y relevada, con acabado al cincel y picado de lustre, al igual que el resto de la pieza. En esta base, presenta una ornamentación configurada a base de «ces» expandidas que abrazan cartelillas de formato trapezoidal, unas, y oval otras, imitando el engaste de una piedra preciosa, aunque recreadas en el propio metal. Se asienta todo el canasto sobre un aro ornamentado por guirnaldas láureas. En la diadema, distintos motivos vegetales decoran los espacios de la media luna invertida que forma la creciente, distribuyéndose alrededor de un eje central, encarnado por dos «ces» enfrentadas, en torno a un óvalo que recrea una piedra preciosa labrada en el metal, del que penden los tallos y hojarascas de dos tulipanes, hacia cada extremo, armoniosamente esparcidos por las caídas menguantes del semicírculo”, apunta la Matriz.
Se trata, por tanto, de la corona de la Virgen del Rocío más antigua que se conserva y era utilizada hasta su Coronación Canónica en 1919.
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