El monumento de El Rocío que contiene una sevillana de Muñoz y Pabón

Hablar de El Rocío es hacerlo de sevillanas. Su música es la banda sonora por antonomasia de la aldea almonteña y sus bailes forman parte de una de las estampas más identificativas de la Romería. Según algunos estudios, el origen de las sevillanas se da en los años previos a la llegada de los Reyes Católicos, y la música tiene su origen en las seguidillas castellanas de las que hereda la estructura, evolucionando y adquiriendo un sonido más aflamencado al estar en contacto con otros palos del flamenco.

Y hablar de El Rocío es también hacerlo de la figura de Juan Francisco Muñoz y Pabón, el religioso, literato y humanista hinojero que promovió con ahínco, aprovechando su singular posición social y sus relaciones personales, el hito que cambió para siempre la dimensión de la devoción rociera, como fue la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío, que tuvo lugar el 8 de junio de 1919.

Pues precisamente, hay un monumento en El Rocío que aúna ambos elementos como son las sevillanas y la figura de Muñoz y Pabón. Se trata del conocido como ‘Pocito de la Virgen’ en uno de cuyos azulejos se puede leer una de las sevillanas del canónigos natural de Hinojos, que reza así: Pocito del Rocío, ¡Siempre manando! / ¡Lo mismo que la Virgen: Siempre escuchando! / ¡Rocío hermoso! / Cuando la Virgen sale, / Rebosa el pozo.

Este pocito ya existía en el siglo XVII para abastecer a los capellanes y ermitaños que vivían en la ermita y se encuentra ubicado en las inmediaciones del Santuario de la Virgen del Rocío. Precisamente, la pasada semana el Ayuntamiento de Almonte llevó a cabo una limpieza exhaustiva y labores de embellecimiento del monumento del Pocito de la Virgen, coincidiendo con la celebración de la Fiesta de la Luz, popularmente conocida como Candelaria.

Más de 8.500 niños participaron en estos cultos en los que se conmemora la presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén, según los datos estimados por la Hermandad Matriz de Almonte. En esta celebración los pequeños rocieros son bendecidos y reciben la protección de la Blanca Paloma tras ser pasados por el manto de la Virgen del Rocío.