La Hermandad del Rocío de Huelva bendice una nueva pieza que ya luce en su altar
EL ROCIO
La nueva incorporación guarda relación con la figura del que fuera Arcipreste de Huelva, San Manuel González
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El altar de la casa hermandad de la filial rociera número 9 luce una nueva pieza tras haber sido bendecida. La nueva incorporación de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva guarda relación con quien fuera Arcipreste de Huelva, San Manuel González. Y más en concreto con una de las reliquias que la hermandad posee del santo, un trozo de hueso.
La pieza bendecida no es otra que un relicario de San Manuel González, donado por la hermana mayor de la filial onubense, Carmen Gazapo. El acto emotivo en el que tuvo lugar dicha bendición se celebró la pasada semana y contó con la presencia de las Hermanas Nazarenas, congregación fundada por San Manuel González, lo que hizo aún más especial el rezo que se realizó durante la bendición.
El relicario, que luce en el altar de la casa hermandad, es un diseño original de Orfebrería Domínguez realizado en chapa de bronce cincelada y chapada en plata de mil milésimas. Su estilo es barroco, con detalles rocalla. Consta de dos cuernos de la abundancia que enmarcan el óvalo central que acoge la teca con la reliquia. En el frente de la base, encontramos una medalla en plata de la Hermandad y en la parte posterior, un cáliz cincelado aludiendo al carisma eucarístico del santo.
La relación de San Manuel González con la Hermandad del Rocío de Huelva queda reflejada y contada por la propia filial onubense en su página web en la que recoge una anécdota sobre el santo. “En 1910 estaba seriamente enfermo el Sr. Gilabert Cordero, dando la impresión de que la Hermandad no peregrinaría al Rocío. En esta situación, D. Manuel González García, Arcipreste de Huelva, encargó a Manuel Oliveira y a Manuel Siurot que se hiciesen cargo de organizar la expedición”, según puede leerse en la web de la Hermandad de Huelva.
El texto continúa así: “Y tras un penoso viaje, en el que resultó destrozada la carroza y con graves deterioros el Simpecado, Huelva entró en El Rocío sin carroza y con el estandarte roto, pero según refiere el propio Siurot “… llevábamos a Gilabert, que valía más que todas las carrozas del mundo, porque sobre él se había posado el Espíritu de Dios en un momento de tribulación y angustia. Y cuando montado en mi caballo presentaba yo a las autoridades de Almonte en la puerta de la ermita aquel estandarte que parecía venir de una batalla, las gentes que ya conocían el suceso lloraban y vitoreaban”.
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