Alicia Barona, Hermana Mayor del Rocío de Valencia: “No viviré bastantes años para agradecer lo que España ha hecho por nosotros”
La filial número 80 ha coordinado, gestionado donaciones y lanzado iniciativas como “Los juguetes del Pastorcito” para los afectados por la DANA
Solidaridad rociera: Las Hermandades brindan apoyo y recursos a los afectados por la DANA
El Rocío/“Alicia, ¿Qué tal? Bien, aquí voy en carretera viendo todavía el panorama, la situación es muy dura por la sencilla razón de que hay mucha gente que lo ha perdido todo y desde la carretera veo empresas destrozadas, los coches que todavía hay un montón todos llenos de barro y todavía queda mucho en las calles por hacer. Esto va a durar muchos meses”, así responde la Hermana Mayor de la Hermandad del Rocío de Valencia a la llamada de esta redacción.
Hace ya 15 días desde que Valencia fue arrasada por la DANA. Los municipios más afectados incluyen Catarroja, Sedaví, Chirivella, zonas de la Huerta Sur, Letur o Paiporta, dónde esta declarada zona 0 y las lluvias torrenciales han causado inundaciones severas, daños materiales importantes y pérdidas humanas. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) había emitido alertas naranjas en toda la Comunidad Valenciana, advirtiendo sobre el peligro de acercarse a ramblas y barrancos debido al riesgo de crecidas súbitas, pero la población fue informada muy tarde. El gobierno central ha adoptado medidas urgentes mediante un decreto, mientras que las autoridades locales y voluntarios trabajan en la atención de los damnificados y la recuperación de las áreas afectadas.
Alicia Barona, Hermana Mayor de la filial número 80, nunca esperaba que iba a vivir algo así en su mandato.
Pregunta.– ¿Cómo ha respondido la Hermandad ante las necesidades de los afectados?
Respuesta.– Nosotros tenemos bastantes afectados en la Hermandad, porque hay mucha gente viviendo en la zona cero. Entonces la respuesta ha sido la de ayudar en lo que hayamos podido. Al principio no podíamos desplazarnos, ya que las carreteras estaban cortadas y no podíamos acceder a ninguno de los pueblos. Entonces hay personas que han ido ayudándose un poco entre ellos, por ejemplo, gente que estaba haciendo comida para otros. Desde la misma hermandad y una próxima empresa de catering hemos estado haciendo comidas y luego nuestra parte más importante ha sido coordinar todo lo que nos llegaba de las diferentes hermandades.
P.– El mundo rociero se ha volcado, ¿no?
R.– Yo les digo a todas las personas con las que he estado hablando que no viviré bastantes años para agradecer lo que España en general y en particular los rocieros han hecho por nosotros. Porque no es tópico eso de que el pueblo salva al pueblo. No lo es en absoluto. El pueblo ha salvado al pueblo dando sus ayudas, yendo a sacar barro, dando un abrazo cuando ha hecho falta.
P.– ¿Cuál ha sido vuestra función en la gestión de materiales?
R.– Hemos tenido que realizar una coordinación que es muy complicada de la noche a la mañana. Nos hemos puesto a preparar almacenes, sitios de recogida y eso ha sido muy difícil. Cuando tú organizas algo, vamos a ponerlo en el mundo rociero, cuando organizas la romería de El Rocío estamos cinco o seis meses, que si reunión del Plan Romero o de los alcaldes de carretas, los hermanos mayores, etc. Es decir, las reuniones son constantes. Y aquí en un momento de la noche a la mañana hubo que habilitar zonas dónde no había llegado el agua para que pudiesen llegar los camiones. Además, la cantidad que ha llegado de las hermandades ha sido grande, muchas han mandado siete tráileres, o ha habido varias hermandades, que no solamente han mandado, sino que en furgonetas venían voluntarios que se han quedado a ayudar. También nos han llegado algunas ayudas económicas y estamos empezando a repartirlo entre los hermanos más afectados para que todos tengan una ayuda.
P.– ¿Qué iniciativas pusisteis en marcha?
R.– Junto a Irco, una empresa que pertenece a una de las familias fundadoras de la Hermandad, se han repartido comidas diarias. Aquí se han volcado todos, no ha habido color y eso es algo que tenemos que tener muy en cuenta. Te cuento que debajo de mi casa hay un restaurante marroquí y el señor lleva veinte años en España y ha estado con sus trabajadores en su restaurante durante seis días dando mil comidas y mil cenas. Ahora ha vuelto a abrir el restaurante, pero sigue teniendo un equipo que todos los días van a los pueblos que haga falta a llevar comida. De nuestra parte nos llegaba a la parroquia muchas cosas también y se llevaban a puntos para que desde allí se repartiera con furgonetas o muchos voluntarios llevaban mochilas de estas grandes y las llenaban todos los días para llevarlas puerta a puerta.
P.– Ahora también hay un proyecto para recaudar juguetes para los niños, ¿no?
R.– Sí, se llama “Los juguetes del Pastorcito”. Vamos a recoger juguetes y material escolar. Hay muchos niños que cuando ocurrió esto el martes se dejaron sus pinturas, sus libros, su material didáctico y vamos a ver si recaudamos juguetes, porque por supuesto esos niños merecen un juguete. Les va a hacer mucha ilusión tener una mochila nueva, un estuche nuevo con pinturas, libros ¿Sabes? Es que lo han perdido todo y hay colegios que tiene que derrumbarse, porque hay un peligro de desprendimiento.
P.– ¿Qué se va a seguir haciendo desde la Hermandad?
R.– Seguiremos con las ayudas que nos vayan llegando para los hermanos, que recibamos de otras hermandades y seguiremos por supuesto apoyando ahora mismo a todo el que nos llame. La hermandad tiene muy claro que se va a usar toda la obra social para los damnificados. Si ahora mismo recibo una llamada o un mensaje y me dicen Alicia en tal sitio hace falta comida o hace falta ropa o hacen falta botas o hacen falta camas, se busca, se lleva y se reparte como buenos hermanos. Aquí no se ha mirado ni religiones ni procedencia. Ha venido ayuda desde México, bomberos de Francia, de toda España, los militares. El fallo fue al principio, que la gente no fue avisada con suficiente tiempo, pero por lo demás vamos a ver si ayudamos. Aunque se oigan muchas cosas, siempre habrá pillería, siempre te puede caer un punto donde la gente no haya llegado, pero la ayuda está llegando.
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