El tiempo se para en la aldea de El Rocío en una procesión especial para Huelva

Rocío 2024

La procesión, de 11 horas y 23 minutos, ha discurrido sin altercados y ha permitido saborear cada minuto del recorrido de la Patrona de Almonte por las calles de la aldea

Más de un millón de visitantes en un Rocío marcado por la "normalidad" y la matriculación de 3.200 carruajes

El Rocío 2024: Este lunes 32 hermandades emprenden el camino de vuelta tras la procesión

La Virgen del Rocío arropada por la marea humana durante su procesión. / Clara Carrasco

Huelva/Del absoluto silencio que inunda el Santuario de la Virgen del Rocío unos instantes antes a la entrada del simpecado de la Hermandad Matriz, donde se respira tensión e incertidumbre ante un posible y anticipado salto de la reja que finalmente tuvo lugar a su debido tiempo, al estruendo de la explosión de fe que se traduce en la salida de la Blanca Paloma de su altar y que cruza con rapidez la ermita.

Así comenzaba una procesión marcada por un recorrido limpio y ligero desde una punta a otra del Santuario, motivado por las ganas de acercar a la Virgen a cada una de las casas de hermandad que aguardaban en las inmediaciones de la aldea. En tan solo cinco minutos había comenzado su camino fuera del templo, dejando junto a la del salto de la reja imágenes tan mágicas como inimaginables que convierten la madrugada del lunes de Pentecostés en el momento por excelencia del Rocío.

La Virgen del Rocío en el recorrido de su procesión. / Clara Carrasco

A las 3:05 de la madrugada de este lunes, la marea humana lograba bajar la rampa de la ermita para contemplar, en plena noche, el caminar de la Virgen del Rocío con la marisma a sus espaldas. Al igual que su salida del Santuario fue rápida, la visita a la primera de las hermandades -la del municipio sevillano de Huévar del Aljarafe- se hizo algo más de rogar. No era hasta las 3:22 cuando comenzaba su camino por cada una de las casas junto a las millones de personas que se han trasladado desde cualquier rincón del mundo para disfrutar de cada una de las peculiaridades de la romería de las romerías.

La Virgen ha ido acercándose hasta las puertas de las casas, donde se han escuchado un sinfín de '¡vivas!' acompañados de palmas de emoción que se han mantenido en ese orden hasta el último momento de la procesión. Algo mayor era la sorpresa cuando, en lugar de una voz adulta, el que entonaba uno de los vítores era un niño subido a hombros de uno de sus progenitores.

En un recorrido de poco más de 11 horas por las calles de la aldea, hasta las 14:19 (11 horas y 23 minutos de procesión) visitando cada una de las 127 hermandades filiales, todo ha transcurrido, en palabras de las autoridades, "según lo esperado y sin incidentes graves".

La Virgen del Rocío durante la petalada de la Hermandad de Huelva. / Clara Carrasco

Poco después de la salida de los primeros rayos de sol que iluminaban las casas blancas de la aldea, la Virgen del Rocío se situaba a las puertas de la casa de Hermandad de Huelva. Eran las 8:13 cuando los hermanos arrojaban miles de pétalos, que caían sobre la Patrona de Almonte entre las expresivas manos que se elevaban en señal de devoción.

Ha sido el obispo de Huelva, Santiago Gómez, el que sentado a hombros y a una distancia corta de la Virgen ha protagonizado uno de los momentos para el recuerdo con el rezo de la salve. Este año, la Virgen se ha mantenido cerca de Huelva durante "mucho tiempo", dando la oportunidad de llevar a cabo el rezo de una segunda salve. "¡Cosas de la Virgen!", comentaba la hermana mayor de la Hermandad de Huelva, Carmen Gazapo, tras la procesión.

La Matilla, el Salto y tantos otros momentos icónicos que deja el Rocío son indiscutiblemente un sello de la provincia. Para la Hermandad de Huelva, la procesión de este año ha sido incomparable: dos salves, pétalos y una marea de chaquetas blancas que se dejan llevar hasta el cobijo de la Virgen.

Dándole continuidad a un recorrido que se ha tornado algo más corto que el del año pasado, contabilizando una hora menos, la Virgen ha continuado a su paso firme aunque imprevisible.

La Virgen del Rocío frente al Simpecado de la Hermandad de Emigrantes. / Clara Carrasco

Escasos minutos después de las 11:00 le tocaba el turno a la Hermandad de Emigrantes, precedida por la de Bonares y con miles de personas que volvían a arropar a la Virgen con sus '¡vivas!'.

Cruzaba entonces la calle Almonte, enclave con una gran afluencia de hermandades, ya a plena luz del día y con un lento discurrir de la procesión que permitía saborear cada minuto de la misma y que se tornaba distinto al anterior.

En esta misma calle, y rozando las 13:00, la Virgen se acercaba a los simpecados de Punta Umbría y Jerez de la Frontera, dejando algunos momentos que se repiten cada año en los que los más pequeños que se encuentran en la aldea son llevados hasta los pies de la Blanca Paloma por los brazos de los adultos.

Emprendía así la última etapa de la procesión que daba encuentro a la Virgen con la Hermandad de Moguer, última de las hermandades que visita antes de volver a entrar en el Santuario y despedirse hasta el año que viene de los miles de romeros que ya comenzaban a abandonar la aldea.

Avanzando sobre un trono envuelto por los intensos rayos de sol, la Virgen del Rocío entraba pasadas las dos de la tarde en la ermita. Un giro de 180 grados segundos antes de entrar ha permitido que la Patrona de Almonte y la romería del Rocío se despidiese, un año más, cara a cara con la fe romera.

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