La vida rociera late con fuerza en las casas
Moguer, Emigrantes y Punta Umbría son ejemplos de cómo las hermandades asumen el dinamismo de la romería
El tiempo tiene otro sentido en este microcosmos que es El Rocío. En esta aldea uno desconecta porque aquí se está con otras motivaciones de las habituales. En la casa de la Hermandad de Punta Umbría es cerca de las 13:00 cuando se desayuna pan con manteca y se despierta a los más remolones, a son en muchas ocasiones, de sevillanas.
Las mujeres van y vienen por la casa de hermandad. Nadie que esté en su sano juicio, puede poner en tela de juicio que ellas son el alma del Rocío, por su alegría y la belleza que imprimen a la romería. A todo ello, hay que añadir que cada vez asumen mayores tareas de responsabilidad en las hermandades.
En la carreta del Simpecado, la camarista Plácida Rodríguez ultima todos los preparativos antes de que llegue el momento de partir a la presentación. Ella junto a sus hermanas Ana María y Francisca, llevan cuatro años ejerciendo esta labor de la que se sienten tan orgullosas.
Esa misma sensación de que el día comienza en la casa de Punta, se encuentra también en la de Emigrantes.
Mientras, la casa de hermandad de Moguer es un hervidero de rocieros y moguereños en general. Hay mucha alegría y satisfacción porque la filial ya ha hecho su presentación. El presidente, Manuel Morales, comenta que todo va a las mil maravillas y que "en el camino vino más gente que nunca con nosotros", llegando a tener su comitiva una longitud de hasta 4 kilómetros. Una vez en la aldea, la crisis se hace notar y algunos rocieros de Moguer optan por ir y venir hasta la aldea en vez de quedarse en una casa. Esto como es fácil de suponer, no solo afecta a los moguereños sino que es una de las tónicas generales con las que nos encontramos en este Rocío de 2012. La crisis no se queda en los aparcamientos de la aldea sino que también se hace sentir en todos los lados de esta macro y efímera ciudad.
En esta veterana filial onubense se habla también del buen tiempo que hace, con un calor mucho más soportable que el que tuvieron que sufrir en la reciente romería de Montemayor en la que se rozaron los 40ºC. Para recuperar fuerzas, la cocina bulle en constante actividad. El menú de ayer consistió en carrilleras en salsa, gazpacho, solomillo a la castellana, tortillitas de camarones y fritos. No hay que olvidar que para disfrutar de un buen Rocío hay que recuperar fuerzas de vez en cuando y mantenerse convenientemente hidratado.
Los altavoces ya anuncian que Huelva debe prepararse para su acto de presentación. En una de las esquinas del Eucaliptal hay una casa que tiene un estupendo sitio estratégico. Se trata de un grupo de almonteños que desde hace algo más de diez años, alquilan este mismo enclave. Se hacen conocer como Los Ropasueltas. Son un total de 38 personas. El nombre lo cogieron de otro grupo amigo, procedente de Gibraleón: Los Perchas. Para diferenciarse de los olontenses, optaron por este nombre.
Comentan que las cosas han cambiado mucho en esta década aunque siguen siendo fieles a esta cita anual, como buenos almonteños y amantes de la Virgen. Los cambios los ha producido la propia vida. Ahora se ven muchos niños que limitan en buena medida, la libertad que sus padres tenían antaño. Sin embargo, los Ropasueltas -que llegaron a la aldea junto a la Matriz- son rocieros auténticos y gustan de asistir a todos los actos de culto que se celebran estos días en la aldea por lo que intentan distribuirse bien el tiempo y desde luego, vivir estos pocos días con toda la intensidad que se pueda.
De regreso a la casa de hermandad de Emigrantes, las cosas han cambiado radicalmente. Son las primeras horas de la tarde y hay mucha actividad en el patio. El almuerzo estaba marcado para las 15:30 porque después venían los preparativos para la presentación en la ermita. Tanto el presidente Fernando Rodríguez, como la hermana mayor Belén Requena, comentan que la casa está a tope. Son más de 400 personas que colaboran para que la convivencia sea agradable para todos y esto se consigue, pese a que aquí no hay toques de queda ni de diana. Ya se sabe que El Rocío también se vive de noche y muchos la aprovechan para pasarla en casa de amigos. Requena se siente totalmente realizada en el cometido que ha asumido este año. Ser hermana mayor le permite vivir un Rocío con una faceta más humana si cabe ya que "una de las cosas que más me satisfacen es poder estar pendiente de las necesidades de las personas".
El paso de las horas también ha transformado la casa de hermandad de Punta Umbría. El pan con manteca ha dado paso al almuerzo y la alegría crece por momentos. También la casa puntaumbrieña está llena y como la de Emigrantes, quizá más llena que otros años por la dificultad que muchos encuentran en arrendar casa. La alegría sin embargo, es la de siempre. La hermana mayor, Pepa Hernández Galloso recuerda que este año ha hecho el camino con Punta, más gente que en ningún año anterior. Tampoco quiere olvidar el monolito de Lolo Cordero que perpetuará la pernocta a Punta en el camino hacia la aldea; sentimientos en suma, que son los que permanecen en el alma de los rocieros.
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