Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
EL ROCÍO
Este pasado domingo, 8 de septiembre, se produjo la subida al Santuario de la Virgen de la Cinta desde la Santa Iglesia Catedral de la Merced, templo al que la Virgen chiquita llegó, tal y como marca la tradición, el último domingo del mes de agosto para celebrar la solemne novena y los cultos en su honor.
El traslado popular de la Virgen de la Cinta hasta el Santuario supuso el punto y final a varias jornadas de fiestas patronales que un año más se han vuelto a vivir con especial intensidad en el barrio de La Orden y en la Merced, escenarios los conciertos musicales (a los que hay que unir la zona de Zafra) y los cultos religiosos.
Un traslado popular que Huelva volvió a arropar para dar calor, amor y cariño a su alcaldesa perpetua y en el que cada punto del recorrido era interrumpido por cantos y plegarias, como si todo ello contribuyera a hacer más largo el recorrido y alargar la estancia de la Virgen chiquita por las calles de la ciudad.
Uno de esos momentos de oración cantada se vivió frente a la sede de la asociación de vecinos Las Colonias. Allí aguardaban los miembros del Coro de la Hermandad del Rocío de Emigrantes para cantar a la Virgen de la Cinta. La noche ya había caído en la ciudad en el momento en el que el paso de la Virgen llegó hasta este punto. Y entonces el coro comenzó a cantar. El silencio se apoderó de las inmediaciones y todos los presentes disfrutaron de uno de los momentos más emocionantes y sentidos de cuantos se pudieron vivir en esta jornada de traslado popular.
Los miembros del Coro de la Hermandad del Rocío de Emigrantes cantaron con todas sus fuerzas a la Virgen de la Cinta, mientras los móviles se agolpaban a su alrededor para poder captar e inmortalizar en vídeos e imágenes todo lo que allí estaba aconteciendo. Una muestra más del cariño y el amor que el pueblo de Huelva le demuestra a su patrona.
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