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EL ROCÍO
211 años después el pueblo de Almonte ha seguido fiel a la tradición y ha vuelto a renovar el Voto de Acción de Gracias a su patrona, la Virgen del Rocío. Un hecho que se remonta a 1813 como consecuencia de la intercesión de la Blanca Paloma ante los hechos acaecidos durante la invasión francesa y que se conoce como Rocío Chico.
La Solemne Función del Voto y la Procesión Eucarística del Santísimo Sacramento bajo palio por los alrededores del Santuario han puesto el punto y final a varias jornadas de celebración marcadas por las altas temperaturas y una numerosa presencia de devotos de la Blanca Paloma en la aldea almonteña.
Los cultos organizados por la Hermandad Matriz de Almonte dieron comienzo el pasado viernes 16 con el triduo preparatorio que concluyó ayer, domingo 18 con la imposición de medallas a los nuevos hermanos y el rezo a medianoche del Santo Rosario por el recorrido tradicional presidido por el Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte.
Esta mañana, lunes 19, la Eucaristía dio comienzo a las 10.00 horas y ha estado presidida por el obispo de Huelva, Santiago Gómez, en una función religiosa que ha contado con las voces de la Coral Polifónica Gaudeamus de Trigueros, en un templo abarrotado para la ocasión, ya que han sido muchas las personas que no han querido perderse ni un detalle de esta celebración.
Tras la homilía se ha renovado el Voto de Acción de Gracias, recordando los hechos sucedidos hace más de 200 años que precisaron la intercesión de la patrona de Almonte, y una vez finalizada la eucaristía, se ha iniciado en torno a las 11:38 horas la Procesión Eucarística que ha partido desde el interior del santuario y que ha recorrido sus alrededores, siendo el obispo de Huelva el encargado de portar al Santísimo Sacramento bajo palio.
Los hechos que originaron el Rocío Chico datan de la Guerra de la Independencia, cuando las tropas francesas invadieron la península con el objetivo de instalar a José Bonaparte en el trono de España. En junio de 1808, las autoridades de Almonte fueron alertadas sobre la inminente invasión de Andalucía y ante esta amenaza, los almonteños se encomendaron a la Virgen del Rocío trasladándola hasta la Parroquia de la Asunción en enero de 1809.
En abril de 1810, el pueblo se vio ocupado por las tropas del coronel Manteau y el capitán Pierre D'Ossaux. La opresión era intensa, pero el 17 de agosto de 1810, un grupo de patriotas tomó la iniciativa y se enfrentó a los soldados franceses; el capitán D'Ossaux fue abatido, y en el conflicto murieron varios soldados, mientras que otros fueron capturados.
La noticia de este enfrentamiento llegó al Mariscal Soult, quien ordenó un devastador ataque sobre Almonte con 800 soldados. En un acto de desesperación y fe, los almonteños se encomendaron a la Virgen del Rocío, rogando por su intercesión. Las tropas francesas se retiraron antes de llegar al municipio almonteño, al recibir informes de un supuesto refuerzo español.
Este hecho, considerado un milagro por los almonteños, salvó al pueblo de la tragedia; tras la marcha de las tropas en 1812, el 16 de agosto de 1813, las autoridades civiles, eclesiásticas y la Hermandad Matriz de Almonte decidieron formalizar un voto de gratitud a la Virgen del Rocío.
Desde entonces, acordaron "pasar en la madrugada del día 19 de agosto de este año de 1813 y de todos los venideros en la ermita de Nuestra Madre y Señora, a cantar una solemne misa en acción de gracias", agradeciendo a la Virgen su protección, por haber salvado al pueblo de las represalias francesas, tal y como han vuelto a hacer este año.
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