Ángeles Toledano: “No hay nada más mestizo que el ser humano y que el flamenco”
La cantaora acaba de lanzar su primer disco, que lleva el nombre de 'Sangre sucia'
Ángeles Toledano (Villanueva de la Reina, Jaén, 1995) ha estudiado el flamenco más clásico hasta el último apunte, con referentes que van desde Las Niñas de los Peines a Marisol. Tomó todos sus conocimientos sobre este género, una melomanía indómita, un lenguaje actual y una fuerza innata que traspasa al que la escucha gracias a su voz desgarradora. Ha sabido plasmar con soltura la sororidad, la rebeldía y la fuerza en su primer disco, Sangre sucia. Una clara referencia a la saga de magos escrita por J. K. Rowling, pero también al mestizaje del propio género que abandera. Actuará en el festival Alhambra Monkey Week, que se celebrará del 21 al 23 de noviembre en Sevilla.
Pregunta.Su primer disco se llama Sangre sucia. Tratándose de usted, no creo que sea casualidad esta referencia.
Respuesta.Sangre Sucia, conceptualmente, significa sacar a relucir ciertas cosas que llevan mucho tiempo escondidas. Algunas de las letras del disco son sentimientos que están ahí y que quizás nunca le he contado a mi madre, por ejemplo, y se entera por el álbum. Como curar la herida de dentro hacia afuera y que luego quede una cicatriz, que tampoco está tan limpia y no es una piel perfecta. Es verdad que me dio el concepto la maravillosa J. K. Rowling, porque el nombre vino mucho después de que ya estuvieran todos los temas hechos. Sabía que en cualquier momento saldría. Un día tomando algo con unas amigas se nos ocurrió. Sangre sucia estaba totalmente conectado con el disco y también significó una reconciliación con la infancia y con la adolescencia.
P.¿Tiene algo que ver también con la pureza del flamenco?
R.Llevo unos meses diciendo que sangre es la que a todos nos corre y sucia la historia que nos construye. Es verdad que nuestra historia se está empezando a contar prácticamente ahora, pero no porque lo estemos haciendo nosotras, sino porque están llegando a nuestras manos referencias a las que antes era mucho más difícil acceder. No hay ningún protagonista que me represente de toda la historia que he estudiado desde pequeña. Entonces, la pureza no me la creo tampoco. Es un término romántico que se ha utilizado para darle más mística a todo. Lo cierto es que no hay nada más mestizo que el ser humano, que Andalucía, que el flamenco y que el lenguaje.
P.¿Hasta qué punto el peso de la ortodoxia flamenca puede ser un limitante creativo?
R. Ahí no me detengo, la verdad. No me paro a ponerme límites. Ni a mí ni al equipo con el que trabajo. No quiero que nadie se sienta coartado por la ortodoxia. Quiero que vayamos siempre hacia delante con nuestras ideas, que sean experiencias colectivas que podamos compartir. Ese mundo que se queda en la norma no nos interesa.
P.Mientras que otros géneros se caracterizan por su libertad para ser crítico o reivindicativo, ¿cree que el flamenco está más encorsetado?
R.El flamenco siempre ha sido muy político y creo que las letras son bastante valientes. Este proyecto está inspirado en la colectividad, en todas las mujeres que, en su momento, decidieron permitirse ser osadas como yo. La Niña de los Peines, La Paquera, María Jiménez o Marisol. El haber estudiado la parte académica y la parte clásica de la música en el conservatorio, me da otro lenguaje y otra manera de comunicarme que se añade a toda la inspiración que me han regalado estas mujeres y a todas las referencias musicales y artísticas.
P.Lo cierto es que rompe con ciertas temáticas y va más allá del clásico amor o desamor. ¿Hay alguna cuestión que le haya costado abordar?
R. No hay nada pensado en el sentido de quiero hacerlo. No ha sido rápido. He dado tiempo a que las cosas salieran de forma natural en cuanto a letras, unión de los temas y relación de conceptos. Pero no ha habido ninguna pretensión de hacerme eco de algo. Obviamente, sé mis valores, sé lo que defiendo y sé hacia dónde vamos con el disco. Pero bajo ese discurso, soy consciente de que las ideas que quiero tocar van a salir, porque las tengo en la boca, en la mente, en el corazón, en los libros que estudio o en lo que leo.
P.¿Se considera valiente por haber apostado por un trabajo que cuenta una historia? Confronta con el consumo de música actual, más rápido y caduco.
R.Al final, he querido ser yo misma y he querido que Benito Bernal también lo fuera. Igual que el productor y el equipo. Todos hemos querido volcar, de manera sincera, nuestra forma de ver el flamenco y la música. El resultado ha sido algo propio y genuino pero sin ninguna pretensión. Tenía en la cabeza que quería que el sonido fuera muy cinematográfico. Y tenía claro el orden de los temas desde antes de hacerlos. Por último, como había un concepto claro, cada uno ha aportado su corazoncito y ha nacido algo que, no sé si valiente, pero que nos representa.
P.Desde pequeña ha recibido ofertas para grabar, ¿por qué ahora?
R.No he grabado antes, porque siempre he ido a lo mío sin atarme a lo que me dijeran. Soy muy animalillo para eso, he querido escuchar a mi cuerpo y que me dijera cuándo necesitaba hacerlo y ha sido ahora. Nos sentimos muy felices por haberlo conseguido. Pero eso lo he ido rechazando, porque no lo sentía e iba a ser banal.
P.Combina con soltura la poesía clásica con el lenguaje de la calle.
R.Quería hablar y que mi generación me entendiera. Porque mira, de pequeña no entendía por qué mis amigas no venían a verme actuar. Un día les pregunté y me dijeron que no se enteraban de nada, que no entendían las letras. Y pensé que era normal que no se enteraran si no lo hacía yo. Al final, yo estaba más pendiente de la estética y de la ortodoxia que del contenido. Pues por ahí han ido un poco los tiros. Quise plasmar el lenguaje que uso con mi madre, con mis amigas o contigo ahora mismo. Porque no es otro, no cambia.
P.Usted ha afirmado que le gusta cantar sentada en una silla de enea. ¿Se puede combinar con la pasión confesa que siente hacia la inteligencia artificial?
R.(Risas) Sí, soy una loca de la inteligencia artificial. Y lo de la silla de enea me lo tomo casi como un acto político. No tengo que cantar, bailar y tocar. Además, lo quiero seguir manteniendo. Y lo veo totalmente compatible, porque la inteligencia artificial puede hacer su magia aun estando sentada en una silla.
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