Juan Rada: "Dinamita Montilla es un asesino en serie al estilo de Romasanta, el hombre lobo"
Juan Rada, el decano de los periodistas de sucesos, publica 'Sed de matar', un libro sobre asesinos en serie españoles
La historia de Romasanta, el hombre lobo de Allariz
Pregunta.¿Cuántos años lleva en la profesión?
Respuesta.Tengo 80 años y llevo 62 trabajando. Soy el decano de los periodistas de sucesos de España.
P.Y con 80 años saca un libro sobre asesinos en serie...
R.Sí, sí... Y cuando estaba ya el libro escrito y casi en imprenta tuve que levantarlo para meter a última hora al más reciente, el Dinamita Montilla. Es de Málaga, donde yo tengo casa de veraneo, y conozco a gente que lo ha tratado.
P.Ese tipo tiene un libro por sí solo, ¿no cree?
R.Claro que lo tiene. Fue condenado a 123 años por cuatro asesinatos, entre ellos el del chófer de Juanito Valderrama. No se sabía nada de él porque era itinerante. Se sospecha que en aquella época pudo matar a más gente, pero se iba desplazando y no había relación entre el asesino y sus víctimas. A la última persona que mató le cortó la cabeza y apareció el cráneo por un lado y el cuerpo por otro.
P.Ester Estepa, sevillana, aunque la mató en Gandía.
R.Eso es, eso es, que él hablaba con la madre por teléfono y le decía que se iba a ir a Argentina. Es un tío interesante sí, que además contaba sus historias en Tiktok. Pero aparte de eso, andaba por el campo e iba comiendo lo que encontraba. Es un asesino que se remonta a los tiempos de Romasanta, el hombre lobo.
P.Cuénteme cuál de los asesinos que retrata le parece más interesante.
R.De este libro, la biografía más apasionante es la de Manuel Delgado Villegas, el Arropiero, que también era sevillano, por cierto. Cometió 48 asesinatos. Llama la atención la frialdad con la que mataba. No tenía ningún motivo para liquidar a sus víctimas. Y practicaba la necrofilia, mató a una anciana que no quiso atender a sus requerimientos y luego iba todas las noches a violarla. Y también era chapero, le pegaba a todo, pero mató a un cliente por degenerado, por ser homosexual. Él decía que era muy macho pero que lo hacía por dinero. Había sido legionario y sabía dar un golpe mortal con el canto de la mano.
P.¿Son populares algunos de estos criminales?
R.A algunos les gusta la popularidad, sí. El Arropiero precisamente se dejaba bigote para parecerse a Cantinflas. Y hay quien vio la película del estrangulador de Boston y se puso a imitar a Tony Curtis. José Antonio Rodríguez Vega, el Mataviejas, decía que iban a escribir su biografía y la iban a llevar al cine. Y hay qente que va a verlos a la cárcel y hasta mantienen relaciones sexuales con ellos, y hasta tienen hijos. Esta admiración se ha dado con el asesino de la catana, con Miguel Carcaño o con Daniel Sancho, con el que se creó un movimiento para ayudarle porque decían un tío tan cachas y tan guapo no podía ser mala persona.
P.¿Hay pocas mujeres asesinas en serie?
R.Las hay, pero muchas menos que hombres. Pero claro que hay. Y cuando matan lo hacen con mucha más astucia. Aquí he incluido por ejemplo a Paqui la Fogosa, que mató a su esposo y dos hijos, a los que se cargó a varios administrándole un fármaco para dejar de beber. También metí a una niña de 12 años de Murcia que mató a cuatro hermanitos a los que envenenó en su casa, hartas de cuidarlos. Se los iba cargando uno tras otro.
P.¿Cómo ha evolucionado la prensa de sucesos?
R.Ha habido muchas etapas. Hasta la Guerra Civil hubo periódicos como La Linterna, que tenía mucho gancho. Después de la Guerra Civil, el periodismo de sucesos desapareció, porque según decían, si nada malo se publica, pues nada malo ocurre. Y así estuvo hasta 1952, cuando surgió El Caso, con la condición de dar sucesos anteriores bien resueltos, para demostrar la eficacia de la Policía y de la Justicia. Pero a los dos meses exactos, ocurrió el crimen de las estanqueras de Sevilla, que fue un escándalo y a El Caso no le quedó más remedio que dar actualidad. Ya salieron otras publicaciones a rebufo, con limitaciones de dos sucesos a la semana. Eso sí, con todo lo que quisieran, con fotos que hoy en día no saldrían. Con la democracia, El Caso empezó a recular porque la sangre da mejor en color.
P.¿Influyó la llegada de la televisión?
R.Llegó la televisión y también surgieron revistas como Interviu o Tiempo, que daban reportajes en color y se perdió un poco la prensa especializada. Luego ya vino el sensacionalismo, sobre todo a raíz del caso Alcáser, y que siguió con otros crímenes mediáticos como el de de Rocío Wanninkhof. La especialidad de sucesos quedó desprestigiada, acusada de amarillismo. Esto hizo que desaparecieran las secciones de sucesos como tal y las noticias de crímenes se metieran en la de Sociedad.
P.¿Y ahora cómo lo ve?
R.Pues esto ha derivado en que ya no se trabaja como antes, que igual un reportero se pasaba una semana entera cubriendo o investigando un caso. Ahora se hace más periodismo de despacho, desde la redacción. Antes se gastaba mucha suela y se pasaban muchas noches visitando cuartelillos, comisarías y hospitales.
P.Pero los crímenes siguen interesando al público, ¿no cree?
R.Está claro. Ahí está el auge del true crime, un fenómeno importado de EEUU. Antes no se hacían en España series sobre crímenes con varios capítulos. Ahora sí y con gran éxito. Se está haciendo el de Maje, la viuda negra, y se han hecho sobre casos como el de Asunta o el de Rosa Peral, la guardia urbana de Barcelona.
P.Volviendo a Andalucía, ¿sabe que se cumple medio siglo del crimen de Los Galindos?
R.Eran años en los que no se podía investigar demasiado, y en esos casos el tiempo siempre corre a la contra... Durante ocho años le estuvieron echando la culpa al pobre tractorista, que era una víctima más. Primero al capataz, Zapata, y cuando apareció muerto, luego al tractorista. Y luego al que hiciera falta. Se sabe bien de dónde procedían las presiones, el marqués fue a ver a su amigo el capitán general de Sevilla, que era de la nobleza como él, para que la Policía estuviera tranquilita. Y ahí ha quedado la incógnita.
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