Doctorados en tictacs

Dietario de España

La legislatura encara una nueva curva: el Gobierno ralentiza la negociación presupuestaria a la espera de la tramitación de la moción de confianza de Pedro Sánchez

El Congreso de los diputados. / Chema Moya (Efe)

09 de febrero 2025 - 06:30

SI se cumple el ciclo de cuatro años España celebrará elecciones en julio de 2027. Hacer futuribles sería una frivolidad porque la legislatura está siendo para el Gobierno como montar a un caballo loco y no desprenderse nunca de la sensación de que el caballo te va a arrojar al suelo en cualquier momento. Técnicamente el único que puede poner fin a la legislatura es el presidente del Gobierno. Aunque políticamente hay más actores implicados. El primero de todos, el más prominente e inestable está entre Bruselas y Waterloo. Y lleva desde noviembre de 2023 acariciando el botón rojo. Decía Hitchcock que si en la primera escena haces estallar una bomba, el efecto es mucho menos contundente que si mantienes un tictac de fondo durante 15 minutos mientras dos personajes conversan sentados a la mesa bajo la cual está colocado el explosivo. Realmente espeluznante. Puidgemont se ha doctorado en tictacs.

El decreto demediado

El próximo miércoles el pleno del Congreso convalidará el resultante del decreto ómnibus original pero rebajado y cuarteado, con medidas como la subida de las pensiones, las ayudas a los afectados de la dana o las del transporte público. Se ignora si habrá un segundo decreto que incluya otras de las iniciativas que quedaron fuera tras la decisión de Junts de rechazar el original, que impulsaba más de cien acciones políticas de diverso calado. Así, la legislatura ni se agota ni se activa del todo. Hay tres piezas encadenadas que van a dibujar hacia dónde cae la moneda y que predeterminarán si estamos ante un match point o solo ante un set demasiado complicado. Todo indica que la táctica del PSOE pasa ahora por parar y esperar a la tramitación de la cuestión de confianza, que se votará dentro de un mes. Ésa es la primera estación antes de plantearse los otros dos retos que ofrecerían una imagen robusta de la legislatura y convertiría en fuegos artificiales las amenazas y deserciones: presentar la senda de estabilidad y, como consecuencia lógica, unos nuevos presupuestos generales del Estado para 2025.

Los presupuestos, en la cámara de frío

Lo que se tramitará es una proposición no de ley de la moción de confianza tras haberse reformulado el texto para admitir que es una decisión que corresponde en exclusiva al presidente del Gobierno, quien, por otra parte, no tiene intención de someterse a ella. Por eso el interés no está en la trascendencia fáctica en caso de que se apruebe sino en el interés político de comprobar si Junts se alía con el PP y Vox, que están dispuestos a secundarla. Con lo que ocurra en ese pleno podremos tomar de nuevo la temperatura a lo que queda de mandato. Si el Gobierno queda retratado en su incapacidad de armar mayorías en la cámara se acentuará su soledad política y se disparará una vez más la idea de fin de ciclo y difícilmente podría enredarse en nuevo ciclo de negociación para unas nuevas cuentas. Es más, el Gobierno no puede permitirse elaborar otros presupuestos para que sean rechazados. La alternativa, que algunos portavoces del PSOE siguen aventando para relativizar la presión de Junts, es volver a prorrogar los presupuestos vigentes. Aunque en ese caso el significado político iría más allá del hecho de disponer de una cuentas prorrogadas. Quizás apuntalarían otro año, pero con un desagradable sabor a resaca.

Sumar busca su espacio

En su frente zurdo, el Gobierno tiene a Sumar y a IU a la búsqueda de su propio espacio electoral. Es importante la advertencia que hizo el coordinador general de IU, Antonio Maíllo, quien advirtió que sin impulso social no tendría mucho sentido seguir en el Gobierno de coalición. Dicho eso, Sumar no tiene hoy mejor cosa que hacer que seguir gobernando. Sus datos son malos. A punto de cumplir cuatro años desde que Yolanda Díaz se puso al frente de Sumar y tras llegar a ser la líder política mejor valorada según el CIS, hoy se sitúan entre el 5 y el 6%, según distintos sondeos. El 23-J, la formación obtuvo el 12,3% de los votos.

En este tiempo ha afrontado ocho convocatorias electorales en las que les ha ido francamente mal, han vivido la ruptura con Podemos (que se sitúa hoy en el entorno del 4-5% y habría recuperado casi un tercio de los votos que fueron a Sumar); han gestionado la dimisión de la propia Díaz, quien dejó el liderazgo de Sumar tras la hecatombe en las europeas; y les ha tocado administrar un movimiento tectónico como fue el caso Errejón. No está claro si ese porcentaje de hoy es su suelo o seguirá cayendo, pero lo que no se le puede negar a Sumar es que le ponen empuje a las políticas que los proyectan ante la opinión pública y, de forma muy especial, ante su electorado. Las proyecciones son duras. Dicen que de los 31 escaños que obtuvo sumar en 2023 hoy podría aspirar a nueve y Podemos a otros tres. Sobre esas proyecciones: tragedia para la izquierda alternativa y cerrojazo a una reedición del posible Gobierno de coalición.

Un proyecto sin cuajar

De ahí el cuerpo a cuerpo con el ministro de Economía por la reducción de la jornada laboral. Así, no solo visualiza su acción política sino que utiliza las diatribas sobre la aprobación de la ley para referenciar a su izquierda frente a la cuota “neoliberal” del Gobierno, según su libre interpretación. Llegó a llamar “mala persona” al ministro, aunque esta semana, con casi todo embridado, ha proclamado que en el Gobierno las disputas se zanjan “con amor”. Si le hacemos caso, amor entre poscomunistas y neoliberales.

Lo cierto es que Sumar no rentabiliza la buena aceptación de las medidas que más valoran los ciudadanos y que precisamente salen de su ministerio: el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, la reducción de la jornada o la ampliación del subsidio de desempleo. El grande siempre abraza con ventaja al pequeño, máxime en un entorno en el que por mucho que se esfuercen no es probable que la mayoría de la población distinga si unas medidas proceden de la parte de Sumar o de la del PSOE, cuando el propio presidente hace repetida gala de ellas.

A Sumar le castiga la división de la izquierda. Las broncas en directo, el lenguaje duro con el que se descalifican entre puros y colaboracionistas pastoreados por el PSOE; y la idea, que se consolida, de una izquierda imposible de amalgamar por mucho tiempo. Sumar sin Podemos parece un cascarón vacío, un proyecto a medio cuajar, una nebulosa bienintencionada pero sin músculo. ¿Sabría usted decir quien es el actual líder de Sumar? Y además, con esa disputas cainitas se convierten en una fábrica de abstencionistas de izquierdas.

El PP empieza relativamente bien el año

El PP ha empezado bien 2025. El CIS de enero le concede un recorte de 2,1 puntos respecto al PSOE, que baja. Según el instituto público de encuestas, si hoy hubiera elecciones el PSOE obtendría el 31,8% de los votos frente al 29,7% de los populares. Es la diferencia más reducida desde que comenzó el curso político. Posiblemente el efecto negativo de la dana va diluyéndose y los casos que les afectan en los juzgados lastran a los socialistas. Ninguno de los líderes alcanza ni siquiera el 4, con Sánchez ligeramente destacado en el 3,9. Lo que no se produce es una remontada clara ni una sensación de despegue del PP, pese a que cada día le proporciona munición de sobra.

Tras el fiasco al rechazar el decreto que incluía la subida de las pensiones y anunciar su validación posteriormente en otro decreto recortado pero que no se zafa de decisiones polémicas para el PP como la cesión del edificio de París al PNV, Feijóo tendrá que afrontar qué hace respecto a la reforma de la jornada laboral, que pasará a 37,5 horas semanales. De los cuatro territorios en los que se beneficiarán más trabajadores (Cataluña, Andalucía, Madrid y Valencia), el PP gobierna en tres de ellos. La negativa de la CEOE a asumir esta reforma le da un anclaje a los populares. Aunque algo similar ocurrió cuando Pablo Casado votó en contra de la reforma laboral y se ha demostrado que fue un error. Es posible que la norma quede varada en la Cámara baja con los votos contrarios de populares y Junts. La ley favorecerá a 12, 5 millones de trabajadores, con el comercio, la industria manufacturera y la hostelería. Alguien tendrá que retratarse.

Vox, nadando de muertito

Paradójicamente es Vox quien rentabiliza más el estado actual de cosas y se sitúa ya en el 12,4%, mejorando el dato de diciembre. Vox está prácticamente desaparecido. Abascal no la dobla. Se alimentan de sus intervenciones en el Congreso y sus minutos de tele; y del meneo que les favorece en las redes sociales. Enfrenta una crisis tras otra sin acusar desgaste alguno. Esta semana ha sido la salida de García Gallardo, el ex vicepresidente de Castila y León y líder del partido, que movió al partido de un parlamentario autonómico a 13, y que ha dejado como legado, uno más, un comunicado muy hostil contra la dirección del partido. La lista es larga: sólo Abascal y Ortega Smith quedan de los fundadores con un perfil relevante. El partido lo manejan con mano dura, sin contemplaciones asamblearias y con toda opacidad posible. Pero les beneficia el contexto global de crecimiento ultra, con Trump a la cabeza, y el ruido en torno a Junts, las cesiones del Gobierno y las denuncias de corrupción que afectan al PSOE. Las guerras culturales le ayudan a crecer sin hacer nada. A la mexicana, “nadando de muertito” –o “haciendo la plancha”, como dicen los argentinos– les va de fábula. Para qué hacer nada.

BREVERÍAS

Ortuzar hace el petate

Andoni Ortuzar se ha echado al lado para dejar que Aitor Esteban, el portavoz parlamentario, se haga con las riendas del PNV. Doce años después, el líder nacioalista vasco ha emprendido la retirada no sin consumar una primera vuelta en la que ha obtenido tantos apoyos como la suma de las otras dos candidaturas. Los números le permiten hacer una retirada generosa y le permite un relato basado en la responsabilidad y la renovación. Sin embargo, la ruptura era un hecho y muy seria la posibilidad de que el partido quedará seriamente dividido y dañado, incluso territorialmente: en Guipúzcoa ganó el tercer candidato, Markel Olano. Las bases y el aparato de Vizcaya habían propiciado la candidatura de Esteban. Ortuzar y Esteban tienen un relación larga de amistad, complicidad y colaboración, por lo que aún no se ha entendido del todo esa competencia desatada aparentemente sin aviso previo y de manera sorpresiva. La abrupta salida de Urkullu ya dejó en el PNV un aroma raro. Este relevo lo confirma. A Esteban le va a tocar decidir a quién apoya en Madrid en el próximo ciclo electoral. Lo que ocurre en el PNV siempre es de suma importancia para la política española.

Cataluña se toma en serio la vivienda

La Generalitat ha comprado esta semana 743 pisos al fondo Divarian utilizando el derecho de tanteo y retracto, que le ha permitido acceder a la adquisición de los inmuebles de forma preferente. La operación se ha cerrado por 72 millones de euros y beneficiará a 1.500 inquilinos. Evitan así que esos pisos pasen al mercado de renta libre y a la vez protegen a quienes los habitan, que en parte formaban parte de un programa de protección para personas que habían perdido su propiedad mediante ejecuciones hipotecarias. Tras fijar un tope para los alquileres, los fondos están abandonando el territorio, entre ellos Blackstone, Vivenio y Cerberus, que lo harán cuando vayan venciendo los contratos de arrendamiento. Recientemente, el Gobierno catalán también adquirió 452 viviendas sociales a Inmocaixa por 30 millones de euros. Illa ha anunciado una inversión de 4.400 millones de euros en cuatro años para desarrollar políticas potentes de vivienda, lo que incluye crear 50.000 pisos de protección oficial en cinco años. Ese acuerdo está en el pacto de investidura con los comunes y ERC. A la vez, están desarrollando un régimen sancionador para quienes no cumplan con la regulación de los precios de alquiler o utilicen fraudulentamente el alquiler de temporada. Al menos hay una comunidad que ha decidido encarar el problema de vivienda sin atajos y sin perder el tiempo.

Rubiales y De la Fuente, la casa de los líos

El juicio contra Luis Rubiales, ex presidente de la RFEF, al que se juzga por un posible delito sexual y por coacciones, deja una fotografía exacta del comportamiento chusquero que tenía su equipo, aunque sólo con ver cómo se desempeñó Rubiales en la final del mundial besando a la capitana y agarrándose los genitales en el palco ya teníamos pistas suficientes. Presiones, coacciones, montajes y propuestas más o menos indignas por colaborar en una salida pactada han aflorado en los interrogatorios y las declaraciones. Ha habido un momento estelar cuando declaraba el seleccionador nacional, Luis de la Fuente, quien aplaudió a Rubiales en la célebre asamblea aunque ya ha roto amarras. Ante una pregunta de la fiscal dijo que él no estaba en el juzgado para hablar del asunto por el que le interpelaba el Ministerio Público. Lo corrigió el juez en seco y le dijo que hablaría de lo que se le preguntara. De la Fuente por lo visto confundió el juzgado con una rueda de prensa.

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