El enigma Zapatero

Las claves

El nombre del ex presidente aparece en todas y cada una de las iniciativas más polémicas del Gobierno de Pedro Sánchez

El ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. / Joaquin Corchero (EP)

02 de febrero 2025 - 06:31

SU nombre aparece en todas y cada una de las iniciativas más polémicas del Gobierno Sánchez, o más bien todas y cada una de las iniciativas tomadas personalmente por el propio Sánchez, en muchas ocasiones sin conocimiento previo de sus ministros: las negociaciones con Puigdemont, el reconocimiento del Sahara, la tibia posición respecto a un Gobierno dictatorial como el de Nicolás Maduro, el relevo en la presidencia de Telefónica, los movimientos del Gobierno para favorecer al grupo Prisa, el viaje de Delcy Rodríguez a España, los dos viajes de Pedro Sánchez a China… El papel que desarrolla actualmente José Luis Rodríguez Zapatero y en qué medida induce o facilita decisiones del Gobierno es un enigma.

Lo es, puede serlo, porque este Gobierno se ha tomado la ley de transparencia a título de inventario aunque es de obligado cumplimiento. Son centenares las solicitudes de información enviadas por instituciones y por particulares a departamentos del Gobierno que han tenido el silencio por respuesta, y en esa estrategia ha sido habitual que, cuando las preguntas estaban relacionadas con el ex presidente del Gobierno, cuando había respuesta era para señalar que se trataba de actividades privadas de un ciudadano sin responsabilidades oficiales.

Está universalmente aceptado que las relaciones entre Zapatero y Nicolás Maduro son excepcionales. Lo de universalmente se debe a que en el círculo próximo del ex presidente se presume de que se ha convertido en un referente para la Unión Europea, y para China, que contactan con Zapatero ante cualquier asunto que tenga que ver con Venezuela. Por no mencionar el Grupo de Puebla, fundado hace cinco años por presidentes y ex presidentes de Gobiernos de izquierda, principalmente latinoamericanos, en el que Zapatero es fundador y una de sus cabezas más visibles.

Su seña de identidad es la izquierda populista, y es parte de la fuerza de Maduro, que siempre logra el apoyo del grupo, aunque no ha habido unanimidad respecto a las elecciones que Maduro ha dado por ganadas aunque nunca presentó la actas. Lula, probablemente el presidente más influyente de Puebla, exigió a Maduro que presentara esas actas. No fue ésa la posición de Zapatero, que se trasladó a Caracas como observador internacional durante las elecciones, y que después mantuvo un silencio esclarecedor. En ningún caso dio un paso tan claro como el de Lula.

Un millón de amigos

Decía una canción de Roberto Carlos que quería tener un millón de amigos. Zapatero, ya hemos mencionado algunos, no tiene un millón pero sí un montón de amigos. Importantes e influyentes amigos.

Tuvo un papel clave en el asilo concedido por España al auténtico ganador de las elecciones, Edmundo González Urrutia que, para impedir su arresto, pidió refugio en la Embajada de Argentina primero y en la de España después. Ahí intervino Zapatero, que hizo firmar un documento a González Urrutia reconociendo a Maduro como presidente. Edmundo declaró después que se sintió presionado e incluso amenazado, pues se le mencionó el futuro de su hija, que vivía en Venezuela con su familia.

Las conexiones de Zapatero con Maduro y con los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, que manejan todos los hilos en ese país, están plagadas de zonas oscuras. Nadie duda del apoyo político del ex presidente español al presidente venezolano, pero se habla incluso de que Zapatero se aviene a presionar a presos políticos para que reflexionen sobre la importancia de reconocer que pertenecían a grupos que pretendían el derrocamiento del chavismo. Otras fuentes apuntan también a intereses económicos del ex presidente español, al que la oposición venezolana vincula con las minas de oro situadas en el sur del país, zona que controlan los hermanos Rodríguez, con entrada controlada por las fuerzas de seguridad para impedir el acceso a personas no afines.

La familia

Entre los intereses económicos de Zapatero con Venezuela, se mencionan los contratos que han logrado sus hijas con empresas e instituciones venezolanas, a través de la agencia de comunicación y marketing que crearon hace pocos años en España.

Se vincula a Zapatero con dirigentes internacionales de máximo nivel, lo que explican en parte su absoluta sintonía con Pedro Sánchez y explicarían algunas de las decisiones de política internacional que ha tomado el Gobierno.

Sin que eso presuponga que más allá de la política exterior haya también intereses económicos, que de existir nadie ha demostrado y pueden ser producto de la rumorología, las estrechas relaciones del ex ministro Moratinos con los países árabes, fundamentalmente con Qatar y en menor grado con el resto de los emiratos, más las autoridades palestinas –con la excepción de Hamas– además de Marruecos, explicarían según algunos buenos conocedores de las interioridades marroquíes el brusco cambio de la posición española respecto al Sahara. Zapatero también está detrás de las dos visitas de Pedro Sánchez a China, donde Zapatero es uno de los “embajadores de Jinping” para que encuentre apoyos internacionales al principal proyecto político, industrial y geoestratégico, la Nueva Ruta de la Seda.

China además tiene entre sus prioridades incrementar aún más su presencia en el continente latinoamericano, donde es de dominio público que José Rodríguez Zapatero se mueve como pez en el agua. Por sus excelentes relaciones con Nicolás Maduro y su mencionada pertenencia al l Grupo Puebla.

En el plano nacional, también la presencia de Zapatero es habitual en cuestiones políticas de relevancia. Por ejemplo, en las negociaciones de Pedro Sánchez con algunos de sus socios para garantizar la continuidad de su apoyo. Al principio se trató de ocultar su participación en las negociaciones con Puigdemont, tanto teléfonicas como directas, personales, pero finalmente el propio dirigente independentista se refirió a ellas con naturalidad.

El protagonista de las negociaciones, tanto en Bruselas como en Suiza, es el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán. Pero Zapatero ha intervenido cuando era urgente desbloquear asuntos que Puigdemont se negaba a aceptar, y llegaba entonces el turno de poner precio a sus siete votos. De hecho, a Zapatero le corresponderá ahora llegar a un acuerdo más amplio con Puigdemont que tranquilice a Sánchez respecto a su continuidad, aunque el catalán se resiste porque prefiere negociar cualquier apoyo individualmente porque sabe ya que es la manera de lograr a cambio más privilegios.

Se da por seguro, aunque a lo mejor no lo es, que ha intervenido en el relevo de la cúpula en Telefónica, compañía que conoce muy bien pues se mantiene en el consejo su más que amigo, hombre de absoluta confianza, Javier de Paz. Y también es amigo de otro de los grandes nombres de la economía de la España actual, Rosauro Varo, conectado con la clase empresarial, política –tanto del PSOE como del PP– y de la crónica social. Ha intervenido en operaciones que incluyen nombres como Telefónica, Prisa, Pepe Phone o Cabify.

Todo en el entorno de Zapatero huele a poder y a política. Con la excepción de su mujer, Sonsoles Espinosa, que antes de que su marido fuera presidente daba clases de música en un colegio privado de León, aunque ya instalada en Moncloa entró a formar parte del coro de RTVE. Hoy mantiene perfil bajo, discreto, aunque continúa con sus actividades dentro del mundo de la música.

Desde fuera, la impresión es que Pedro Sánchez debe mucho a Zapatero para potenciar su carrera política. Desde dentro, lo que cuentan es que Zapatero, ayudando a Pedro Sánchez para que alcanzara sus objetivos, ha conseguido hacerse un nombre en el escenario político y que se olvidara su mediocre gestión como presidente del Gobierno.

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