Mazón siempre llama dos veces a Vox
Dietario de España
El movimiento a la desesperada del presidente valenciano aprieta a Alberto Núñez Feijóo, que espera que la juez acabe con su carrera política mientras comprueba cómo le cuelan a Vox de nuevo en su agenda de pactos

MAZÓN cruzó hace tiempo su Rubicón. En política hay un momento en el que aún puedes afrontar tus errores con sinceridad y transparencia, pidiendo perdón y tratando de estar a la altura de los mismos. Con 227 muertos, la responsabilidad –que no la culpa– del presidente de la comunidad sobre la que recaen las competencias es enorme. Si el presidente, además, estuvo desaparecido en las horas cruciales y ni él ni su equipo tomaron las decisiones oportunas en tiempo y forma, su responsabilidad se triplica. El auto de la magistrada Nuria Ruiz, del Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, es directo e incluso abrupto: hubo negligencia por parte de la Generalitat, lo que abre paso a presuntos delitos de homicidio imprudente. Mazón, noqueado y ausente el día de autos, pudo afrontar públicamente la crisis de su negligencia de otra forma. No lo hizo y ya es tarde. Pudo marcharse con el recuerdo funesto de esos días sobre su ejecutoria política pero con dignidad. Al final, saldrá por la misma puerta pero en peores condiciones: como un presidente enreda que además de negligente no supo estar a la altura del dolor de sus conciudadanos admitiendo errores y asumiendo responsabilidades.
Como el capitán de la Bounty, se ha amarrado a la rueda del timón. Si no ha habido amotinados es porque el PP desde Madrid ha acompañado a su presidente valenciano en su errática travesía.
Tinta de calamar
El momento de asumir responsabilidades y coger el petate, que era la única opción, se volatilizó. Mazón ha optado por lo contrario. Por fases, ha ido cometiendo errores que sólo conducen a más errores, en una huida hacia adelante que tiene los días contados.
Primero se abonó a la mentira. Es tal la madeja de embustes y medias verdades que ha ido derramando que resulta difícil seguirle la pista a su relato, si es que en algún momento hubiera tenido un hilo conductor lógico y verosímil. Desde dónde estuvo, la verdad sobre la hora de llegar al Cecopi pasando por si mantuvo o no contacto con el resto del equipo que trataba de encarar la crisis. Todo ha sido soltar tinta de calamar.
El segundo paso, muy sibilino, fue defenderse autoexonerándose de toda responsabilidad. A regañadientes y sin convicción formuló una pequeña excusa, como si hubiera tropezado con alguien involuntariamente al entrar en un ascensor. Y hasta ahí. Inmediatamente encendió el ventilador con aspas de triple velocidad para culpar a la administración central, a sus agencias y organismos y por supuesto al presidente de Gobierno. Esa táctica sólo funciona cuando es verdad o razonablemente cierta. Si no, como es el caso, sólo logra ensuciar la atmósfera unos días, carga de argumentos a los partidarios de que Moncloa pague con cualquier cosa si sirve a su desgaste, hasta que acaba disipándose ante las evidencias. Los peores políticos son los que no asumen su responsabilidad. Los que tratan de desorientar a los ciudadanos para salvar su culo. Y los peores entre los peores son los que actúan así con 227 fallecidos sobre la mesa.
Realismo mágico de la albufera
Tercer acto. Siguiendo con su camino hacia ninguna parte, se tomó a modo de inventario el auto de la juez, reinterpretándolo a su antojo, puro realismo mágico de la albufera. Pero la juez es concluyente: responsabiliza a su gobierno de haber avisado tarde y mal a la población y por lo tanto de las consecuencias, a la vez que descarta que los organismos estatales no informaran correctamente de lo que ocurría y de lo que iba a ocurrir. Por supuesto, Mazón ha cerrado la puerta que le dejaba abierta la jueza para personarse voluntariamente, ya que está aforado y de momento no puede ser imputado.
El cuarto acto ha sido el más taimado. Apoyado abiertamente por la calle Génova se ha autoinvestido como “el presidente de la reconstrucción” en un intento de pasar página, tratando de trasladar a los ciudadanos el ánimo de una nueva etapa y apelando, implícitamente, a superar ese molesto episodio del pasado 29 de octubre en el que una dana arrasó pueblos y ciudades y se cobró tantas vidas humanas.
Sólo dimiten los fuertes
El quinto y de momento último movimiento ha sido el más sofisticado: el anuncio de un pacto con Vox para aprobar los Presupuestos de la reconstrucción de Valencia. En realidad, es un acuerdo defensivo para seguir vivo. Para prolongar lo que pueda su mandato mientras mira de reojo al juzgado, que ya ha llamado a declarar como investigados a la exconsejera de Justicia e Interior y al ex secretario autonómico de ese área. Y es, a su manera, un pacto contra Feijóo. Ése es el punto de conexión con Vox, que también lo hace contra Feijóo.
Mentir y rehuir su responsabilidad, culpar a las demás administraciones, ignorar la verdad judicial que comienza a rodearlo, presentarse como el líder que va a ordenar el desastre y huir hacia adelante con un acuerdo presupuestario que que le hace abjurar de su ideología. Ésas han sido sus cinco decisiones. Cinco errores como cinco soles. El problema es que el primero lleva al segundo, el segundo al tercero y así hasta la derrota final. Por otros muchos motivos más trascendentes, este caso de gestión política de las consecuencias de una tragedia también será estudiado en el futuro como el ejemplo de todo lo que no se debe hacer. Los débiles no dimiten. Dimiten los fuertes. A los débiles los echan, no se van.
En manos de Vox
Mazón fue el primero en pactar con Vox a las puertas de las elecciones generales, lo que reactivó el voto de izquierdas ante la evidencia de que los gobiernos del PP con la ultraderecha iban a sustanciarse en aquellas comunidades donde fuera posible, como así fue. Hoy, estabulado por Vox por segunda vez, ha negociado en unas condiciones bien distintas a las de un flamante y recién pintado ganador de unas elecciones. Ha llegado a la mesa de negociación hecho un guiñapo, derrotado,con las tragaderas ensanchadas y pidiendo ayuda. Así, ha tenido que aceptar otras premisas ideológicas en materia de inmigración –Vox ya se jacta de que no llegará un solo menor no acompañado más a Valencia– y el rechazo al Pacto Verde europeo –que impulsó el propio Partido Popular Europeo– como imposición para sacar adelante las cuentas. Los dirigentes de Vox le dieron a Mazón el lunes una ducha escocesa: Abascal aplaudió a Mazón y Garriga lo humilló afirmando que ha rectificado, aunque si le dan unos días más el de Vox terminará utilizando expresiones más soeces.
Además de las obsesiones esencialistas contra la inmigración y el cambio climático, Mazón va a tener que tragar con otras exigencias del partido ultra: recortes de las ayudas al valenciano, retirada de ayudas a la cooperación con especial foco en Palestina, y la supresión de fondos para “mamarrachadas de la ley de memoria histórica”. Le exigen que desenfunde una motosierra a lo Milei y lo más exótico de todo: Vox, que no está en el Gobierno y por lo tanto carece de competencias ejecutivas, quiere participar directamente en la distribución de recursos para la reconstrucción de la dana. “Pequeñas pinceladas”, dijo Garriga, quien advirtió que esta retahíla es solo el comienzo. Ya le han colocado el dogal al cuello de Mazón y sólo han empezado a apretarlo.
Feijóo, a la gallega: que lo eche la juez
Si a Mazón se le fue ya el tiempo de dimitir y asumir responsabilidades, a Feijóo se le ha pasado el momentum para sacar a Mazón de la presidencia. Ahora el presidente valenciano se ha enrocado.Y desde el fondo de la cueva vuelve a poner sobre la mesa un debate inoportuno para Feijóo: ¿qué hacer con Vox, cómo relacionarse con ellos, hasta dónde tragan? Feijóo está esperando a que la jueza acabe con Mazón, una manera muy gallega de ejercer el liderazgo político. Aunque lo evidente es que se le ha convertido en un problema político que le va estallar tarde o temprano. El PP no ha sabido cómo acabar con el presidente de Valencia sin dañar los intereses electorales generales de la marca en aquel territorio, generalmente favorable a los populares. Todo el mundo lo da por acabado políticamente, pero mientras tanto Mazón le ha comprado a Vox una agenda ideológica racista, extremista, antiautonomista y excluyente que no tiene nada que ver con los valores que inspiran al PP.
Borja Sémper, la sonrisa del PP y embajador de su sección buenrollista, ha dicho que la calle Génova estaba informada de las negociaciones con Vox. Cuesta creer que hayan permitido el enroque de Mazón en esos términos, pero si no han estado informados tampoco podían admitirlo. Desde Génova, extraoficialmente, se corrige su posición pública al afirmar que los presupuestos no son su salvavidas, lo que encadena su suerte a un auto judicial. Lo que es más difícil es convencer a los ciudadanos de que el PP no renuncia a sus principios ideológicos a la vez que renuncia a ellos en un territorio clave y se coloca en el área de la extrema derecha. “¿A quién va a creer usted, a mí, o a sus propios ojos?”. Momento Groucho Marx.
A Vox le sale la jugada redonda: vuelve al primer plano de la política valenciana tras su salida del Gobierno, cualitativamente obtiene más réditos que en el pacto inicial, impone a Mazón – ya en modo pelele– sus obsesiones ideológicas y lo taladra al sillón todo el tiempo que pueda: cuanto más Mazón, mejor para Vox. Cuanto más dure el presidente siniestrado en su puesto, más expectativas electorales se abren para los ultras. Jugada siniestra y con efecto.
Se acumulan las malas noticias: la creciente dependencia del PSOE y del PP de los partidos a su derecha e izquierda y de aquellos que no creen en España.
La justicia y la ética
El PP sabe, por supuesto, que este sainete es el resultado de una concatenación de errores que acabará mal, incluido el regreso de Vox a esa especie de casa común de las derechas que es Valencia. Vox ya dejó tirado al PP en sus gobiernos autonómicos cuando empezaron las discrepancias. Lo que viene siendo un socio fiable. Feijóo, que se mueve entre el pragmatismo institucional y la advertencia velada a su presidente autonómico, ha dejado caer que habrá que estar atentos “a los hechos”. Es decir, a las decisiones de la juez. La democracia y la política se empobrecen cuando se ciñen exclusivamente a las decisiones judiciales, como si fueran la única vara para medir la continuidad de un político que ha fracasado en el primer envite serio que ha tenido que afrontar. La ley reemplaza y arrincona cualquier discusión ética. Se impone como canon el factual de si un político puede seguir en su puesto (porque no hay condicionantes legales que se lo impidan) frente a si debe seguir (porque hay motivos éticos que lo invalidan).
Cómo no van a perder los ciudadanos la confianza en los partidos.
BREVERÍAS
España y los 4.400 menores
El decreto ley que va a obligar a la distribución de menores migrantes no acompañados entre todas las comunidades en los casos en los que acrediten que tienen saturados su servicios de acogida viene a arbitrar, muy tarde, una solución de urgencia especialmente para Canarias y Ceuta. Hace ocho meses pudo salir adelante un proyecto de ley pactado por el Gobierno y Coalición Canaria, pero el PP, Vox y Junts lo volaron por los aires. Ahora les parece mal sacarlo sólo con Junts, pero en ningún han momento han estado dispuestos a pactar alguna solución. Ahora, con la participación de Junts tras conseguir la delegación de competencias en inmigración, sale adelante y condiciona lo que puedan hacer las comunidades autónomas. La presión de Vox ha convertido en tóxico cualquier debate razonable, con el PP a rastras. Lo que es indigno es que en una de las grandes economías de la UE se tenga este debate con aroma racista por un contingente de 4.400 menores que proceden de países donde se mueren de hambre.
La geometría variable incorpora a la derecha
Zapatero llamó “geometría variable” a las mayorías cambiantes a las que podía recurrir para sacar adelante leyes. Sánchez ha ampliado el perímetro del concepto e incluso saca adelante votaciones con PP, Vox y Junts. Con esos votos ha tumbado esta semana la moción del BNG contra el fondo europeo de 800.000 millones para inversión en Defensa, el incremento del gasto militar en España y a favor de la salida de la OTAN. El resultado evidencia que sólo una pequeña parte de la población española está en esas tesis (302 en contra frente a 36 diputados a favor). La segunda conclusión: se consolida la idea de que para los grandes temas de Estado el PSOE necesita al PP.
Agencia de Salud Pública: el sí pero no del PP
En la misma sesión, el PP tumbó la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública, un proyecto largamente acariciado y urgido desde el Covid 19, y que tenía entre sus objetivos mejorar la salud de la población, la equidad en salud y la protección ante riesgos y amenazas sanitarias, con especial atención a las pandemias. El rechazo del PP contrasta con el apoyo entusiasta de la diputada popular Ana Pastor –que fue ministra de Sanidad–, quien había apoyado la ley proactivamente durante toda la tramitación. El voto en contra del PP se inscribe en la estrategia de desgaste, no en la de la racionalidad política y las necesidades del sistema de salud ante otra pandemia, que llegará.
Trump se queda sin huevos
La Policía de Fronteras en EEUU está decomisando más huevos que fentanilo. Es la consecuencia de la crisis que afecta al producto gallináceo debido a un brote de gripe aviar que obligó a sacrificar 166 millones de aves. En Pensilvania se ha producido un robo de 100.000 huevos. Hoy se vende a 4 dólares la unidad y en muchos establecimientos solo despachan una docena como máximo a cada comprador. Trump, pese a sus amenazas a Dinamarca, a la que le quiere hurtar Groenlandia, y su política de aranceles, ha pedido a los daneses que envíen huevos para evitar que su precio se dispare. Copenhague ha dicho que no, que no tiene huevos excedentes, que si quiere les venden llaveros de la sirenita. Ojo porque en enero, los vecinos de Portugal declararon un caso de gripe aviar en una explotación, y en enero el Ministerio de Agricultura declaró riesgo alto de influenza aviar en nuestro país. En España hay 47 millones de gallinas ponedoras –casi una por cada español– y cada una pone 300 huevos al año. El huevo es algo muy especial. Plantea dilemas filosóficos: ¿fue antes el huevo o la gallina? Colón utilizó uno para convencer a su católica majestad. Y siempre ha tenido un poder hipnótico para el arte: desde la Vieja friendo huevos de Velázquez –que está en la galería nacional de Escocia–, los huevos pop de Andy Warhol o el huevo frito de Picasso. Y al final tendrá razón Ferran Adrià cuando dijo que si no hubiera tantos cada huevo costaría un dineral. O sea, que un huevo costaría un huevo. Trump podrá enredar con los proyectos de IA, los aranceles del acero o las tierras raras, pero con los huevos tiene una crisis seria porque la entiende perfectamente hasta el último ciudadano de Arkansas.
Periodistas imputados
Cuatro periodistas que informaron de un atestado de la UCO relacionados con el fiscal general del Estado y el caso que afecta al novio de Ayuso han sido imputados por un juzgado de Madrid por un presunto delito de revelación de secretos. O lo que es igual: por hacer lo que hacen los periodistas, que es informar verazmente. Y que es lo mismo que ocurre cada día en España desde hace décadas. Redactores de El País, El Mundo, 20 Minutos y la Cadena SER tendrán que declarar como investigados el 19 de junio. El informe en cuestión recogía las conversaciones de la fiscal provincial de Madrid, que también está imputada y que fue quien presentó una queja ante el juez por la filtración de ese informe, con el propio fiscal general. El artículo 20 de la Constitución reconoce el derecho “a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”, lo que no ha frenado la imputación de los informadores, con el rechazo de todos los colectivos profesionales. Quizás el CGPJ o a quien corresponda debería explicar por qué se investiga a unos periodistas por este hecho concreto y no a los otros cientos de informadores que cada día y en cada rincón de España hacen su trabajo desvelando autos, informes de los cuerpos policiales o vídeos en sedes judiciales.
El 0,1
El Congreso va a modificar el consumo máximo de alcohol permitido al volante: baja de 0,2 a 0,1. Rozando ya el cero técnico. Conclusión y mensaje: si bebe no conduzca. Se acabó el margen.
También te puede interesar
Lo último