Carmen Lomana y cómo pensó en suicidarse cuando se quedó viuda, pero "no era estético"
Memorias
En su libro de memorias cuenta su calvario vital del que se hace eco la portada de 'Diez Minutos'
Las memorias más ardientes de Carmen Lomana: “Estaba como un volcán”
Carmen Lomana confiesa quién es su referente en la vida
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La revista Diez Minutos lleva a su portada de esta semana a Carmen Lomana. La conocida empresaria y colaboradora infatigable de tertulias en la radio y en la tele habla de su intento de suicidio cuando enviudó. Episodio principal de su libro de memorias, Pasión por la vida, editado por La Esfera de los Libros. A sus 76 años la leonesa se sincera en este volumen de recuerdos que salió a la venta el pasado 29 de enero de 2025, ofreciendo una mirada íntima de su trayectoria vital. Entre el lujo y el glamour sufrió crisis y pérdidas. El momento más desolador fue cuando se tuvo que enfrentar a la trágica muerte de su marido, Guillermo Capdevila. Lomana confiesa, tal como recoge en su portada Diez Minutos que no se suicidó tras enviudar "por pura frivolidad", ya que no encontró una forma "estética" de hacerlo.
La historia de Lomana con Guillermo, un diseñador industrial chileno fallecido en un accidente de tráfico en 1999, es el eje emocional de esas memorias. En el libro, relata lo difícil que fue superar la pérdida de su esposo. Vivió un amor intenso desde que se conocieron en un club de jazz en Londres y su muerte sumió su vida en una oscuridad abrumadora. "Mi alma estaba rota, los días transcurrían lentos y las horas eran plomos atados al tiempo", plasma Lomana. En medio de ese dolor, confiesa que los pensamientos de desaparecer la acosaron, pero su carácter singular y su particular visión del mundo la detuvieron.
"No me suicidé por pura frivolidad. No sabía cómo hacerlo de una forma estética", revela con una mezcla de crudeza y humor que ha sorprendido a sus lectores.
Lomana detalla las ideas que cruzaron su mente durante esos momentos de desesperación para quitarse la vida: "Si me tiraba por la ventana, me quedaría como un dibujo animado. Si me cortaba las venas... menudo papelón para el que me encontrase. Si tomaba pastillas y no era la dosis suficiente, igual me quedaba tonta perdida", era su preocupación. Esta reflexión, que podría interpretarse como una muestra al límite de su conocida obsesión por la moda y el estilo, también deja entrever una ferozlucha interna que resolvió buscando ayuda profesional en un psiquiatra. "Decidí coger el buen camino y llamar a mi médico", añade, subrayando su capacidad para encontrar luz en medio de la tormenta en el peor momento de su vida.
Esta confesión ha generado reacciones encontradas. Para unos reafirma la imagen de Carmen Lomana como una mujer que, incluso en sus horas más bajas, no pierde su sofisticación y buen humor. Otros han visto en sus palabras un curudo testimonio valiente sobre la salud mental, envuelto en su característico estilo irónico. Este momento narrado en Pasión por la vida añade una capa más de sutilidad y complejidad a una figura pública que, tras décadas en el foco mediático, sigue sorprendiendo con su franqueza y que surgió como famosa por su estilo y glamour incontestables.
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