El 12 de Octubre, conmemoración de la Fiesta de la Raza

Historias de otra Huelva

Ponce Bernal: “España, más que consagrar glorias del pasado, debe mirar al mundo y sentirse atraída por las gloriosas conquistas del espíritu pensando en purificarse y ser un instrumento de la Verdad y de la Justicia”

Celebración del Día de la Raza en Huelva. / H.I.

La Introducción

EVOCADOR Y MODERNO

Un canto a la renovación

A muchos lectores les podrá sorprender la denominación de Día de la Raza al 12 de Octubre. Con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, el Consejo de Ministros, con la aquiescencia de los gobiernos de Estados Unidos, de las repúblicas hispanoamericanas y la adhesión de Italia (como patria de Colón) aprobó el 17 de septiembre de 1892 declarar el 12 de Octubre de ese año como fiesta nacional.

En 1913, la organización Unión Ibero-Americana promovió a través de su revista –del mismo nombre- denominar Fiesta de la Raza al 12 de Octubre, como “fiesta de paz y de fraternal cariño”, más que de “sangre y destrucción, de atropellos y rencores”. En 1918, y a petición de los países iberoamericanos, se declaró Fiesta Nacional el 12 de Octubre de cada año, oficialmente empezó a considerarse como tal día inhábil laboramente. En 1922, Unamuno, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca dijo: “Raza en sentido espiritual es algo que se está haciendo siempre, que no está hecho, y si algo central hay que buscar, tenemos que decir que raza es la lengua que es sangre del espíritu. Esta definición es bastante más determinable que la de la sangre que corre por el cuerpo… Hay algo muy peligroso en lo de hablar de nación madre y nación hija. Mejor será hablar de naciones hermanas”.

También fue en la década de 1920 cuando surgió la idea de llamar Día de la Hispanidad a la celebración, a iniciativa del sacerdote Zacarías de Vizcarra. Ramiro de Maeztu “se enamoró” del término por “la pluralidad que lleva implícita, por analogía a la de Cristiandad, con mayúscula, pues así como Cristiandad es el conjunto de los pueblos cristianos, Hispanidad sería también el conjunto de los pueblos hispánicos, dando a esa palabra un sentido latino y general”. Con la democracia, en 1987, el 12 de Octubre pasó a llamarse directamente Fiesta Nacional de España. Con el V Centenario dejó de usarse la palabra Descubrimiento para acuñar el Encuentro entre Dos Mundos.

Estas líneas están inspiradas en el artículo de Antonio García Jiménez en el blog de la Biblioteca Nacional “La fiesta del 12 de octubre: curiosidades y orígenes”. Para más detalles, lo recomiendo.

Pero en este espacio estamos obligados a analizar la visión de Ponce Bernal en el artículo de hoy sobre esta fiesta. Es un texto evocador y moderno. Habla de heroísmo y de defensa; también de aventura y anhelos, deseos de explorar nuevas rutas comerciales y pueblos desconocidos; habla de convivencia y de hermandad. En definitiva, Blanqui-Azul daba a sus lectores las claves para buscar una sociedad mejor y más moderna, con inquietudes, llamaba a explorar las conquistas del espíritu y perseguir una sociedad más justa, más igualitaria.

Su deseo, ya lo vamos viendo en sus textos, era hacer progresar a su tierra, pero también transformar un país que podía quedarse atrás con respecto a los de su entorno, alejarlo de la vieja España.

Recorte de la Fiesta de la Raza. / H.I.

Hoy conmemoramos la Fiesta de la Raza. El genio de la raza exploradora, aventurera, descubridora de Mundos, conquistadora, se plasmará hoy en el recuerdo. La España que ha escrito tantas páginas bélicas, la de las proezas guerreras, la de los grandes capitanes, la del valor y el heroísmo, perdura.

Los pueblos se forjan su escultura en el infinito devenir de la Historia, y muy lentamente, y muy difícilmente, cambian su carácter. Así como hay las naciones intelectuales, industriales, políticas, hay pueblos con inquietud de lo desconocido, amigos del ensueño, deslumbrados por la leyenda, sugestionados por la hazaña.

Nuestro pueblo ha forjado su alma en la lucha bravía contra invasores, en terribles guerras religiosas, en conquistas coloniales, y es la traza más firme de su temperamento el ímpetu combativo. Muy lentamente, muy difícilmente podrá cambiar de carácter. En las profundidades del pasado, como en los hechos del presente, alienta el mismo espíritu, y él lo refleja en los discursos conmemorativos, en el canto épico de los poetas, en los himnos infantiles.

Pero la Fiesta de la Raza no debe limitarse a consagrar y exaltar el pasado, a sustraer la Historia a la corriente renovadora, a esculpir en mármol el viejo tropo.

La Raza es también el porvenir y el día de su Fiesta deberá ser la hora mística en que el espíritu colectivo columbre nuevos ideales, nuevas inquietudes.

España, en fechas como esta del 12 de Octubre, más que consagrar glorias del pasado, debe mirar al mundo y sentirse atraída por las gloriosas conquistas del espíritu pensando en purificarse y en lograr llegar a ser un instrumento de la Verdad y de la Justicia…

Y abrir los ojos y mirar con amor a sus hijas, las bellas Repúblicas de América, en cuyas entrañas alienta la libertad y el derecho, retoños vigorosos del viejo tronco, ricas floraciones de paz y trabajo y ensamblar su espíritu con el de ellas para formar la gran comunidad. España y América española, gran democracia, pacífica, civil, providencial instrumento de todas las ideas nuevas, jurídicas y morales que habrán de estructurar las futuras sociedades.

La Fiesta de la Raza, más que solemne homenaje necrológico de virtudes ya inactivas; más que exaltación lírica de rasgos legendarios, más que dulce evocación de bellas cualidades maternales, debe ser canto a la renovación, a nuevas virtudes activas, cálido llamamiento a las nacionalidades que surgieron del seno de la vieja España, propósito de incorporarse al ritmo del mundo.

Si la Fiesta de la Raza ha de ser la fiesta del heroísmo que incendió las páginas de la Historia, sea también la del otro heroísmo, que es luz serena en el trabajo de los campos, de los laboratorios, de las fábricas, en toda legión que silenciosamente, con su callado sacrificio, fragua el progreso de los pueblos.

BLANQUI-AZUL

Diario de Huelva, 12-10-1930