Agosto de 1992: Los bomberos de Huelva permanecían casi una semana en huelga de hambre

Numerosos bomberos y policías onubenses estuvieron reivindicándose durante seis días

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Cuatro bomberos onubenses de la unidad canina
Bomberos onubenses de la unidad canina / Huelva Información
Camino Álvarez

14 de agosto 2023 - 05:00

Huelva/Un día como hoy hace 31 años se anunciaba la noticia: los bomberos de Huelva se declaraban en huelga de hambre y se encerraban en el Parque. El motivo era el de protestar contra los expedientes abiertos a otros miembros del Cuerpo, que habían sido suspendidos de empleo y sueldo.

El Ayuntamiento de Huelva también había abierto expediente a dos policías y a otros dos miembros del comité de personal y había multado a 15 municipales con 100.000 pesetas, unos 600 euros. Los motivos iban desde el uso de palabras mal sonantes, la utilización de material del cuerpo en las reivindicaciones, insultos a la autoridad y concentración en el recinto Colombino.

A los bomberos sancionados se les negó la entrada al parque, aunque permanecieron encerrados en las instalaciones, donde se trasladaron después de protagonizar una concentración en el Ayuntamiento, tratándose de la primera movilización que llevaban a cabo los miembros del Cuerpo. Más de 40 bomberos se ataviaron con la chaqueta de salida y el casco y salieron del parque hacia el Ayuntamiento, donde permanecieron 40 minutos en los balcones de la casa consistorial, tras subir ayudados por escaleras del Cuerpo.

Las plantillas de la Policía Local y de los Bomberos se mantuvieron unidas como una piña, estos últimos en huelga de hambre indefinida, ingiriendo únicamente agua de limón con azúcar durante los 6 días que duró la protesta. Exigían que el primer paso fuera la retirada de expedientes a siete miembros de la junta de personal, ya que la consideraban una "medida de dictador".

Una reunión entre estos y representantes del Ayuntamiento tuvo lugar. En ella se les ofreció una subida de sueldo de 2.000 a 3.000 pesetas, de 12 a 18 euros, aunque se querían mantener los expedientes abiertos. Los encerrados calificaron de "irrisorio" el ofrecimiento.

Fuentes de la policía aseguraban que como ellos tenían prohibido hacer huelga, utilizaban los medios que estaban a su alcance, de lo contrario podrían enfrentarse hasta a la cárcel. Llevaron a cabo medidas de presión tales como el retraso de los trámites burocráticos, el cumplimiento del reglamento celosamente y la evitación de poner multas.

El atrincheramiento del Parque teniendo la ciudad un Polo Químico, estando en Colombinas y en verano, cuando el riesgo de incendios es mayor, llevaba al Ayuntamiento al extremo. Además, la huelga de hambre podía afectar al estado físico de los bomberos. Un inspector médico les aconsejó que se retiraran a sus domicilios, recomendación que rechazaron.

Tras 5 días con síntomas de agotamiento, comenzaron a producirse las primeras bajas médicas. La plantilla de bomberos no estaba en condiciones físicas ni psíquicas para cumplir con las garantías de emergencia. Ya eran 6 los efectivos que estaban en servicio de baja y 16 los hospitalizados. El estado de los 72 bomberos encerrados empeoraba por momentos, presentando estos trastornos hepáticos, extrema debilidad y sufrimiento cardíaco. El día quinto de encierro solo quedaban 5 bomberos aptos para cubrir los incidentes.

Debido a esta situación se produjo otra reunión con el Ayuntamiento, que accedió a la retirada de los expedientes, aunque esta propuesta fue nuevamente rechazada, ya que los sancionados ya no aceptaban solo eso si no que reclamaban tras tantos días de dura huelga una subida salarial.

El Ayuntamiento ya se estaba planteando contar con la intervención de otros parques de bomberos de Andalucía en caso de incidente. No obstante, tras seis días, se llegó a un acuerdo con los efectivos y se acordaron negociaciones. La huelga de hambre había acabado. Al conocerse la noticia desconvocatoria hubo momentos entrañables entre las familias y los efectivos.

Un grupo de bomberos se ofreció voluntario para cubrir a sus compañeros en estado más débil hasta que se recuperaran. En 1992 se hablaba de secuelas impredecibles de la huelga de hambre.

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