¿Asesores de comunicación o magos de la política?

Hoy en día la política trabaja con equipos multidisciplinares, donde cada miembro es pieza clave en la llamada construcción del relato

¿Asesores de comunicación o magos de la política?
Charo Toscano

15 de marzo 2020 - 08:46

Huelva/Las polémicas en las que se ven envueltos o los jardines en los que se meten los políticos traen de cabeza a sus asesores, sobre todo a los de comunicación. Esta figura, discreta y poco conocida hasta ahora, ha tomado vuelo desde la incorporación de Iván Redondo al equipo de Pedro Sánchez. A él se le atribuye la estrategia que llevó a Sánchez a la Moncloa, lo responsabilizan de la repetición de elecciones y lo consideran el mago que ha hecho posible el acuerdo con Pablo Iglesias para conformar el primer gobierno en coalición de la democracia. Verdad o no, lo cierto es que en torno a las figuras de los consejeros aúlicos se está construyendo toda una mística y se está perdiendo la perspectiva de cómo funciona o debiera funcionar el negocio de los llamados spin doctors: los asesores asesoran, y los políticos deciden.

Hoy en día la política trabaja con equipos multidisciplinares, donde cada miembro es pieza clave en la llamada construcción del relato. En el caso de países anglosajones, como Estados Unidos o Gran Bretaña, la profesionalización del equipo de asesores de comunicación y de estrategia del líder político viene de lejos. Es la conocida industria de spinning, que desde hace algún tiempo ya se está asentando también en nuestro entorno.

La comunicación se encuentra en la base estratégica de muchas decisiones políticas y empresariales, por eso los profesionales de la comunicación existen, y son cada vez más imprescindibles. Ocurre que en más ocasiones de la cuenta se lleva esta circunstancia hasta el extremo, y la política es entendida solamente como comunicación. Todas las decisiones se toman para obtener una opinión pública favorable, y el asesor acaba sustituyendo el líder político.

Los asesores de comunicación no sólo están reemplazando en algunos casos a los políticos. Están desplazando a los asesores políticos y a otros técnicos que también cumplen una labor de asesoría política, y que hasta hace tan sólo unos años han tenido en España un papel político relevante.

El concepto de campaña permanente está reduciendo la asesoría política a labores de consultoría de comunicación. Y es en este contexto donde aparecen los gurús que limitan la política a un mero instrumento de comunicación, poniendo en entredicho el liderazgo y la capacidad de decisión del propio líder.

Ahora está de moda Iván Redondo. Todos los líderes quieren poner a un Redondo en sus vidas (o a alguien que se le parezca). Quizás sea el más conocido de cuantos asesores han pisado la Moncloa, pero le han precedido figuras de mucho prestigio profesional que han desempeñado un papel muy relevante en los gobiernos anteriores. Julio Feo, con Felipe González, fue el primer consejero aúlico de la Moncloa. Pedro Arriola trabajó con los presidentes del PP, y Jorge Moragas actuó de hombre de confianza Rajoy, por poner sólo unos ejemplos.

Cuando los consultores toman protagonismo, aquellos que no conocen la lógica de la política terminan pensando que son ellos, y no los políticos, quienes tienen el poder. Series de televisión del tipo El ala oeste de la Casa Blanca han contribuido a otorgar el papel de magos a unos profesionales que trabajan en las bambalinas del poder. En la ficción no aparecen los imprevistos ni las casualidades, y siempre existe la solución perfecta para crisis que se resuelven con una sola llamada de teléfono o en una conversación de pasillo.

Toni Aira es uno de los mayores expertos de nuestro país acerca de la figura de los consultores políticos. En su libro Los guardianes del mensaje, Aira recalca que la versión española de los spin doctors existe y hacen mucho más que influir. De hecho, “son factores clave en nuestra política” aunque “su papel no debe ser protagonista y no debe dejar en segundo plano al político como responsable último de las decisiones”.

Consultores en la sombra

Dada su relevancia, en opinión de Aira los asesores y estrategas han de ser fiscalizados: “No deben permanecer en la sombra. No pueden no rendir cuentas. Es necesario y democráticamente sano saber de su existencia y de su papel”.

Las crónicas periodísticas y el relato político han colocado a Pedro Sánchez como un presidente que ha hecho dejación de sus funciones en favor de su asesor Iván Redondo, responsable haber llevado a España a las cuartas elecciones en cuatro años. Toni Aria considera que, sobre Redondo, se han aplicado los tres ataques típicos contra los grandes spin doctors:

  1. Sobredimensionar el papel del asesor y agudizar el ataque frontal contra él para dañar al líder. Esta crítica es fruto de una sobreexposición del propio Redondo, y dibuja a un asesor que actúa a sus anchas, como contrapoder del partido y con un líder político convertido en una marioneta.
  2. Dibujar la estrategia política como algo negativo, sinónimo de cálculo y de falsedad. En la era de las campañas permanentes, todos los partidos utilizan el marketing político como estrategia, aunque es típico de los populismos exagerar el papel del marketing en la toma de decisiones. Redondo encarna a la perfección del papel de estratega electoral y de organizador de campañas pero es poco apto para labores de asesoría institucional o para el puesto de jefe de gabinete.
  3. Presentar al asesor de comunicación como el “lado oscuro” de la política. A Redondo le han apodado Rasputín, Maquiavelo, brujo, fontanero o eminencia gris. En esta condición de asesor que susurra al oído del líder se le ha aplicado mucho de la leyenda negra que sobredimensiona el papel de los asesores en detrimento de los asesorados, del partido y del resto del gabinete, poniendo en entredicho la capacidad de influencia real de los políticos en la toma de decisiones.

Muchos consultores, estrategas y jefes de gabinete son conocidos, pero otros tantos nombres con destacado papel en la Moncloa han permanecido fuera de los focos, sin que nunca llegara a cuestionarse el liderazgo de los presidentes.

No siempre un político sabe exactamente el papel que debe jugar su asesor y cómo hacer uso de él. El padre de la consultoría política, Joe Napolitan, dejó por escrito recomendaciones muy útiles para candidatos, partidos políticos y jefes de campaña acerca de la figura del consultor político, de quien dijo que no hay que esperar milagros: “ningún consultor tiene un récord perfecto. Todo consultor va a ganar y perder algunas campañas. Nadie gana todas las elecciones; los mejores ganan la mayoría, de lo contrario no permanecerían en este negocio por mucho tiempo”.

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