Bernardo Montoya ratifica que fue su exnovia la que mató a Laura Luelmo
El acusado de la muerte de la profesora indica a la juez el lugar donde arrojó el martillo con el que se produjo el crimen
Apunta a las imágenes de una gasolinera que lo exculparían
Valverde/La expectación por todo lo que rodea al asesinato de la profesora Laura Luelmo, ocurrido en El Campillo el pasado mes de diciembre, vivió en la mañana de ayer un nuevo capítulo con la declaración del único implicado en el mismo. Bernardo Montoya, detenido por la Guardia Civil por el crimen ratificó ante la jueza de instrucción de Valverde del Camino, Elvira Mora, la nueva versión de los hechos en la que culpa a su exnovia Josefa Carmina de haber matado a la zamorana mediante el móvil de los celos. En un descanso de la extensa declaración, su abogado, Miguel Rivera, avanzó que su cliente había reiterado su inocencia: “Yo no la maté, no la violé y tampoco la retuve”. De esta forma, el acusado confirmó el giro radical a su primera versión en la que se inculpó del crimen de Laura.
Montoya, según su letrado, reveló el lugar en el que se encuentra el martillo con el que supuestamente su expareja asestó los golpes mortales. “Bernardo asegura que Josefa se deshizo de él en un paraje relativamente cerca de donde se encontró el cadáver”. Rivera ve en esta prueba y en las huellas que debería haber en la casa y en el coche los elementos principales para cambiar el rumbo de la investigación, aunque todo quedará a expensas de la decisión de la juez.
El letrado detalló a Huelva Información cómo se habrían sucedido los hechos aquella tarde en virtud de esta nueva versión: “Josefa vio a Laura entrar en su casa, no sabía que esa vivienda ya no era propiedad de Bernardo y la llamó. Ella acudió voluntariamente a la casa de Montoya y se produjo una discusión por celos que se fue acalorando”. Rivera va más allá y asegura que su defendido “intentó proteger a la profesora propinando un guantazo en la boca a su exnovia”, pero que no sirvió de nada, ya que “se la llevó a una habitación contigua y allí acabó con su vida”. No sólo le habría golpeado con el martillo, según el abogado, “también le dio un golpe con el palo de barrer”.
Montoya testificó por videoconferencia desde el Centro Penitenciario Sevilla II de Morón de la Frontera, donde se encuentra internado de forma provisional, comunicada y sin fianza. El acusado se negó a responder a las preguntas de la acusación particular, pero sí contestó a las cuestiones del fiscal con una “importante precisión”, según su defensor. Rivera, trató de explicar los motivos de los cambios de argumentos de Montoya: “Bernardo se autoinculpó por amor. Josefa empezó a llorar y le pidió que no la delatara. Luego, en la cárcel se ha dado cuenta de las consecuencias y ha preferido esclarecerlo todo”.
Para su defensa, Montoya aporta otras dos posibles pruebas que tampoco tienen por el momento más veracidad que la palabra del detenido. Una sería la grabación de imágenes en una gasolinera donde se vería a Bernardo y a Josefa y otra sería el problema del primero para mantener relaciones sexuales, confirmadas por su abogado, pese a que el forense señala la existencia de “violencia de cariz sexual” en el cuerpo de Laura. Sobre la primera de ella hay importantes matizaciones ya que únicamente están obligadas a ser guardadas durante un periodo de un mes.
“En el caso de que la jueza dé credibilidad al tercer y último testimonio de Montoya, se procederá a la búsqueda del martillo y a interrogar a Josefa”, añadió el letrado, que estuvo junto al resto de partes en el interior del juzgado valverdeño desde las 11:00 hasta poco después de las 17:30, algo poco habitual al tratarse de un caso todavía en fase de instrucción y con las diligencias abiertas.
Antes de la declaración, Rivera reconocía a los periodistas que en un principio se mostraba escéptico con esta versión, pero que a medida que va conociendo las pruebas que presenta su defendido va aumentando su confianza en la veracidad de los hechos que relata. Para el letrado del único encausado por la muerte de Laura Luelmo esta tercera versión de los hechos supone que “desaparece” de los delitos por los que está actualmente acusado Montoya la parte “nuclear”. Así, sería responsable de “cuestiones colaterales” como el encubrimiento “por haber ayudado a deshacerse del cuerpo y de los instrumentos del delito”, pero “no de la autoría” de la muerte de la profesora.
La juez seguirá con nuevas diligencias en la instrucción
No es habitual que en fase de instrucción se asista a un interrogatorio como al que ayer se sometió Bernardo Montoya en los juzgados de Valverde, pese a que se negara a contestar a las preguntas que realizó la acusación particular. Recordar que no se ha abierto juicio oral contra él (aún faltan varios meses para que esto se lleve a efecto) y todavía se practican nuevas pruebas para esclarecer lo ocurrido en diciembre en El Campillo. Según pudo conocerse en las puertas del edificio judicial, la juez que se ha hecho cargo de la investigación, tiene previsto continuar con las mismas a lo largo del día de hoy y del próximo lunes, aunque se desconoce la identidad de quienes deberán comparecer ante la responsable de una investigación a la que todavía quedan muchos flecos por cerrar antes de que un jurado popular –con toda probabilidad– decida sobre el asunto.
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