El CEUS certificará en 2023 los drones de las principales aeronáuticas del mundo
El proyecto dispondrá de unas instalaciones científicas y técnicas “únicas en Europa en el ensayo y verificación de sistemas no tripulados”
Huelva/“Nuevo hito histórico. El CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) han firmado el convenio para la construcción del Centro de Ensayos de UAS (vehículos no tripulados), CEUS”. Ningún organismo o dependencia perteneciente al Ministerio de Defensa, haciendo gala de su formación militar, anuncia nada de lo que va a hacer, siempre dan cuenta de lo que han hecho.
Con ese breve tuit de su perfil oficial, el INTA daba luz verde a un proyecto tan añorado por Huelva, como que sus primeros trámites datan de hace una década exacta, aunque tal vez el arranque había que datarlo incluso antes, en el mes de octubre de 2007, cuando el Gobierno andaluz apostó por ubicar en Andalucía un centro de aviones no tripulados, llamado entonces UAV. Dos años después, el 8 de noviembre de 2009, el consorcio aeronáutico EADS pide su impulso y no fue hasta el 20 de enero de 2011 cuando Andalucía se imponía a Galicia y Cataluña como sede del mismo. Un mes después, se conocía las preferencias del Ministerio de Defensa por la comunidad autónoma, pero fue la exministra Carme Chacón la que colocó a Huelva en la carrera por conseguir albergar sus instalaciones.
De ahí hasta el 2014, trámites, luchas partidistas, cambios de gobierno, crisis económicas, recorte de presupuestos y fallos estrepitosos de gestión, condujeron al mes de septiembre del año pasado, cuando se certificó la defunción del proyecto sin demasiadas esperanzas de que pudiera retomarse. La caducidad de la Declaración de Impacto Ambiental, la falta de partidas específicas para la totalidad del proyectos (el INTA sencillamente no se fiaba de las buenas intenciones de Junta y Gobierno que habían conducido al fracaso anterior) y la ausencia de una apuesta clara por el futuro del mismo, hicieron todo lo posible para que el CEUS engrosara la lista de oportunidades perdidas e infraestructuras pendientes de la provincia.
Y en eso llegó Pedro Duque. El exministro de Ciencia e Innovación, leyó un breve publicado en un portal aeronáutico sobre una noticia adelantada por Huelva Información, dio la vuelta completamente al proyecto. Con el CDTI como aliado para la financiación del CEUS, se reactivó la Declaración de Impacto Ambiental que acaba de recibir el visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) y que está pendiente de su publicación en el BOE, la Autorización Ambiental de la Junta sigue en vigor y el Ayuntamiento de Moguer sigue en disposición de vender sus terrenos para sus instalaciones. Faltaba la rúbrica de la financiación, algo que se formalizó en la mañana del viernes. “Quedan así finalizados los trámites para el desarrollo de un proyecto que ha costado mucho tiempo, esfuerzo y sacrificio, pero que al final hemos conseguido cumplir”, finaliza el tuit del INTA.
La participación del único astronauta miembro de un Ejecutivo en la historia de España, fue motivada por esa vinculación al mundo del espacio y la aeronáutica. Fueron las dos principales empresas aeronáuticas del mundo, la europea AirbusAirbus y la norteamericana Lockheed Martin, responsables del desarrollo de los drones de sus respectivas fuerzas aéreas, quienes preguntaron a Duque por un proyecto que necesitaban con urgencia. Ningún dron puede ser autorizado a utilizar el espacio aéreo europeo sin que tenga la pertinente certificación y ahora mismo, no hay ninguna instalación en todo el continente capaz de albergar las infraestructuras necesarias para poder llevarlas a efecto. En juego hay cientos de millones de euros en desarrollo.
Los documentos incluidos en la DIA a los que ha tenido acceso Huelva Información, lo dejan claro: “dicho centro supondrá una instalación científico-técnica única en sus características en Europa que permitirá el ensayo y certificación de sistemas y podrá ser usado por cualquier empresa que lo requiera en el ámbito internacional así como por universidades y centros de investigación para validar y certificar los desarrollos de sistemas y equipos para sistemas no tripulados”.
A las empresas anteriormente citadas, hay que añadir buena parte de la industria auxiliar nacional, con empresas como Indra y Babcock, así como una aeronáutica más, la estadounidense Boeing. También el gigante de la distribución Amazon, tal y como adelantó Huelva Información, se dirigió a los responsables del proyecto para expresarles sus intenciones de utilizar las instalaciones del CEUS una vez en marcha para poder operar con sus drones de reparto en los cielos del continente.
Las instalaciones actuales del Cedea en El Arenosillo se quedan pequeñas para un proyecto de esta envergadura. “Las instalaciones existentes se encuentran limitadas debido a a falta de espacio y, sobre todo, a la falta de una pista que permita el aterrizaje de sistemas no tripulados de más de 150 kilos y facilite los ensayos en tierra de vehículos terrestres no tripulados a los nuevos sistemas, mucho más autónomos y más grandes que los desarrollados hasta la fecha que eran lanzados mediante una catapulta”.
Huelva tiene unas condiciones perfectas para albergar dichas instalaciones, algo que la ha hecho imponerse a alternativas contempladas en su momento y mucho más avanzadas en su tramitación, como el Polo Aeroespacial de Galicia, impulsado por la Xunta con 164 millones de euros en capital público y privado. Para dar una idea de lo que puede suponer para la provincia este tipo de instalaciones, según los datos facilitados por el Gobierno gallego, esas instalaciones supondrían la movilización de “más de 900 profesionales; 60 soluciones tecnológicas y productos ya en el mercado de 655 desarrollados; y la creación de cinco nuevas empresas en Galicia”.
Las ventajas onubenses, según la documentación aportada en la DIA, son más que evidentes. Una proximidad al Cedea de El Arenosillo que permite “un seguimiento total y continuo de su trayectoria mediante equipos externos a la aeronave ensayada. Integración del CEUS dentro de las zonas de espacio aéreo segregado; bajo coeficiente de población en zonas sobrevoladas imprescindible para la emisión del certificado de vuelo experimental; zona de servidumbre perimetral de 500 metros a ambos lados de la pista sin posibilidad de actuación presente y futura de ningún tipo de infraestructura; integración ambiental sin afectación sobre zonas de especial protección; acción dominante de los vientos, condiciones meteorológicas estables, orografía y accesos”.
Las bazas ya han sido jugadas y están sobre la mesa. Quedan meses hasta el primer trimestre de 2023 para que las instalaciones que ahora se dibujan sobre el papel, se encuentren en pie y en pleno funcionamiento. Lo que empezó en 2007 va camino de terminarse.
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