Carta abierta a Don Manuel Siurot

Es necesaria la participación de una institución para que su figura sea reconocida por una Iglesia a la que sirvió hasta el final de sus días

Manuel Siurot Rodríguez, nacido en La Palma del Condado. / M. G.
Luis Llerena Baizán

14 de marzo 2022 - 06:02

Querido y admirado amigo Siurot: aunque desde hace 36 años me comunico contigo cada día, hoy quiero hacerlo por escrito y de forma abierta, empujado por una serie de circunstancias sobrevenidas en los últimos años, que nos atañe a los dos.

Nadie mejor que tú sabe que en 1986 llamé ilusionado a las puertas del tercer ciclo universitario con tu nombre en los labios y mi sincera veneración en el corazón. Después de cinco años de seria investigación y duro trabajo, la UNED se rindió ante la evidencia de tu singularidad como maestro, de tu ternura y sencillez como ser humano, y de tu grandeza de alma como apóstol de la infancia pobre y desvalida. Un docto tribunal te concedió por unanimidad la calificación de Apto Cum Laude y Premio Extraordinario por “bueno, sabio y generoso maestro de niños pobres”.

Tú sabes, mi buen amigo, que después de aquella fecha me he volcado en darte a conocer, dentro y fuera de Huelva, para lo cual he hablado en muchos y variados foros sobre ti; he escrito una cantidad respetable de artículos e impartido un buen número de cursos y conferencias sobre distintos aspectos de tu figura insigne y de tu obra benemérita; he escrito media docena de libros sobre tu vida y tu obra que se han distribuido siempre de manera gratuita; he creado el Aula-Museo que lleva tu nombre con sede en el Colegio Diocesano de Huelva; he organizado y coordinado media docena de ciclos de conferencias en la UHU, y he introducido el estudio de tu pedagogía en distintas universidades españolas, al mismo tiempo que apuntalaba este esfuerzo con la creación de un grupo de investigación en la universidad onubense para la difusión de tu figura insigne. Como una consecuencia lógica de todo ello, te he dedicado con devoción muchos centenares de horas de trabajo y, en ocasiones, haciendo lo mismo que el conocido “sastre del Campillo”. Y todo esto –justo es decirlo– con el apoyo y la colaboración efectiva de mi querida y maravillosa familia.

Sabes también que no exagero en lo que afirmo, sino todo lo contrario, porque nadie mejor que tú conoce las muchísimas horas de solaz que sacrificó Juani, mi esposa, para que yo te las dedicara a ti; lo mismo que la dura y costosa ayuda prestada durante años por mis cuatro hijos, quienes, en los archivos y hemerotecas de Madrid, Sevilla, Huelva y provincia, soportaron el frío y la humedad, en invierno, y el calor sofocante en verano.

Manuel Siurot Rodríguez (La Palma del Condado, 1872 - Sevilla, 1940).

Por esta razón, los palmerinos y onubenses amantes de su tierra, pero, sobre todo la Diócesis de Huelva, así se lo expuse al nuevo obispo en junio de 2021, “estarán siempre en deuda con mi difunta esposa y con mis hijos”. Hoy, amigo Siurot, te lo digo con sinceridad, me duelen en el alma aquellas innumerables horas robadas a los míos.

Obviamente, la divulgación documentada de tu vida y obra se vio correspondida con otro objetivo: tu beatificación. Este paso no es nuevo sino que viene de muy atrás. Ya en 1997, la revista Corumbel de La Palma escribía “… el propio obispo (D. Ignacio Noguer) apuntó la posibilidad de incoar el proceso de canonización en favor de Siurot” (28/06). Por mi parte, en 2004 y 2005, solicité a Concepción Parra, superiora general del I. S. Operarias Parroquiales, un documento escrito por ti, pues “ya había sido incoada la causa de beatificación tuya, que fuiste gran amigo y admirador de Magdalena Aulina”.[1]

En esta línea, quiero recordar la reunión, con el mismo propósito, organizada por la Asociación Amigos de Siurot de la Palma del Condado. Y, posteriormente, hubo otras dos reuniones con la presencia –igual que en la anterior– del postulador D. Teodoro León Muñiz. Éstas últimas se celebraron en el Colegio Diocesano, la primera, y en el salón contiguo al despacho de la Vicaría General de la Diócesis, la segunda. En todas fui convocado y siempre participé en ellas con interés, gozo y devoción.

Pasó el tiempo y todo seguía igual. Y para que el rescoldo no se apagara, confeccioné diferentes estampas y trípticos, con oraciones incluidas, para darte más a conocer y abogar por tu subida a los altares, algo que ya venía sugiriendo desde 1990, en la Semblanza que escribí de ti.

En 2008, año del centenario de tus Escuelas, participé muy activamente en su organización y desarrollo. Tú te lo merecías todo. No obstante, a partir de ahí noté otro declive en el tema de tu beatificación y así se lo expuse al rector del Seminario Mayor Compostelano: “Ha sido una pena que su causa de beatificación no hubiera ido unida a la de D. Manuel González García… Falta una institución que lidere de una vez por todas esta tarea, para que Manuel Siurot sea reconocido por la Iglesia –a la que sirvió hasta el final de su vida– como un seglar de nuestra época que vivió por y para sus hermanos los hombres y, de modo preferencial, para los más pobres”.(13/12/2015) [2]

Mi inquietud porque la Iglesia te pusiera en el pedestal que te mereces hizo que, en 2015, elaborara un proyecto titulado: Manuel Siurot: Vida y verdad, biografía documentada hasta la exhaustividad, con una serie de sugerencias sobre más de una docena de nuevas publicaciones sobre ti, y la oferta de hacer entrega al Ayuntamiento de La Palma de toda la documentación encontrada y recopilada en tres décadas de arduo y meticuloso trabajo de documentación. Éste era el proyecto de mi vida como investigador de tu vida y tu obra. En él, además de La Palma, comprometía a una serie de instituciones y organismos de Huelva y Sevilla, sumando explícitamente un total de 14 entidades impulsoras y patrocinadoras de tu beatificación.

Después de presentado el proyecto aludido, sólo hablaron el silencio, la desidia, y ciertos hechos y detalles rayanos en lo injustificable. Curiosamente, esta actitud, inesperada e incomprensible para mí, ha sido, sin duda, aprovechada por aquellos que quieren recuperar la “memoria histórica”, no para honrarte y colocarte en el lugar que te mereces, sino para todo lo contrario. Por todo lo anterior comprenderás, querido D. Manuel, mi decepción y mi dolor ante este panorama tibio e incierto.

Quiero terminar esta carta asegurándote que aún me queda hacer mucho por ti, pero lo haré con tu ayuda; quiero culminar con sosiego y con el cariño de siempre la ingente tarea de transcripción, secuenciación, impresión y encuadernación de todos los documentos recopilados referentes a tu vida y tu obra. Al final, que estés o no estés en los altares… tu sabes que en mi corazón hay dos tronos principales, uno dedicado a Juani, mi apoyo y ejemplo, y otro a ti, mi amigo siempre y mi maestro.

[1] Unos años antes, acudí con mi esposa e hija a Barcelona para que Filomena Crous, superiora general, entonces, me diera una copia de la película donde aparecen juntos unos minutos M. Aulina y M. Siurot.

[2] Mi amistad con D. Carlos Álvarez Varela surgió con motivo de la canonización de San Manuel González García, en 2016. Una tía de D. Carlos fue objeto del milagro para la canonización.

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