Cerca de 200 menores están a la espera de un hogar
La situación económica aumenta el número de pequeños en desamparo Otros 200 se encuentran acogidos en centros de la Junta de Andalucía
Cada vez son más las familias que se ofertan para acoger a niños que se encuentran en situación de desamparo. Sin embargo hacen falta bastantes más ya que las circunstancias socioeconómicas así lo están provocando. Pese a ello, la generosidad de un buen grupo de familias onubenses hace posible el milagro de que muchos niños encuentren un hogar. La alternativa al hogar es un centro de Protección de Menores. Actualmente existen 193 chavales en espera de acogimiento y 200 que sí disfrutan de esta figura legal y que están repartidos en un total de 175 familias. Esa generosidad de la sociedad onubense ha provocado que en los últimos cinco años haya descendido en un 11,29% el número de niños en centros de menores y se haya duplicado la cifra de quienes están en acogimiento, según datos de la Delegación Territorial de Asuntos Sociales.
La Asociación Alcores lleva más de una década trabajando por ofrecer a los menores, una alternativa de vida que aporte soluciones a los problemas psicosociales en los que se ven inmersos y que los sitúan al borde o en situación de desamparo.
En estrecha colaboración con el Departamento de Protección de Menores de la Delegación Territorial de Asuntos Sociales, Alcores pone en contacto a los menores con las familias dispuestas a efectuar el acogimiento lo que supone dar una extraordinaria oportunidad a muchos niños que "principalmente lo que piden es tener un papá y una mamá", comenta Olga Martínez, trabajadora social de esta asociación. Tanto Martínez, como su compañera Tania Nieto y la abogada de Alcores, Cristina Hidalgo explican que "es necesario saber en qué consiste el acogimiento" y que no se trata de un adopción. Consiste en que la que la custodia la asume la familia de acogida aunque la tutela es de la Junta de Andalucía y arranca con la idea de que esa situación de accogimiento no tendrá carácter definitivo. Uno de sus principios básicos es "que el menor no pierda el contacto con su familia biológica o de origen", subrayan las profesionales de Alcores. De hecho se fomentan los encuentros con ésta ya que el propósito final o deseado es que el menor se reincorpore a su entorno familiar originario.
Alcores trabaja con un concepto muy inclusivo de la familia en el que se integran las monoparentales y las homoparentales. A todas ellas se les hace un estudio que es más minucioso si cabe, si el niño a acoger es de corta edad. Alcores tiene un tiempo máximo de cuatro meses para dictaminar la idoneidad de la familia aspirante. Este proceso se acelera cuando el acogimiento es por trámite de urgencia. Éste está destinado a los niños de hasta 7 años y se quiere evitar su inclusión en un centro de menores. La experiencia señala que a mayor edad, más dificultades de acogimiento tienen los menores que pueden aspirar a ello, lo que puede darse hasta que los aspirantes cumplan la mayoría de edad. De hecho, el 80% de los niños que están a la espera de acogimiento tienen más de 11 años. El temor a los tradicionales problemas de los preadolescentes agravados por todo tipo de circunstancias echan para atrás a algunas familias que no se sienten capacitadas para dar el paso al acogimiento.
El de urgencia tiene una duración máxima de 9 meses "aunque lo normal es que las familias quieran repetir", apunta Olga Martínez. Por contra, el acogimiento permanente puede durar hasta la mayoría de edad. Lógicamente se tiene en cuenta la opinión del niño a la hora de ofrecerle la opción familiar elegida para su inclusión en este núcleo. La edad desde el punto de vista judicial para tener en cuenta la opinión del menor es de 12 años aunque puede ser menos si se considera que el proceso de madurez del niño es bueno, "aunque se parte de la realidad de que la mayor parte lo que quiere tener es un papá y una mamá", incide Olga Martínez.
Desde el punto de vista económico, la Junta de Andalucía procura que todas estas familias que acogen dispongan de ayudas si bien esto depende de los recursos de cada núcleo.
Por debajo de los trámites siempre necesarios, subyace la necesidad de ofrecer y recibir cariño que surge de manera espontánea en algunos núcleos familiares que están dispuestos a compartir lo que para muchos es algo normal y que para otros es todo un lujo fuera de su alcance.
No puede ser una casualidad que por cuarto año consecutivo, colaboradores de Alcores hayan recibido el Premio Andaluna que concede la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales y con el que se reconoce el buen hacer del acogimiento familiar. En esta ocasión el galardón, que fue entregado el día 20 en Cádiz, recayó en la familia compuesta por Margarita Pérez y Juan Manuel Campos, de Aljaraque.
Alcores no solo hace de intermediario del proceso de acogimiento sino que ofrece asesoramiento permanente a través de su equipo técnico.
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