Compañerismo en años de oro y plata

Huelva

El Ilustre Colegio de Abogados de Huelva reconoce a los colegiados que alcanzan 25 y 50 años

Cinco políticos en activo, dos del PSOE y tres del Partido Popular, reciben sus insignias colegiales

Panorámica del escenario con los abogados homenajeados. / Josué Correa

“Esta profesión es muy puñetera, nos peleamos todos los días pero somos compañeros. No te olvides: los clientes pasan y los compañeros se quedan”.

Esas palabras de una veterana abogada se le quedaron grabadas a Ángel Manuel González Ponce hasta el punto de recordarlas ante sus colegas de profesión, por 25 años de pertenencia al Ilustre Colegio de Abogados (ICA) de Huelva, que ayer celebraron no menos de cinco decenas de togados en un acto en la Casa Colón.

González Ponce habló en representación de todos ellos, los que recibieron insignia del colegio en plata conmemorativa. Otros dos veteranos, Alejandro Soto y José María de Prada, la recibieron en oro por 50 años de ejercicio. Y en todo momento, entre veteranos y más veteranos aún, esa nota del compañerismo estaba en el ambiente en un auditorio lleno de orgullosos familiares y también de colegas de felicidad compartida.

Decían entre ellos que están ya acostumbrados a darse “navajazos legales” en los juzgados y tomarse luego unas cañas al salir del despacho. Y el decano del Colegio, Fernando Vergel, elevaba ese gesto cotidiano a un valor a preservar, “un profundo sentido del compañerismo, que es identidad de la abogacía onubense”.

Para Vergel éste ha sido el primer acto de homenaje a colegiados que preside. Junto a él no faltó el decano honorífico, Juan José Domínguez, artífice de este encuentro anual, convertido ya en el “gran día de la abogacía onubense”. No podía faltar este “factótum de nuestro colegio” ni por sus 88 años ni por “ciertos problemillas que ha tenido, que le han dicho que es por el tabaco pero que él dice que no, que eso no tiene nada que ver”.

Y allí estuvo recogiendo cariño, reservado en un segundo plano, sin tomar la palabra pero departiendo con los homenajeados, que hubo bastantes.

Entre los especiales, por su colaboración con el ICA, la secretaria coordinadora de la Audiencia, Aurora María Valle (“los compañeros dicen que ya era hora de que se le reconociera”), y la doctora por la Universidadde Huelva Elena López Barba, sin la que “habría sido imposible el Máster de Acceso a la Abogacía”.

Y como sorpresa añadida, en clave interna –que para eso el acto era propio– los detalles a Fernando Verdugo y a Rafaela Benítez, secretarios de la entidad colegial.

Veteranía dorada

Aunque quizá el reconocimiento más entrañable fue el reservado para los dos veteranos que celebran bodas de oro de colegiación en este 2019 que termina ya. Habló José María de Prada por ambos y no pasó la oportunidad sin acabar con “una reflexión agria” convertida en mensaje con más recorrido, quizá, del esperado por la audiencia que encontró esta vez: “La escasa o inadecuada consideración que el legislador tiene con la abogacía, con la Justicia, a la que escaso presupuesto dedican en estos días en los que crece el número de abogados pero no el número de jueces en la misma proporción, sometidos estos al estrés del tiempo”.

Allí le escuchaban cinco colegas, entre los colegiados de 25 años, políticos en activo que podían tomar buena nota: los parlamentarios andaluces por el Partido Popular Manuel Andrés González y Carmen Céspedes; el diputado nacional del PSOE José Luis Ramos, la concejala socialista Esther Cumbrera, y la presidenta del Puerto de Huelva, Pilar Miranda.

A ellos sí hizo referencia directa el decano Vergel, como también a los presentes entre el público, el alcalde Gabriel Cruz y el teniente de alcalde Manuel Gómez, agradecido porque aún en el “ejercicio de la noble política” son colegiados no ejercientes a los que les agradecen el gesto “por colaborar en la distancia”. “Si vosotros os prestigiáis como parte importante de la sociedad onubense, también prestigiáis este Colegio”.

El Colegio en el centro de todo, también en el cierre reivindicativo del decano frente a “los cantos de sirena de una abogacía paralela que pretende implantar un sistema alternativo”. A todos los que portan ya la insignia plateada y dorada les toca ahora defender los valores de la institución.

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