Condenado por acosar y agredir sexualmente a dos subordinadas
El onubense, que ejercía de encargado de un supermercado en Valencia, tendrá que cumplir una pena de dos años y ocho meses de prisión
La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos años y ocho meses de prisión al coordinador de planta de un supermercado de la localidad de Moncada, de 54 años y natural de Cumbres Mayores, por acosar y agredir sexualmente a dos trabajadoras de la superficie comercial que estaban bajo su mando.
Según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Huelva Información, el tribunal considera probado que el onubense J.C.C. acosó sexualmente a una de sus empleadas en 2004. Le pidió que subiera a la sala de reuniones de la tienda y le preguntó que qué estaría dispuesta a hacer por la empresa, a lo que ella contestó que "cualquier cosa". Unos días más tarde, le recordó la conversación y "le dijo que para él su respuesta incluía tener relaciones sexuales". Entonces la mujer le dejó claro que sólo se refería al trabajo. A la jornada siguiente, J.C.C. acudió a la sección de pescadería y se acercó a la víctima "por detrás", diciéndole al oído "que lo podían pasar muy bien si ella quería". Se negó en rotundo de nuevo.
La incomodidad se acrecentaba, así que la mujer pidió al acusado que la cambiara de súper. Él aludió de nuevo a su proposición como trueque. Así que el traslado no llegó a producirse.
En 2007 el procesado ordenó el cambio de sección de su víctima a la de charcutería. Unos días más tarde, el 6 de junio, se acercó a ella para decirle que "si nadie le había pegado una hostia, contestándole ella que no", a lo que él replicó que "ella sería suya por las buenas o por las malas". El estado de nerviosismo de la mujer fue tal que intentó atiborrarse de pastillas, algo que impidió una compañera. Le dieron la baja psicológica, pero fue presionada por el acusado para que se incorporara al trabajo. Regresó, pero volvió a darse de baja al tiempo. Entonces recibió una llamada del acusado para que se presentase en la tienda. Durante esa conversación, él llegó a desnudarla parcialmente poniéndose encima de ella, yéndose luego de allí y dejándola semidesnuda en la sala. Al poco tiempo, sin aclarar los motivos, fue despedida de la empresa.
La otra víctima empezó a sufrir acoso en 2007. Lo que al principio eran piropos se transformaron pronto en obscenidades. En los primeros meses de 2008 le hizo la misma pregunta que a la primera, que qué estaría dispuesta a hacer por la empresa. Ella respondió que "todo" y él sumó las relaciones sexuales como parte del convenio. La chica se negó. J.C.C. trató de chantajearla con la posibilidad de que su hermano trabajase en el supermercado, sin éxito.
Tras ser rechazado varias veces, "dejó de ser una persona que trataba de ser amable para adoptar una actitud agresiva con ella". Sintiéndose vejada y con miedo, entró en un estado de ansiedad y se marchó sin más. En noviembre de 2008 la amenazó con pegarle un tortazo o que "cada vez que tuviese un error la llamaría a su despacho, le desabrocharía la camisa y le quitaría el sujetador, y entonces le daría pellizcos en las tetas para que tuviese un buen castigo y sintiese dolor". La trabajadora entró en "estado de ansiedad".
La última jugarreta antes de que la mujer obtuviera la baja fue achacarle la caída de las ventas en perfumería e indicarle que, "si para vender un perfume no sabía qué hacer, tenía que agacharse y chupársela al cliente". La despidieron en marzo de 2009.
El tribunal estima que el cumbreño es el autor de dos delitos de acoso sexual, por los que le impone 14 meses de cárcel, y de un delito de agresión sexual, por el que le condena a año y medio de reclusión. Además, deberá estar bajo libertad vigilada durante tres años una vez que abandone la cárcel e indemnizar, junto con la cadena de supermercado para la que trabajaba, con 75..000 euros a cada una de sus víctimas.
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